CAP 16 (PARTE
1)
Paul no podía
dormir. Si hubiera sido una persona propensa al melodrama, habría descrito su
estado de ánimo como «una noche oscura del alma». Pero Paul era de Vermont, así
que no era propenso al melodrama. Sin embargo, tras una noche de cervezas con
sus compañeros del equipo de rugby, seguía sin poder quitarse de la cabeza la
imagen del cuello marcado de ____.
Él tenía ideas
muy claras sobre cómo un hombre debía tratar a una mujer, ideas basadas sobre
todo en su experiencia directa. Sus padres no eran particularmente cariñosos,
ni dados a demostraciones de afecto en público, pero siempre se trataban con
respeto. Su madre le había enseñado a tratar a las chicas como a damas y su
padre había reforzado la idea, diciéndole que si alguna vez se enteraba de que
había tratado mal a una, tendría que responder de sus actos ante él.
Paul recordó
su primera fiesta en la Universidad Saint Michael. Se había encontrado con una
chica que volvía a su habitación con la camisa rota. La había tranquilizado y
le había pedido que le dijera el nombre de su atacante. Entonces, Paul lo fue a
buscar y lo retuvo hasta que llegó la policía. Antes, no obstante, se encargó
de darle un ligero escarmiento.
Cuando su
hermana pequeña, Heather, le contó que chicos de su clase la atormentaban con
comentarios obscenos y tirándole de la goma del sujetador, Paul los esperó a la
salida de clase y los amenazó. Heather acabó los estudios sin más percances.
Para Paul, la
violencia contra las mujeres era algo inconcebible. Se habría gastado todos sus
ahorros en un billete de avión para ir a buscar a la persona que había marcado
a ____, si hubiera sabido dónde localizarlo.
Había metido
la pata, reflexionó, con la mirada clavada en la pared de su sencillo
apartamento. Se había acercado a ella como un caballero de brillante armadura y
ella se había metido en su caparazón. Si se hubiera mostrado menos agresivo y
más receptivo, tal vez ___ habría confiado en él. Pero se había sentido
presionada y ahora iba a costar mucho más que se abriera y le contara lo que
había pasado en realidad.
«¿Debo
respetar su voluntad y mantenerme al margen? ¿O debo ayudarla incluso en contra
de su voluntad?»
Paul no sabía
qué decisión acabaría tomando, pero si algo tenía claro era que no iba a
perderla de vista. Y a ver si alguien se atrevía a atacarla mientras él
estuviera cerca.
A la mañana
siguiente, poco antes de las once, ____ apartó el brazo de Tom y se levantó de
la cama. Se puso una de las camisas blancas de él y se la abrochó frente a la
fotografía ampliada y enmarcada de Tom besándole el cuello.
Aunque esa
foto le gustaba mucho, le había extrañado encontrarla tan ampliada y expuesta
en un lugar tan prominente. Se acordó de la primera vez que había entrado en el
dormitorio, cuando vio las fotos en blanco y negro que colgaban de las paredes.
Fue la noche en que Tom le vomitó encima. Bueno, encima de ella y de su jersey
color verde botella.
Tom tenía
mucho estilo para el vestir. Habría estado elegante aunque llevara puesta sólo
una bolsa de papel. (____ se quedó unos instantes con esa imagen en la cabeza y
una sonrisa en los labios.)
Lo dejó en la
habitación, roncando suavemente, y se dirigió a la cocina. Mientras
se preparaba
el desayuno, recordó su comportamiento de la noche anterior.
«¿Qué estaba
haciendo en su despacho tan tarde un viernes por la noche?»
Sin plantearse
las consecuencias de sus actos, se encaminó hacia el despacho. La mesa estaba
casi despejada, el portátil apagado y los papeles recogidos. No pensaba
encender el ordenador ni abrir los cajones para descubrir sus secretos.
Sin embargo,
encontró algo inesperado: un pequeño marco de plata con una imagen en blanco y
negro.
«Maia.»
____ cogió el
marco y observó la imagen, maravillada de la rápida progresión de Tom.
Permaneció así, absorta, un buen rato.
—¿Has
encontrado lo que has venido a buscar?
____ se volvió
hacia la puerta, desde donde Tom la observaba apoyado en el marco. Con sólo
unos bóxers a rayas y una camiseta, tenía los brazos cruzados a la altura del
pecho.
Se quedó
mirando un poco más de lo necesario el escote y las piernas de ____, pero al
ver lo que tenía en la mano, la expresión le cambió.
—Lo siento —se
disculpó ella, dejando el marco donde lo había encontrado.
Tom se le
acercó.
—Aún no he
decidido dónde ponerlo. —Mirando la imagen, añadió—: Pero no quiero guardarlo
en un cajón.
—Por supuesto.
Es un marco precioso.
—Lo compré en
Tiffany.
____ ladeó la
cabeza.
—Sólo a ti se
te ocurre comprar un marco en Tiffany. Yo lo habría comprado en un Walmart.
—No fui a
Tiffany para eso —replicó él, mirándola fijamente.
A ella le dio
un vuelco el corazón.
—¿Y
encontraste lo que habías ido a buscar allí?
—Desde luego
—respondió él, sosteniéndole la mirada—. Hace ya tiempo.
____ parpadeó
como si estuviera sumida en una especie de niebla, hasta que Tom se inclinó
sobre ella y la besó. Fue un beso extraordinario. Le sujetó la cara con ambas
manos y unió sus labios unos instantes antes de empezar a moverse dentro de su
boca. Momentos después, ____ se había olvidado de qué la había llevado hasta el
despacho.
Tom le
acarició la lengua tiernamente con la suya mientras le retiraba el pelo de la
cara y la sujetaba por la nuca. Cuando se retiró, le dio un último beso en la
mejilla.
—Ojalá te
hubiera conocido antes. Ojalá las cosas hubieran sido distintas.
—Ahora estamos
juntos.
—Tienes razón.
Y tú estás preciosa con mi camisa —dijo él con la voz súbitamente ronca—. Había
pensado llevarte a desayunar fuera. Hay una pequeña crepería en la esquina que
creo que te podría gustar.
Cogidos de la
mano, regresaron al dormitorio para ducharse juntos y empezar el día.
Esa tarde trabajaron
en el despacho. Tom leía un artículo, mientras ____ revisaba su correo sentada
en la butaca de terciopelo rojo.
*Querida ____:
Te debo una
disculpa. Siento muchísimo haberte disgustado cuando nos encontramos ayer. No
era mi intención. Estaba preocupado por ti.
Si alguna vez
necesitas hablar con alguien, sólo tienes que llamarme.
Espero que
sigamos siendo amigos,
Paul
Posdata:
Christa ha estado preguntando por ahí por qué la profesora Picton es tu
directora de proyecto.*
Al levantar
los ojos, vio a Tom absorto en el artículo. Sin decirle nada, escribió la
respuesta:
*Hola, Paul:
Por supuesto
que seguimos siendo amigos. Lo que pasó en Selinsgrove fue bastante traumático
y estoy tratando de olvidarlo.
Debo insistir
en que mi novio me rescató, en más de un sentido.
Un día me
gustaría presentártelo. Es maravilloso.
No entiendo el
interés de Christa en mi director de proyecto. Sólo soy una estudiante de
doctorado.
Gracias por el
aviso.
Te dejaré tu
regalo de Navidad en el casillero el lunes.
Es pequeño,
pero espero que te guste.
Y gracias,
_____*
CAP 16 (PARTE
2)
Katherine
Picton llevaba una vida tranquila. Tenía una bonita casa en el barrio de
Toronto conocido como The Annex, al que podía irse andando desde la
universidad, pasaba los veranos en Italia y las Navidades, en Inglaterra.
Dedicaba casi todo el tiempo a escribir y publicar artículos y monografías
sobre Dante. En otras palabras, llevaba la vida típica de la respetable
académica solterona, aunque no era aficionada a la jardinería ni a coleccionar amantes,
ni vivía rodeada de una docena de gatos. (Por desgracia.)
A pesar de su
edad, estaba muy solicitada. Le ofrecían dar muchas conferencias y más de una
universidad había tratado de atraerla para dar clases, con promesas de salarios
desorbitados y escasa responsabilidad académica. Pero Katherine habría
preferido excavar el canal de Panamá con las uñas sufriendo al mismo tiempo de
fiebre amarilla antes que renunciar a la investigación. No quería oír hablar de
clases ni de reuniones académicas.
Y eso fue
exactamente lo que le dijo a Greg Matthews cuando éste la llamó para
comunicarle que había quedado una plaza de catedrático especializado en Dante
vacante en Harvard.
Él tardó unos
segundos en reaccionar.
—Pe... pero,
profesora Picton —titubeó, buscando argumentos para convencerla—, podríamos
arreglarlo. No tendría que dar clases. Sólo un par de conferencias al semestre,
estar en la universidad unas horas a la semana y supervisar alguna tesis
doctoral. Eso sería todo.
—No quiero
tener que trasladar todos mis libros.
—Contrataremos
a una empresa de mudanzas.
—Los mezclarán
todos y luego será imposible encontrar nada.
—Contrataremos
una empresa especializada. Una acostumbrada a hacer traslados de libros. Los
sacarán, los embalarán en orden y los dejarán aquí exactamente igual que
estaban. No tendrá que mover ni un dedo.
—Las empresas
de mudanzas no saben tratar los libros —se burló ella—. ¿Y si pierden algo?
Tengo miles de volúmenes en mi biblioteca. No volvería a recuperarlos nunca
más. ¡Algunos son irreemplazables!
—Profesora
Picton, si acepta la plaza, iré a Toronto y me ocuparé de trasladar sus libros
personalmente.
Katherine
esperó un instante, hasta que se convenció de que Greg estaba hablando en
serio. Entonces se echó a reír a carcajadas.
—Sí que está
servicial Harvard últimamente.
—Ni se lo
imagina —murmuró él, esperando haberla hecho cambiar de opinión.
—No estoy
interesada. Hay un montón de personas más jóvenes que yo a las que tendría que
estar ofreciéndoles ese puesto y no a una jubilada de sesenta y ocho años. Pero
ya que lo tengo a mano, quería hablarle de una estudiante, _____ Mitchell. Creo
que deberían admitirla en su programa de doctorado.
Y pasó diez
minutos explicándole a Greg por qué había sido un error no darle una beca completa
a ____ el año anterior. Luego insistió para que le concedieran una a partir de
septiembre. Finalmente, cuando acabó de decirle lo que tenía que hacer para ser
un buen director de estudios de posgrado (lo que, en realidad, quedaba fuera de
sus responsabilidades), le colgó el teléfono bruscamente.
Greg se quedó
mirando el aparato sin dar crédito.
Durante la
última semana de enero, ____ estaba tan contenta que en vez de caminar, le
parecía que flotaba a medio metro del suelo. Gracias a los avances médicos, su
piel volvía a estar perfecta. Le habían quitado la cicatriz y nadie sabría que
la habían marcado. Su terapia iba estupendamente, igual que su relación con Tom,
aunque, en ocasiones, éste parecía distraído y tenía que llamarlo más de una
vez.
Acababa de
tomar café con Paul y se dirigía a la biblioteca tras haber comentado con él el
inexplicable reciente buen humor de Christa, cuando recibió una llamada
telefónica que le cambiaría la vida. Era Greg Matthews ofreciéndole entrar en
el programa de doctorado en Lenguas Románicas y Literatura de Harvard, con una
generosa beca, a partir del siguiente septiembre.
Para ello
tenía que acabar de manera satisfactoria los cursos que estaba haciendo, pero
como el mismo profesor Matthews comentó, dadas sus cartas de recomendación y
las palabras elogiosas de la profesora Picton, estaba seguro de que eso no
supondría ningún obstáculo.
Aunque el
hombre parecía impaciente porque le diera una respuesta, era consciente de que
casi todos los estudiantes necesitaban unos días para pensar en su futuro, así
que le pidió que lo telefoneara al cabo de una semana.
_____ se
sorprendió de lo calmada y profesional que había sonado al teléfono. Aunque la
verdad era que apenas dijo nada. Después de colgar, le envió un mensaje a Tom,
con dedos temblorosos.
Me acaban de
llamar de Harvard. ¡Me quieren!
Depende de que
apruebe los cursos. Te quiero, ____.
Poco después,
le llegó la respuesta:
Felicidades,
cariño. En una reunión.
¿En mi casa
dentro de una hora? T.
____ sonrió y
completó su tarea en la biblioteca rápidamente, antes de dirigirse al edificio
Manulife. Estaba emocionada, pero también preocupada. Por un lado, entrar en
Harvard suponía la culminación de sus sueños tras muchos años de duro trabajo.
Pero por otro, representaba separarse de Gabriel.
Siguiendo los
consejos de la doctora Nicole, decidió mimarse un poco. Se daría un baño
caliente y pensaría en la bañera. Le dejó una nota a Tom en la mesita del
recibidor donde él siempre colocaba las llaves y se metió en el espacioso
cuarto de baño. Quince minutos más tarde, estaba medio dormida bajo el chorro
de la ducha tropical.
—Ésta sí que
es una buena bienvenida a casa —susurró Tom, abriendo la puerta de la ducha—.
Una ____ desnuda, húmeda y calentita.
—Hay sitio de
sobra para un Tom desnudo, húmedo y calentito —replicó ella, agarrándolo de la
mano.
Él sonrió.
—Ahora no.
Tenemos que celebrarlo. ¿Dónde quieres ir a cenar?
En otra época,
____ habría aceptado su sugerencia sólo para hacerlo feliz, pero ahora se
sentía más segura de sí misma.
—¿No podríamos
quedarnos en casa? Me apetece más que estemos a solas.
—Por supuesto.
Me cambio y vuelvo en seguida.
Cuando
regresó, ella ya había salido de la bañera y se había tapado con una toalla.
Él le alargó
una copa de champán para brindar por las buenas noticias.
—Tengo una
cosa para ti —le dijo, desapareciendo un momento en el dormitorio. Regresó con
una sudadera color carmesí, que levantó a la altura de los ojos de ella para
que leyera las letras—. Era mía. Me gustaría que la tuvieras tú ahora.
Le quitó la
copa de la mano y la dejó al lado de la suya, en la encimera del lavabo. Luego
tiró de la toalla hasta que ésta cayó al suelo.
Con la sudadera
puesta, ____ parecía una estudiante de alguna hermandad de Harvard que acabara
de levantarse de la cama de su novio.
—Estás
preciosa —susurró él, abrazándola y besándola con entusiasmo—. Es un logro muy
importante y sé que has trabajado mucho para conseguirlo. Estoy muy orgulloso
de ti.
____ sintió
que los ojos se le llenaban de lágrimas. Aparte de Grace, nadie le había dicho
nunca que estuviera orgulloso de ella.
—Gracias.
¿Estás seguro de que quieres desprenderte de tu sudadera?
—Claro, chica
lista.
—Todavía no he
decidido si voy a aceptar su oferta.
—¿Cómo? —Tom
dio un paso atrás para verla mejor. Tenía el cejo fruncido.
—Me acaban de
llamar. Tengo una semana para decidirme.
—¿Qué es lo
que tienes que pensar? Sería una locura rechazar esa oferta.
____ jugueteó
con sus manos. Pensaba que Tom estaría triste ante la perspectiva de tener que
separarse de ella. No había esperado una reacción tan entusiasta.
Él empezó a
recorrer el cuarto de baño a grandes zancadas.
—¿No te han
ofrecido suficiente dinero? Ya sabes que yo puedo ocuparme de los gastos. Te
compraré un piso cerca de Harvard Square, por el amor de Dios.
—No quiero ser
una mantenida.
—¿De qué estás
hablando? —preguntó, volviéndose hacia ella bruscamente.
____ enderezó
la espalda y levantó la barbilla.
—Yo quiero
pagar mis cosas.
Con un gruñido
de frustración, él le sujetó la cara entre las manos.
—_____, nunca
seremos iguales. Tú eres mucho mejor que yo.
Sus ojos
tenían un brillo especial, el brillo de la sinceridad. La besó antes de abrazarla
y decirle al oído:
—Tengo más
vicios y más dinero que tú. Me niego a compartir mis vicios, pero mi dinero es
tuyo. Tómalo.
—No lo quiero.
—Entonces deja
que te ayude a conseguir un crédito. Por favor, no malgastes esta oportunidad
por culpa del dinero. No después de todo lo que has trabajado.
—El dinero no
es el problema. Matthews me ha ofrecido una beca muy generosa, que cubrirá mis
gastos sobradamente.
Tirando del
bajo de la sudadera, ____ trató de cubrirse un poco más con ella.
—Lo que me
preocupa es saber qué será de nosotros si yo me marcho.
—¿Quieres ir?
—Sí, pero no
quiero perderte.
—¿Por qué ibas
a perderme?
____ ocultó la
cara contra su pecho.
—Las
relaciones a distancia son siempre difíciles. Y eres muy guapo. Las mujeres
harán cola para ocupar mi lugar.
Él frunció el
cejo.
—No estoy
interesado en las demás mujeres. Sólo me interesas tú. He pedido un año
sabático. Y si con eso no es suficiente, pediré una excedencia. Me irá bien
pasar un año en Harvard para acabar mi libro de una vez. Podemos mudarnos en septiembre
y ya decidiremos qué hacemos más adelante.
—No puedo
permitirlo. Tu carrera está aquí.
—Los
académicos se toman años sabáticos constantemente. Pregúntaselo a Katherine.
—¿Y si te
arrepientes y me lo echas en cara?
—Es más
probable que te arrepientas tú de estar atada a un hombre mayor, cuando
deberías estar saliendo con jóvenes de tu edad. Y encima a un hombre mayor que
es un egoísta sabelotodo que no deja de decirte lo que debes hacer en todo
momento.
____ puso los
ojos en blanco.
—El hombre que
amo no se parece en nada a la persona que has descrito. Ya no. Además, sólo nos
llevamos diez años.
Él sonrió
irónicamente.
—Gracias. No
hace falta que vivamos juntos si no quieres. Podemos ser vecinos. Aunque, si
prefieres que no te acompañe... —Tom tragó saliva y aguardó su respuesta.
Ella le echó
los brazos al cuello.
—Claro que
quiero que vengas.
—Bien —susurró
él, arrastrándola hacia el dormitorio.
Cuando ____
regresó a su apartamento al día siguiente, Tom se pasó la tarde trabajando en
su despacho. Estaba a punto de llamarla por teléfono para proponerle cenar
juntos, cuando alguien lo llamó al móvil. Al ver que era Paulina, no respondió.
Minutos más
tarde, el conserje llamó al interfono.
—¿Sí?
—Profesor Kaulitz,
hay una mujer que dice que necesita hablar con usted.
—¿Cómo se
llama?
—Paulina
Gruscheva.
Tom maldijo en
voz baja.
—Dígale que se
vaya.
El hombre bajó
el tono de voz hasta convertirlo en un susurro.
—Sí, profesor,
pero le advierto que parece muy alterada. Y está usando su nombre de manera
poco discreta.
—De acuerdo
—dijo él, apretando los dientes—. Ahora bajo.
Tom cogió las
llaves y salió del apartamento maldiciendo.
HOLA!!! BUENO, DISCULPENME POR NO HABER AGREGADO EN ESTA HISTORIA ES QUE ENSERIO, ES MUCHA LA TAREA QUE TENGO, MAS AHORITA SE ME JUNTA PORQUE COMO TRABAJO, NO PUEDO ADELANTAR MI TAREA Y TODO LO TENGO QUE HACER EN LA TARDE Y YA NO ME DA TIEMPO PERO AQUI ESTA EL CAPS ... DISCULPENME, ESTA VEZ USTEDES CUMPLIERON Y YO AHORA NO... :/ ME SIENTO BASURA :(( JAJAJA BUENO ME VOY, TENGO QUE CONTINUAR CON LA TAREA, NOS ESTAMOS LEYENDO, ADIOS :))
Woow se llevan 10 años no me esperaba eso jeje creí q seria como 7 jeje, q pasara ahora cuando (Tn) se vaya a Harvard?? me tiene muy intrigada eso xq yo se q Tom se iría con ella xq la ama pero el problema es Paulina sospecho q algo esta tramando xq x algo lo busca con tanta insistencia y aparte el secreto q Tom le esta ocultando a (Tn) no es nada normal mmm aqui hay gato encerrado, eso esta muy sospechoso y ya me muero x descubrirlo, hay tan lindo Paul se nota q sus padres lo criaron muy bien y le enseñaron buenas cosas y sobre todo a no maltratar a las mujeres eso me gusta mucho de el, y también q pasara con Paul cuando (Tn) se vaya a Harvard?? eso es otra cosa q me tiene intrigada, no te preocupes virgi igual me encanto el cap, yo también tengo varias tareas q hacer, espero el proximo cap y me dejaste muy intrigada..
ResponderBorrarCuando se entere Paul q la rayita esta con Tom pensara q fue el que le hizo el mordiscoo..
ResponderBorrarLa rayita se va a Harvad!! *.* ..
Ahora q miercoles quiere Paulinaa?? >.<..
Siguelaa Te entiendo Virgi trabajar y estudiar no es facil!! :D..Nos debes capitulos :P cuando tengas tiempo libre sube mas
Siemprr tiene que estar paulina molestando?!?!?!?!?!?!?! No la aguantoooo, y paul que cuqui por dios, que caballero hahajajahaha pero me quedo con tomi
ResponderBorrarTranquila yo esperare aquí como fiel lectora que soy hahahahaha si no tienes tiempo, no te preocupes, descansa que la salud es lo primero :)
Y siguela cuando puedas por fis hahahahaha
ResponderBorrarSubeee por favor..!! Estoy muriendoo ;)
ResponderBorrarSigueeeeee plizzz
ResponderBorrar