musica

viernes, 30 de mayo de 2014

.- EL EXTASIS DE TOM .- 12 y 13 (PARTE 1 y 2)

CAP 12
Esa noche, Tom y ____ estaban sentados en el suelo de su habitación, junto al arbolito de Navidad del hotel. Se habían puesto el pijama y ella lo había animado a mostrarle lo que le había mandado Paulina, para que no hubiera secretos entre los dos. Aunque Tom prefería no hacerlo, lo hizo por ella.
Con una mueca, sacó la ecografía de la caja y la sostuvo en la mano. Cuando ____ quiso verla, se la dio, suspirando.
—Esta imagen no puede hacerte daño. Si Rachel y Scott se enteraran, se pondrían de tu lado —dijo ella, trazando el contorno de la cabecita con un dedo—. Puedes guardarla en algún sitio privado si lo prefieres, pero no creo que deba estar escondida en una caja. Tenía nombre. Se merece ser recordada.
Tom dejó caer la cabeza entre las manos.
—¿No crees que sería morboso?
—No creo que haya nada morboso en un bebé. Maia era tu hija. Paulina te ha enviado esta imagen para castigarte, pero a mí me parece que deberías considerarla un regalo. Deberías conservarla en un lugar de honor. Eres su padre.
Él estaba demasiado emocionado para decir nada. Se levantó y recorrió la habitación, pensativo. Se apoyó en la puerta con la mirada perdida.
____ lo siguió.
—Ya tengo ganas de estrenar eso —dijo, señalando el corsé negro y los zapatos a juego, que habían dejado dentro de la caja abierta, debajo del arbolito.
—¿De verdad?
—Tendré que soltarme un discurso mientras me lo pongo para darme ánimos, pero me parece muy bonito y femenino. Y los zapatos me encantan. Gracias.
Tom se relajó un poco. Quería pedirle que se lo probara ya. Quería verla con los zapatos puestos —tal vez sentada en la encimera del lavabo, con él entre sus piernas—, pero se guardó sus deseos por el momento.
—Tengo que decirte algo. —____ le cogió la mano y entrelazó sus dedos con los suyos—. No voy a poder ponérmelo esta noche.
—Con todo lo que ha pasado, entiendo que no te apetezca.
Tom le acarició el dorso de la mano con el pulgar.
—Pasarán unos días antes de que pueda ponérmelo.
—No te preocupes, lo entiendo. —Trató de soltarle la mano.
—Intenté explicártelo anoche, pero no me dejaste acabar.
Él aguardó en tensión.
—Es que... tengo la regla.
Tom se quedó con la boca abierta, aunque en seguida la cerró y le dio un sentido abrazo.
—No era ésta la reacción que esperaba. —La voz de ____ llegaba apagada por el abrazo—. ¿Me has oído bien?
—Entonces, anoche... ¿no era que no me desearas?
Ella se separó y lo miró sorprendida.
—Aún estoy disgustada por lo que ha pasado, pero por supuesto que te deseo. Siempre que hacemos el amor me haces sentir especial. Pero ahora no quiero entrar en... quiero decir, no quiero que tú entres... Bueno, ya sabes lo que quiero decir —se interrumpió, ruborizándose.

Con un suspiro de alivio, Tom la besó en la frente.
—Tengo otros planes para ti.
La llevó de la mano hasta el espacioso cuarto de baño, deteniéndose un instante para encender el equipo de música. Las notas del tema de Sting Until llenaron la habitación.

Paulina estaba sentada en una cama desconocida, en Toronto, cubierta de sudor frío. No importaba cuántas veces la tuviera, la pesadilla no variaba nunca. Ni el vodka ni las pastillas servían para eliminar el dolor del corazón ni las lágrimas de los ojos.
Al alargar la mano hacia la botella que tenía en la mesilla de noche, tiró el reloj al suelo. Tras varios tragos y varias pastillas, la oscuridad se la llevaría a su reino y podría por fin dormir.  No encontraba consuelo. Otras mujeres podían tener otro hijo que las ayudara a superar el dolor de la pérdida del primero. Pero ella nunca volvería a tener hijos. Y el padre de su bebé perdido no la quería.
Él era el único hombre al que había amado de verdad. Lo había amado de cerca y en la distancia, pero Tom nunca había correspondido a sus sentimientos. Siempre se lo había dejado claro. Pero era demasiado noble para echarla de su vida de una patada.
La cabeza le daba vueltas mientras lloraba con la cara enterrada en la almohada, lamentando su doble pérdida.
La de Maia.
Y la de Tom.

CAP 13 (PARTE 1)
El profesor Giuseppe Pacciani no era un hombre virtuoso, pero era listo. No creyó a Christa Peterson cuando ésta le dijo que estaría encantada de verse con él para algo más que palabras. Y para asegurarse de que el encuentro acababa produciéndose de manera satisfactoria, se guardó el nombre de la fidanzata canadiense del profesor Kaulitz, prometiendo revelárselo cuando se vieran en Madrid, en febrero.
Christa, que no quería acostarse con él ni tener que esperar tanto para obtener la información, no le respondió. Cambiando de táctica, buscó otra manera de lograr su objetivo.
Era evidente que estaba celosa y que los celos eran la razón que la impulsaba a buscar el nombre de la mujer que había triunfado donde ella había fracasado (inexplicablemente), logrando el interés del profesor. Hacía tiempo que sospechaba de una morena de ojos grandes y mirada inocente, concretamente desde que el profesor Kaulitz había discutido a gritos con ella en mitad de un seminario, por culpa de una amante llamada Paulina.
Aunque también sentía una gran curiosidad por saber si los rumores que lo vinculaban con la profesora Singer y sus secretos no tan secretos eran ciertos. Cuando él le había dado dos besos a la profesora al acabar la conferencia, muchas lenguas se habían puesto en movimiento, la de Christa entre ellas.
Tal vez Giuseppe se equivocaba. Tal vez lo que Tom Kaulitz tenía no era una fidanzata, sino una amante.
Tratando de resolver ese misterio tan jugoso, Christa se puso en contacto con un antiguo amor de Florencia que escribía en el periódico La Nazione, pidiéndole cualquier tipo de información sobre la vida personal del profesor. Mientras esperaba la respuesta, se centraría en una fuente de información más cercana. En Lobby todos los secretos dejaban de serlo tarde o temprano.
La prolongada ausencia del profesor Kaulitz se remontaba a la noche en que ella había tratado de seducirlo. Por tanto, razonó, la relación con su prometida debió de empezar en esa época. Antes de entonces, él no había tenido tantos miramientos sobre con quién se enrollaba.
Tal vez ya había tenido encuentros esporádicos con su novia antes de esa fatídica noche. Era muy posible que la relación no fuera tan monógama como Christa creía y que el profesor la alternara con otras relaciones. Aunque suponía que si una de éstas fuera oficial, le habrían llegado más rumores.
(Al fin y al cabo, Toronto no dejaba de ser una ciudad pequeña en muchos aspectos.)
El camino que seguir estaba claro. Era muy probable que el profesor Kaulitz y su novia hubieran ido alguna noche a Lobby durante el semestre anterior, ya que el local era el lugar favorito de él. Sólo tenía que encontrar a alguien que trabajara allí e interrogarlo hasta obtener la información que necesitaba.
Un sábado por la noche, a última hora, Christa se dedicó a acosar al personal de Lobby, en busca del eslabón más débil. Sentada en el bar, ignoró por completo a la alta y rubia americana que tenía al lado, sin saber que ésta acababa de llegar de Harrisburg con el mismo objetivo que ella.
Christa hizo una mueca de disgusto cuando la mujer sacó su iPhone del bolso y empezó a hablar a gritos con un maître llamado Antonio.

A medida que avanzaba la noche, fue descartando candidatos. Ethan tenía novia formal, más de un barman era gay y casi todas las camareras eran mujeres. Sólo le quedaba Lucas.
Éste era un informático un poco friki (dicho sin ánimo de ofender) que ayudaba a Ethan con la seguridad del club. Tenía acceso a las grabaciones de las cámaras de seguridad y estuvo encantado de quedar con ella a una hora en que el club estaba cerrado para revisar los CD desde setiembre de 2009.
Ésa fue la razón de que Christa se encontrara un domingo por la mañana en el servicio de mujeres, con Lucas embistiendo entre sus piernas, en vez de estar en la iglesia.

Tom y ____ regresaron a Toronto el 1 de enero, bastante más tarde de lo planeado. Pasaron por el apartamento de ____ para dejar algunas cosas y coger algo de ropa. O eso al menos era lo que pensaba Tom mientras el taxi los esperaba a la puerta del edificio y él aguardaba en el frío y poco acogedor apartamento a que ella preparara su bolsa.
Pero no lo hizo.
—Ésta es mi casa, Tom. Llevo tres semanas fuera. Tengo que poner lavadoras y empezar a trabajar en la tesis. Las clases empiezan el lunes.
La expresión de él se ensombreció rápidamente.
—Sí, soy muy consciente de cuándo empiezan las clases —replicó secamente—, pero este apartamento está helado. No tienes nada de comer y no quiero dormir sin ti. Ven a casa conmigo y vuelve mañana por la mañana.
—No quiero ir a casa contigo.
—Te dije que haría cambiar los muebles del dormitorio y lo he hecho. No sólo la cama, todos los muebles son nuevos. —Haciendo una mueca, añadió—: Incluso he hecho pintar las paredes.
—No estoy preparada. —Y dándole la espalda, empezó a deshacer la maleta.
Al ver que no pensaba cambiar de opinión, él se marchó del apartamento dando un portazo.
____ suspiró.
Sabía que Tom lo intentaba, pero los secretos que había descubierto recientemente habían erosionado mucho su autoestima. Una autoestima que había empezado a recuperar en Italia.
____ era consciente de que la culpa de que tuviera tanto miedo a perderlo era del divorcio de sus padres y de la traición de Simon. Pero una cosa era saberlo y otra que dejara de afectarla. Por mucho que lo intentara, era incapaz de creer que Tom no se cansaría de ella con el tiempo.
Estaba a punto de cerrar la puerta con llave, cuando él regresó, maleta en mano.
—¿Qué quieres? —preguntó ella.
—Darte calor.
Y dejando la maleta en el suelo, se encerró en el baño. Minutos más tarde, volvió a salir, con la camisa desabrochada y fuera de los pantalones, refunfuñando algo sobre que había arreglado el jodido calefactor.
—¿Por qué has vuelto?
—Ya sabes que me cuesta dormir sin ti. De hecho, estoy tentado de vender el maldito piso y todos los muebles y comprar uno nuevo.
Negando con la cabeza, se quitó la ropa sin ceremonias.
Mientras ____ usaba el baño, él se entretuvo mirando algunas de las cosas que ella había dejado en la mesita auxiliar: el álbum con las reproducciones de Botticelli que
le había regalado por su cumpleaños, una vela grande, una caja de cerillas y las fotos que él le había hecho.
Mientras las miraba, se excitó. Ella le había dicho que quería posar para él. Deseaba que la fotografiara. Un mes atrás, eso le habría parecido imposible. Se había mostrado tan tímida, tan nerviosa...
Recordó su expresión cuando la había llevado a su casa después de aquella horrible discusión en la universidad. Pensar en sus ojos, grandes y aterrorizados, y en cómo había temblado bajo sus manos, hizo disminuir su erección. No se la merecía. Y lo sabía. Era sólo la baja autoestima de ____ la que le impedía darse a ella cuenta de la verdad.
Siguió mirando las fotos hasta llegar a una de ____ de perfil. Tom le apoyaba una mano en el hombro, mientras le retiraba el pelo del cuello con la otra para darle un suave beso.
Ella no sabía que él tenía una copia ampliada de esa foto guardada en el armario del dormitorio. No se había atrevido a colgarla antes por miedo a su reacción. Cuando volviera a casa, sería lo primero que haría.
Esa idea alimentó de nuevo su deseo. Encendió la vela y apagó la luz. Un resplandor romántico se extendió por la habitación justo cuando ____ salía del baño.
Tom se sentó en la cama, completamente desnudo. Ella, en cambio, llevaba en la mano un pijama de franela con patitos de goma estampados.
—¿Qué haces? —le preguntó él, sin disimular su disgusto.
—Me preparo para dormir.
—Ven aquí. —La atrapó con la mirada.
____ se acercó a él lentamente.
Arrebatándole el pijama de las manos, lo lanzó a la otra punta de la habitación.

CAP 13 (PARTE 2)
—No necesitas pijama. No necesitas ponerte nada.
Ella se desnudó lentamente, dejando la ropa sobre una silla plegable. Cuando se acercó a la cama, Tom la detuvo poniéndole una mano sobre la cabeza, casi como si la estuviera bendiciendo. Entonces empezó a acariciarla desde el pelo, pasando por las cejas y los pómulos, encendiendo su deseo con la intensidad de su mirada.
Había algo del antiguo profesor Kaulitz tras aquellos ojos, algo primario y sexual. Cuando ____ cerró los suyos un instante, las manos de Tom, que ya le habían bajado hasta el cuello, le sujetaron la cara.
—Abre los ojos.
Al obedecer, se asustó un poco al ver el hambre en su mirada. Era un león acosando a su presa, ansioso por alimentarse. Sabía que no quería asustarla, pero se sintió indefensa ante su propio deseo de él.
—¿Has echado de menos tocarme así? —le preguntó Tom, con un ardiente susurro.
____ respondió que sí con la voz ronca de excitación. El pecho de él se hinchó de orgullo.
Recorrió el camino desde su cara hasta sus rodillas lentamente, pero Tom parecía disfrutar de cada centímetro, deteniéndose en varios puntos. Su tacto era ligero, pero lleno de ardor. A pesar del frío de la habitación, ____ sentía calor por donde pasaban sus manos. Pero en cuanto se acordó de lo fría que estaba la habitación, se estremeció.
Tom se interrumpió inmediatamente y se echó a un lado para que se metiera en la cama, del lado de la pared. Presionó su pecho contra la espalda de ella y los cubrió a los dos con el edredón lila.
—He echado mucho de menos hacerte el amor. Era como si me faltara algo
esencial.
—Yo también te he echado de menos.
Tom sonrió aliviado.
—Me alegro mucho de oírte decir eso. Ha sido una tortura pasar una semana sin poderte tocar así.
—Ha sido una tortura pasar una semana sin que me tocaras así.
El deseo que oyó en su voz le encendió la sangre, y la abrazó con más fuerza.
—Los abrazos y los mimos también forman parte de hacer el amor.
—Nunca me habría imaginado que fuera usted un mimoso, profesor Kaulitz.
Él le mordisqueó el cuello, succionándolo muy ligeramente.
—Me he convertido en un montón de cosas desde que me aceptaste como tu amante. —Acercando la cara a su pelo, aspiró su aroma a vainilla—. A veces me pregunto si te das cuenta de lo mucho que me has hecho cambiar. Es casi milagroso.
—Yo no hago milagros. Pero te quiero.
—Y yo te quiero a ti.
Entonces, Tom permaneció inmóvil unos instantes, lo que sorprendió a ____, que había esperado que empezara a hacerle el amor inmediatamente.
—Al final no me contaste lo que pasó en el restaurante Kinfolks la víspera de Navidad —dijo él, tratando de sonar despreocupado. No quería que pensara que se lo estaba reprochando.
Con la esperanza de acabar pronto la conversación y poder pasar a otras actividades más placenteras, ____ le contó el altercado con Natalie, obviando la parte en que ésta se había burlado de sus habilidades sexuales delante de todo el mundo. Tom la tumbó de espaldas para verle la cara.
—¿Por qué no me lo contaste?
—Ya no podías hacer nada.
—Te quiero, ¡maldita sea! ¿Por qué no me lo contaste?
—Cuando entramos en casa, Paulina te estaba esperando.
Él frunció el cejo, pero se calmó.
—De acuerdo. Así que amenazaste a tu antigua compañera de habitación con llevar el tema a la prensa.
—Sí.
—¿Crees que te tomó en serio?
—Quiere salir de Selinsgrove más que nada en el mundo. Quiere ser la novia oficial de Simon y acudir a actos políticos cogida de su brazo. No hará nada que ponga en peligro sus posibilidades de conseguirlo.
—¿No ha logrado todo eso todavía?
—No. Llevan su relación en secreto por deseo de Simon. Por eso tardé tanto en darme cuenta de que se la estaba tirando.
Tom se estremeció. ____ no solía hablar así. Cuando lo hacía, era que estaba más disgustada de lo que parecía.
—Mírame —le dijo él, apoyando los brazos a cada lado de sus hombros.
Ella lo miró a los ojos y Tom le devolvió una mirada preocupada.
—Siento que Simon te hiciera daño. Y siento no haberle pegado más fuerte cuando tuve la ocasión. Pero no puedo decir que sienta que se liara con tu compañera. De no haberlo hecho, ahora no estarías conmigo.
La besó, acariciándole el cuello hasta que ella suspiró, satisfecha, en su boca.
—Eres mi hojita. Mi preciosa y triste hojita y yo quiero verte fuerte y feliz. Siento mucho las lágrimas que has derramado por mi culpa. Espero que algún día puedas perdonarme.

____ lo abrazó con fuerza y ocultó la cara en su hombro. Luego lo exploró con sus manos hasta que sus cuerpos se fundieron en uno solo. El silencio del diminuto estudio se llenó con el sonido de los apagados jadeos de ambos y con los gemidos de ____, que iban aumentando de intensidad.
Era un lenguaje sutil, el lenguaje de los amantes. Los suspiros se respondían con más suspiros o con gruñidos. La excitación de uno crecía y se alimentaba de la excitación del otro hasta que los gruñidos se convertían en gritos y, más adelante, otra vez en suspiros. El cuerpo de Tom la cubría por completo, llenándola de las sensaciones de su peso, su sudor y su piel desnuda.
Ése era el gozo que todo el mundo perseguía: sagrado y pagano a la vez. La unión de dos seres en un solo ser: una unión perfecta, sin costuras. Un retrato de amor y satisfacción profunda. Un breve vistazo de la visión beatífica.
Antes de salir de su interior, Tom le dio un último beso en la mejilla.
—¿Lo harás?
—¿El qué?
—Perdonarme por lo de Paulina. Por no habértelo contado todo y por tratarla tan mal.
—No puedo perdonarte en su nombre. Eso sólo puede hacerlo ella. —____ se mordió el labio inferior—. Ahora más que nunca tienes que asegurarte de que reciba ayuda para que pueda seguir adelante con su vida. Se lo debes.

Él quería decir algo, pero la fuerza de su bondad se lo impidió.



HOLA!!! BUENO COMO PUEDEN VER SON DOS CAPS EN UNA SOLA ACTUALIZACION ... LO SE ... AMENME :D ... NAA!! SOLO QUIERANME ... JAJAJA LA RAZON? ESTA MUY CORTO EL CAPS NUMERO 12 ENTONCES LES AGREGE EL 13 PARA QUE NO LEYERAN TAN POQITO, SE LO QUE SE SIENTE QUE LEAS UNA MISERIA ... MUY POQUITO POR ESO LES AGREGE ASI.
RESPONDO COMENTARIOS. A LA CHICA QUE TODAVIA NO ME SE SU NOMBRE (AUN, PERO ME LO APRENDERE, QUE NO SE PREOCUPE) JAJAJA NO ERES EXAGERADA .. YO HARIA Y HACIA LO MISMO QUE TU ... POR MI NO HAY PROBLEMA QUE TU SOLA ACOMPLETES LOS COMENTARIOS ... PUEDES COMENTAR LAS VECES QE QUIERAS :)) ... BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO Y YA SABEM 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGO MAÑANA EL 14 SINO ... A ESPERAR COMO LO HICE ESTA SEMANA ... Y MIREN QUE ESTUVE TENTADA A AGREGARLES PERO ME DIJE .. VIRGINIA, SI LES AGREGAS CREERAN QUE NO TIENES PALABRA Y COMO HABIA 3 COMENTARIOS SEGUIRAN ASI ... ASI QUE AGUANTA Y HASTA QUE NO VEAS 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGAS , ASI QUE ASI LO HICE .. BUENO AHORA SI ME VOY :)) ADIOS Y QUE TENGAN BONITA Y DELICIOSA NOCHE ...

martes, 27 de mayo de 2014

.- EL EXTASIS DE TOM .- 11 (PARTE 1º Y 2º (/2)

CAP 11 (PARTE 1)
Después de comer, Rachel tomó el mando y organizó a todo el mundo para que ayudaran a preparar el gran pavo de la cena. ____ habló con John por teléfono y éste le prometió que llegaría hacia las tres para el intercambio de regalos. Luego, Rachel y ella se metieron en la cocina para pelar manzanas y hacer un par de tartas.
Rachel había hecho trampas comprando la masa preparada, pero la había sacado de su envoltorio y la había guardado envuelta en papel transparente en la nevera para que nadie se diera cuenta.
—Hola, guapas —las saludó Scott con una enorme sonrisa, mientras buscaba algo en la nevera.
—¿Qué te tiene tan contento? —le preguntó su hermana, sin dejar de pelar manzanas.
—La Navidad —respondió Scott y se echó a reír cuando Rachel le sacó la lengua.
—He oído que has conocido a alguien —intervino ____.
Él se sirvió un plato de sobras, sin molestarse en responder.
Rachel estaba a punto de reprenderlo por sus malos modales, cuando sonó el teléfono. Al responder y ver que se trataba de su futura suegra, la joven desapareció en el comedor con el teléfono.
Scott se volvió entonces hacia ____, disculpándose con la mirada.
—Se llama Tammy. Pero es demasiado pronto para traerla y someterla al tercer grado de mi familia.
—Te entiendo. —Devolviéndole la sonrisa, ____ volvió a centrarse en las manzanas.
—Tiene un niño —añadió Scott bruscamente y, apoyándose en la encimera, se cruzó de brazos.
—Oh —exclamó ella, bajando el cuchillo.
—Tiene tres meses. Viven en casa de los padres de Tammy y no ha podido venir porque le da el pecho —le contó él en una voz tan baja que le costaba oírlo, sin apartar los ojos de la puerta por si entraba alguien.
—Cuando la traigas a casa, que traiga al niño también. Tu familia los recibirá con los brazos abiertos, ya lo verás.
—No estoy tan seguro. —Scott parecía muy incómodo.
—Estarán encantados de tener un bebé en casa. Rachel y yo nos pelearemos por cuidar de él.
—¿Qué pensarías si tu hijo viniera a casa con una mujer que es madre soltera? ¿Y si el niño fuera de otro hombre?
—Tus padres adoptaron a Tom. No creo que Richard tenga nada que objetar. —____ ladeó la cabeza—. A no ser que tu novia esté casada.
—¿Qué? ¡No! Su ex novio la abandonó cuando se quedó embarazada. Somos amigos desde hace unos meses. —Se pasó los dedos por el pelo hasta que casi se le quedó de punta—. Me preocupa que mi padre no lo apruebe.
Ella señaló hacia el pesebre que habían colocado bajo el árbol de Navidad, en la habitación de al lado.
—A José y María les pasó algo parecido.
Scott la miró como si se hubiera vuelto loca.
Luego, echándose a reír, acabó de prepararse un bocadillo relleno de las sobras de la comida.
—Bien visto, ____. Lo tendré en cuenta.
Esa misma tarde, la familia se reunió alrededor del árbol para intercambiar regalos. Los Clark eran una familia generosa y había montones de obsequios, algunos serios, otros de broma. ____ y su padre recibieron también su ración.
Cuando todo el mundo estaba mirando sus cosas y bebiendo ponche de huevo, Rachel lanzó un último regalo al regazo de Tom.
—Éste ha llegado para ti esta mañana.
—¿Quién lo envía? —preguntó él, sorprendido.
—No lo sé.
Entonces miró a ____ ilusionado, pero ésta negó con la cabeza.
Ansioso por resolver el misterio, empezó a romper el envoltorio. Abrió la caja blanca que había debajo y apartó varias capas de papel de seda.
Antes de que nadie pudiera ver qué había dentro, lanzó la caja a un lado y se levantó de un salto. Sin decir nada, salió por la puerta trasera y cerró de un portazo.
—¿Qué ha pasado? —la voz de Scott rompió el silencio.
Aaron, que había presenciado lo sucedido desde el pasillo, entró en el salón.
—Apuesto a que lo ha enviado su ex. Me juego lo que sea.
____ se dirigió dando traspiés hasta la cocina y siguió a Tom fuera.
—¿Tom? ¡Tom! Espera.
Estaba nevando. Los copos de nieve, grandes y pesados, empezaban a cubrir la hierba y los árboles con un manto blanco y helado. ____ se estremeció.
—¡Tom!
Pero él desapareció en el bosque sin mirar atrás.
Ella aceleró el paso. Si lo perdía de vista tendría que regresar a la casa. No podía arriesgarse a perderse en el bosque sin abrigo. Ni sin mapa.
Empezó a sentir pánico al recordar su pesadilla recurrente en la que se perdía en el bosque, sola.
—¡Tom! ¡Espérame!
Adentrándose entre los árboles, lo vio. Se había detenido junto a un pino, pero le daba la espalda.
—Vuelve a casa —le ordenó él, con la voz tan fría como los copos de nieve.
—No pienso dejarte solo.
Dio varios pasos acercándose. Al oírla, Tom se volvió. Iba vestido con traje y corbata y llevaba unos zapatos italianos que no sobrevivirían a la experiencia.
____ tropezó cuando uno de sus tacones se enganchó en una raíz, pero evitó la caída agarrándose al tronco de un árbol.
En un instante, él estaba a su lado.
—Vuelve a casa antes de que te hagas daño.
—No.
Con el pelo largo rizándosele sobre los hombros, los brazos cruzados sobre el pecho a causa del frío y la nieve empezando a cubrirle la cabeza y el vestido color ciruela, ____ parecía un ángel. Un ángel como los que uno ve en los cuentos de hadas o en las bolas de nieve de decoración. Los copos la rodeaban, saludándola como si fueran sus amigos.
Tom recordó cuando la había sorprendido en su despacho privado de la biblioteca y un montón de papeles habían volado por los aires a su alrededor.
—Preciosa.
La visión de su belleza lo distrajo momentáneamente y una nube de vapor salió de su boca al hablar.
_____ le ofreció la mano.
—Vuelve conmigo.
—Ella nunca va a dejarme en paz.
—¿Quién?
—Paulina.
—Tiene que empezar una nueva vida, pero necesita ayuda.
—¿Ayuda? ¿Quieres que la ayude después de que se arrodillara en el suelo y tratara de bajarme los pantalones?
—¿Qué has dicho?
Tom apretó los dientes y se maldijo en silencio.
—Nada.
—¡No me mientas!
—Fue el último intento de una mujer desesperada.
—¿Te negaste?
—¡Por supuesto! ¿Por quién me tomas? —Sus ojos cafeces brillaban como la madera.
—¿Te sorprendió?
—No —admitió él, tenso.
_____ apretó los puños con tanta fuerza que se clavó las uñas en las palmas.
—¿Por qué?
Tom, que no tenía ningunas ganas de responder a esa pregunta, miró a su alrededor como buscando una vía de escape.
—¿Por qué no te sorprendió? —quiso saber ella, subiendo el tono de voz.
—Porque eso es lo que hace habitualmente.
—¿Lo que hace o lo que hacía?
—¿Qué diferencia hay?
—Si tengo que explicártela es que la cosa está peor de lo que pensaba —respondió ____, entornando los ojos.
Él no quería responder. Su reticencia estaba escrita en sus ojos, en su cara, en su postura...
Sin amilanarse, ella le sostuvo la mirada.

CAP 11 (PARTE 2)
Los ojos de Tom se clavaron en un punto lejano por encima del hombro de _____ antes de volver a mirarla.
—A veces se presentaba en casa y...
Ella sintió que se le revolvía el estómago y cerró los ojos con fuerza.
—Cuando te pregunté si Paulina era tu amante, me contestaste que no.
—Nunca fue mi amante.
_____ abrió los ojos bruscamente.
—¡No me vengas con jueguecitos de palabras! Sobre todo con tus amiguitas.
Él apretó los dientes.
—No te rebajes, _____.
Ella se echó a reír sin ganas.
—Claro, si te digo la verdad me estoy rebajando. Pero tú puedes mentir tranquilamente sin que pase nada.
—Nunca te he mentido sobre Paulina.
—Oh, sí, lo hiciste. No me extraña que te enfadaras tanto cuando la llamé tu amiguita durante el seminario sobre Dante. Tenía razón. —Lo miró dolida—. ¿Estuviste con ella en tu cama? ¿En la cama que compartimos?  
Tom bajó la vista.
_____ empezó a retroceder.
—Estoy tan furiosa contigo que no sé qué decir.
—Lo siento.
—No es suficiente. —Siguió alejándose—. ¿Cuándo fue la última vez que te acostaste con ella?
Él la siguió, alargando la mano para sujetarla, por miedo a que se cayera de espaldas.
—¡No me toques! —exclamó _____, mientras tropezaba.
Tom la agarró antes de que se cayera.
—Espera un momento, por favor. Dame al menos la oportunidad de explicarme.
Cuando vio que había recuperado el equilibrio, la soltó.
—Cuando te conocí, en setiembre, entre Paulina y yo todo había terminado. No la había visto desde el mes de diciembre anterior, cuando fui a visitarla para decirle que teníamos que dejar de vernos definitivamente.
—Me hiciste creer que vuestra historia había acabado en Harvard. ¿Tienes idea del daño que me estás haciendo? ¿Tienes idea de lo idiota que me siento? Se planta en el salón de tus padres como si tuviera todo el derecho del mundo a estar allí, como si yo no fuese nadie. ¡No me extraña! Lleva años acostándose contigo.
Él movió los pies, incómodo.
—Sólo trataba de protegerte.
—Ve con cuidado, Tom. Ten mucho cuidado con lo que dices.
Él se quedó de piedra. Nunca la había oído usar ese tono de voz. De repente, la posibilidad de perderla le pareció muy real. Era una idea aterradora y empezó a hablar a toda velocidad:
—Sólo nos veíamos una o dos veces al año. Como te he dicho, cuando tú y yo nos conocimos no la veía desde el diciembre anterior. —Se pasó las manos por el pelo—. ¿Esperabas que te hiciera un inventario de cada encuentro sexual que había tenido? Ya te dije que tenía un pasado. —Sosteniéndole la mirada, le tendió la mano con cautela—. ¿Recuerdas la noche en que te hablé de Maia?
—Sí.
—Me dijiste que merecía ser perdonado. Quería creerte, pero pensé que si te decía que de vez en cuando aún me veía con Paulina, te perdería. —Se aclaró la garganta—: No quería hacerte daño.
—¿Me estás mintiendo ahora?
—No.
Ella lo miró, escéptica.
—¿La amas?
—Por supuesto que no.
Tom dio un paso hacia ella, pero ____ levantó una mano.
—¿Me estás diciendo que después de concebir una hija juntos y de acostarte con ella durante años no la quieres?
—No —respondió él, apretando los labios.
Vio que los ojos de _____ se llenaban de lágrimas y que ella se esforzaba por contenerlas. Su precioso rostro se contrajo de dolor y tristeza. Se le acercó un poco más y le puso su chaqueta sobre los hombros.
—Pillarás una pulmonía. Tienes que volver a la casa.
Agarrando la chaqueta por las solapas, _____ se la subió hasta la barbilla.
—Ella era la madre de Maia —susurró— y mira cómo la has tratado.
Tom se puso tenso.
«La madre de Maia.»
Los dos permanecieron quietos, en silencio. La nieve había dejado de caer.
—¿Cuándo pensabas contármelo?
Él dudó. El corazón le latía desbocado. No sabía lo que iba a responder hasta que hubo pronunciado las palabras.
—No pensaba hacerlo.
Ella se volvió y echó a andar en la dirección donde le parecía que estaba la casa.
—¡_____, espera! —Tom la siguió y la agarró del brazo.
—¡Te he dicho que no me toques! —Retiró el brazo, furiosa.
—Me dijiste que no querías que te contara los detalles de cómo era antes de que nos conociéramos. Dijiste que me perdonabas.
—Y lo hice.
—Sabías que me dejaba llevar por la lujuria.
—No pensaba que hasta ese punto.
Él dio un paso atrás, herido.
—Supongo que me merezco tu desprecio —dijo, con un tono de voz tan frío como la temperatura—. Debí haber sido más claro.
—¿El regalo era de Paulina?
—Sí.
—¿Qué era?
—Una ecografía —respondió Tom, abatido.

CAP 11 (PARTE 2/2)
____ inspiró hondo y el gélido aire invernal silbó al llenarle los pulmones.
—¿Por qué habrá hecho algo así?
—Ella da por hecho que nadie conoce la historia. Cree que la he mantenido en secreto tanto ante mi familia como ante ti. Ha sido su manera de vengarse.
—La utilizaste —dijo ____, cuyos dientes habían empezado a castañetear—. No me extraña que no pueda pasar página. Le has dado migajas de afecto, como si fuera un perro. ¿Y a mí también me tratarás así?
—No. Nunca. Soy consciente de que la he tratado muy mal, pero eso no le da derecho a atacarte. Tú no tienes ninguna culpa.
—Me ocultaste información.
—Es cierto. ¿Podrás perdonarme?
____ se frotó las manos en silencio.
—¿Alguna vez le has pedido a Paulina que te perdone?
Él negó con la cabeza.
—Jugaste con sus sentimientos. Sé lo que se siente. Y eso me hace sentir compasión por ella.
—Te conocí a ti primero —susurró Tom.
—Eso no es excusa para tratarla con crueldad. —____ tosió un poco. El aire helado le quemaba la garganta.
Él le apoyó una mano en el hombro.
—Por favor. Regresa a casa. Te estás enfriando.
Cuando se volvió para irse, él la detuvo, agarrándola de la mano.
—Sentí algo por ella, pero no era amor. Culpabilidad, lujuria, afecto, pero nunca fue amor.
—¿Qué vas a hacer ahora?
Tom le rodeó la cintura con un brazo y la acercó a él.
—Resistiré el impulso de reaccionar inmediatamente a su provocación y me esforzaré al máximo para compensártelo. Tú eres la única persona que me importa. Siento mucho haberte hecho daño.
—Tal vez cambies de opinión.
Tom la abrazó con más fuerza y la miró con firmeza.
—Tú eres la única persona a la que he amado.
Al ver que ____ no respondía, echó a andar con ella de regreso a casa.
—Nunca te seré infiel, te lo juro. Y respecto a lo que Paulina trató de hacer ayer... —Le apretó la cintura—. En otro tiempo tal vez me habría sentido tentado, pero eso fue antes de conocerte. Prefiero pasar el resto de mi vida bebiendo de tu amor que vaciando todos los océanos del mundo.
—Tus promesas pierden valor cuando no van acompañadas de honestidad. Te pregunté si era tu amante y te fuiste por las ramas.
Él hizo una mueca.
—Tienes razón, pero no volverá a pasar.
—Algún día te cansarás de mí. Y, cuando lo hagas, volverás a tus viejas costumbres.
Tom se detuvo y la miró de frente.
—Paulina y yo tenemos una historia en común, pero nunca hemos sido compatibles. No nos convenimos el uno al otro.
Ella le devolvió la mirada, sin creer en sus palabras.
—Eché a andar en la oscuridad buscando algo mejor, algo real. Y te encontré a ti. No pienso perderte por nada del mundo.
____ apartó la vista, mirando hacia donde creía que estaba el huerto de manzanos.
—Los hombres se cansan de todo en seguida.
—Sólo si son idiotas.
Tom la estaba mirando con el cejo fruncido y los ojos entornados de preocupación.
—¿Crees que Richard engañó a Grace alguna vez? —preguntó él.
—Por supuesto que no.
—¿Por qué no?
—Porque es un buen hombre. Y porque la amaba.
—Yo no pretendo que creas que soy un buen hombre, pero te amo, ____, y nunca te seré infiel.
Ella guardó silencio unos momentos.
—No creas que estoy tan herida por la vida que sería incapaz de negarte nada.
—Nunca lo he creído —replicó él, muy serio.
—Te lo advierto. Si vuelves a mentirme, será la última vez.
—No te mentiré. Te lo prometo.
_____ abrió los puños y respiró hondo.
—No volveré a dormir contigo en la cama que compartiste con ella.
—Cambiaré toda la habitación antes de que volvamos a Toronto. Venderé el jodido apartamento si eso es lo que quieres.
____ hizo una mueca.
—No te he pedido que vendas el apartamento.
—Perdóname —susurró Tom—. Dame una oportunidad de demostrarte que puedes confiar en mí.
Ella titubeó.

Él aprovechó su indecisión para abrazarla y ____ aceptó su abrazo a regañadientes. Permanecieron inmóviles bajo el cielo invernal, mientras oscurecía rápidamente.



HOLA!!! BUENO, COMO LEEN ... AQUI ESTA LA DUDA QUE TENIAN, LA PAULINITA ESA SE LE HINCO A TOM Y LE QUERIA HACER UNA MAMADA ... DISCULPEN LA PALABRA xD ... LO SE, DAN GANAS DE ARRANCARLE UNO A UNO LOS VELLOS PUBICOS A TOM Y A PAULINA UNO A UNO POR HACERLE DAÑO A ____. A PAULINA POR PINCHE MIERDA COCHINA Y TOM POR MENTIROSO ... ¬¬ ... BUENO AHORA CONTESTO A LOS COMENTARIOS: YA SABEN QE YO LES AGREGO A CUALQUIER HORA Y SI DE PLANO NO LO HAGO ES PORQUE ESTOY MUY CANSADA PERO HOY LES AGREGE CUANDO VI LOS 5 COMENTARIOS :)) A LA CHICA QUE COMENTO DOBLE VEZ, QUE LINDA xD ME CAES SUPER BIEN Y QUIERO DARTE LAS GRACIAS POR TOMARTE EL TIEMPO PARA LEER ESTA MARAVILLOSA HISTORIA Y COMENTAR, TUS COMENTARIOS ME ALEGRAN AL IGUAL QUE EL DE MI FIEL SEGUIDORA JENNIFER Y XIORALDYN ... LAS AMO A USTEDES TRES CHICAS, POR SER TAN DEDICADAS EN LEER xD ... A XIORALDYN, WOW , ERES VENEZOLANA :)) QUE BIEN :)) Y GRACIAS POR DECIR QUE TE GUSTO MI PAIS, SI ... MEXICO ES PRECIOSO Y CUANDO QUIERAS ESTE PAIS ES TU CASA Y TE RECIBIRA CON LOS BRAZOS ABIERTOS, BUENO, CREO QUE ES TODO ... GRACIAS POR SUS COMENTARIOS, YA SABEN, SI VEO 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGO, SI NO ... NO :)) ADIOS, ME LARGO PARA YA NO MOLESTAR CON MI ESTUPI DISCURSO xD ... LO SE, SOY UNA MAL HABLADA ... JAJAJA LO SIENTO ... ADIOS Y QUE TENGAN BONITA NOCHE Y DIA :))

lunes, 26 de mayo de 2014

.- EL EXTASIS DE TOM .- 10 (PARTE 1 y 2 (/2)

CAP 10 (PARTE 1)
La mañana de Navidad, muy temprano, Tom —ataviado con unos bóxers y las gafas— se debatía entre despertar a ____ o dejarla dormir un poco más. Podría haberse ido a la zona de estar de la suite, donde había estado jugando a ser Papá Noel, pero prefería estar con ella, aunque fuera a oscuras.
La conversación que había mantenido con Richard el día anterior lo atormentaba. Cuando su padre adoptivo le había preguntado por Paulina, él le había contado una versión resumida, haciendo hincapié en que ella era su pasado y ____ su futuro.
Richard, que era un hombre comprensivo, insistió en que Paulina fuera a terapia como condición para seguir teniendo acceso a su fondo de inversiones, pues era evidente que necesitaba ayuda.
Cuando Tom le dio la razón, Richard cambió de tema, preguntándole si estaba enamorado de ____. Cuando él respondió sin dudar, su padre sacó a colación una palabra empezada con erre: «responsabilidad».
—Estoy actuando con responsabilidad.
—_____ está estudiando. ¿Y si se queda embarazada?
La expresión de Tom se endureció.
—Eso no va a pasar.
—Eso mismo pensaba yo —replicó Richard sonriendo—. Y entonces nació Scott.
—Ya he demostrado más de una vez que soy responsable de mis actos —insistió Tom en tono glacial.
Richard se echó hacia atrás en la silla y lo miró.
—____ se parece a Grace en algunas cosas. Una de ellas es su voluntad de sacrificarse por aquellos a los que ama.
—No permitiré que sacrifique sus sueños por mí, si es eso lo que te preocupa.
Su padre volvió la vista hacia la foto de su esposa, que lo miraba desde la mesa del despacho, una mujer sonriente, de ojos amables.
—¿Cómo ha reaccionado ____ al ver a esa joven?
—Todavía no lo hemos hablado.
—Si abandonas a ____, tendrás un problema con tus hermanos y conmigo, ¿lo sabes?
Tom frunció el cejo y respondió solemne:
—No la abandonaré nunca. No podría vivir sin ella.
—¿Y por qué no se lo dices a ella?
—Porque sólo llevamos dos semanas juntos.
Richard alzó las cejas, sorprendido, pero prefirió no preguntarle sobre la ambigüedad de la expresión «estar juntos».
—Ya conoces mi opinión al respecto. Deberías casarte con ella. Si no, cualquiera que os vea pensará que lo que tenéis no es más que una aventura sexual, cuando tus intenciones son mucho más serias.
Él se ofendió.
—____ no es mi amante.
—Pero no quieres comprometerte con ella.
—Estoy comprometido con ella. No hay nadie más en mi vida.
—Pero Paulina aparece de pronto y monta una escena delante de ____ y de tu familia.
—¡No puedo evitarlo!
—¿Ah, no? —Richard frunció los labios—. Me parece que Paulina es una mujer inteligente y si estuviera convencida de que no iba a conseguir nada, te dejaría en paz.
Tom frunció el cejo, pero no se lo discutió.
—¿Por qué no te comprometes con ____? Estoy seguro de que está angustiada por el futuro. El matrimonio es un sacramento creado en buena medida para proteger a las mujeres de la explotación sexual. Si le niegas esa protección, ella no deja de ser algo muy parecido a tu amante, la llames como la llames. Viendo lo que le ha pasado a Paulina, tiene que estar preocupada.
—Las situaciones de ellas dos no tienen nada que ver.
—Pero ¿cómo puede saberlo _____? —Richard tamborileó con los dedos sobre la mesa—. El matrimonio es más que un trozo de papel. Es un misterio. De hecho, hay un texto judío que sugiere que se establece en el cielo, entre dos almas gemelas. ¿No quieres estar con ella para siempre?
—Lo que yo quiera no es importante. No voy a presionarla para que tome una decisión que le va a cambiar la vida en pleno curso académico —respondió Tom, frotándose los ojos—. Es demasiado pronto.
—Espero que no esperes hasta que sea demasiado tarde —replicó Richard, mirando a Grace con tristeza.
Con esas palabras resonando en sus oídos, Tom contemplaba dormir a su alma gemela durante la mañana de Navidad.
Como si hubiera oído sus pensamientos, ____ se desperezó, presa de una extraña angustia. Al volverse hacia Tom, rozó la seda de los bóxers.
En la oscuridad de la habitación, él parecía una gárgola: una figura gris, inmóvil, que la observaba en silencio tras las gafas. Tardó unos instantes en preguntarle:
—¿Qué estás haciendo?
—Nada. Vuélvete a dormir.
Ella frunció el cejo, preocupada.
—Pero estás sentado a oscuras, medio desnudo.
Él trató de sonreír.
—Estoy esperando a que te despiertes.
—¿Por qué?
—Para abrir los regalos. Pero aún es temprano. Duérmete.
____ se acercó a él y le buscó la mano. Tras besársela, se la llevó al corazón.
Tom sonrió y dejó la mano quieta, sintiendo sus latidos.
—Perdóname por lo de anoche —dijo, recuperando la solemnidad—. No quiero que pienses que sólo me interesa el sexo. No es verdad.
—Ya lo sé.
Él le acarició las cejas con los dedos.
—Te deseo, eso es innegable. Me cuesta mucho no tocarte, no poder estar lo más cerca posible de ti. —Su mano descendió hasta su mejilla y se quedó allí—. Pero te quiero y quiero que estés conmigo porque te apetezca, no porque te sientas obligada.
____ apoyó la cara en su mano.
—No me siento obligada. Ha habido un montón de veces en que podrías haberme presionado, como la noche que pasamos en tu cuarto, cuando me quité el top. Pero no lo hiciste. Fuiste muy paciente. Y la primera vez estuviste maravilloso. Tengo mucha suerte de que seas mi amante. —Le dirigió una sonrisa soñolienta—. ¿Por qué no te acuestas? Creo que a los dos nos vendría bien descansar.
Tom se deslizó bajo las sábanas y se acurrucó cerca de su amada. Cuando la respiración de ella se hizo más profunda, indicándole que se había dormido, le susurró promesas en italiano.
Cuando ____ se volvió a despertar, él le llevó el desayuno a la cama. Y luego no paró hasta que se levantó y lo acompañó a la sala. Estaba tan nervioso que casi daba saltos.
(De un modo muy digno, propio de un profesor universitario, por descontado, a pesar de que no se había puesto la camisa.)
Tom había cogido «prestado» del recibidor del hotel un pequeño árbol de Navidad y lo había colocado en el centro de la sala. Debajo había varios paquetes envueltos en papel brillante de diversos colores. Dos grandes calcetines con sus nombres bordados colgaban de los dos extremos del sofá.
—Feliz Navidad —le deseó Tom, besándole la frente.
Se sentía muy orgulloso de sí mismo y no podía ocultarlo.
—Es mi primer calcetín. Nunca había tenido uno —dijo ____.
Él la acompañó hasta el sofá. Cuando estuvo sentada, le colocó el calcetín en el regazo. Estaba lleno de caramelos y de braguitas con motivos navideños. Y en la punta había un lápiz de memoria que contenía las imágenes de un tango contra la pared en el Royal Ontario Museum.
—¿Por qué no te habían regalado nunca un calcetín navideño?
Ella se encogió de hombros.
—Sharon solía olvidarse de que era Navidad y a mi padre nunca se le ocurrió.
Tom negó con la cabeza. Él tampoco había tenido calcetines antes de ir a vivir con los Clark.
____ señaló un par de paquetes envueltos con papel rojo y verde.
—¿Por qué no abres primero tus regalos?
Con una sonrisa radiante, Tom se sentó junto al arbolito, con las piernas cruzadas. Eligió una caja pequeña y rompió el papel con entusiasmo.
Ella se echó a reír al ver al correcto profesor vestido sólo con ropa interior y gafas, atacando sus regalos como si fuera un niño de cuatro años.
Al abrir la caja, se quedó muy sorprendido al encontrar un par de gemelos de plata sobre un fondo de seda de color crema. Pero no eran unos gemelos cualquiera. Llevaban grabado el escudo de la ciudad de Florencia. Tom los miró boquiabierto.
—¿Te gustan?
—Me encantan, _____. Pero ¿cómo...?
—Mientras estabas en una de las reuniones, me acerqué al Ponte Vecchio a comprarlos. Pensé que quedarían bien con tus camisas. —Mirando al suelo, añadió—: Me temo que me gasté parte del dinero de la beca. En realidad, te los has regalado tú mismo.
Poniéndose de rodillas, él avanzó hasta ella y la besó agradecido.
—Ese dinero es tuyo. Te lo has ganado. Y los gemelos son perfectos. Muchas gracias.
____ sonrió al verlo allí arrodillado.
—Tienes otro regalo.
Sonriendo, Tom abrió el segundo paquete. Dentro del papel de seda, encontró una reproducción de veinte por veinticinco centímetros del cuadro de Marc Chagall, Amantes a la luz de la luna.
En la tarjeta que acompañaba la lámina, ____ había escrito unas líneas declarándole su amor y dando gracias por haberlo encontrado. También añadió otro obsequio, aún más valioso.
Me gustaría posar para ti.
Con todo mi amor,
Tu ____
Tom se había quedado sin palabras. La miró sin creérselo.
—Creo que ha llegado el momento de que cuelgues fotos nuestras en tu dormitorio. Me apetece hacer eso por ti. Si te parece bien.
Él se sentó a su lado en el sofá y la besó apasionadamente.

CAP 10 (PARTE 2)
—Gracias. El cuadro es precioso, pero tú eres mucho más preciosa que cualquier obra de arte. —Sonrió antes de añadir—: Creo que podemos inspirarnos en Chagall para la sesión fotográfica, pero tendremos que practicar antes las posturas.
Moviendo insinuante las cejas, se inclinó hacia ella y le mordió el labio inferior.
—Tú eres el regalo más grande —murmuró.
Al notar que ____ sonreía bajo su boca, alargó un brazo para hacerse con uno de los regalos que había colocado bajo el arbolito.
Le dirigió una mirada ilusionada mientras ella lo abría. Era un CD que Tom le había grabado, llamado «Loving _____».
—Es la lista que escuchábamos en Florencia.
—Gracias. Tenía pensado pedírtela. Esas canciones me traerán recuerdos muy felices.
Dentro de la funda, encontró varios vales para tratamientos de belleza en el Hotel Windsor Arms, de Toronto, algunos de los cuales tenían nombres tan exóticos como «Ducha Vichy» o «Tratamiento de vendas frías de algas marinas».
____ le dio las gracias y leyó los nombres de los tratamientos en voz alta hasta llegar al último:
He hablado con un cirujano plástico de Toronto, que ha prometido visitarte en cuanto regresemos. Por la información que le di, está convencido de que podrá hacer desaparecer la cicatriz por completo. No tendrás que preocuparte por ella nunca más,
Tom
Al ver que ____ se ponía tensa, Tom le arrebató la nota de los dedos, disculpándose con una sonrisa.
—No debí incluir esto en la caja. Lo siento.
Pero ella le agarró la mano.
—Gracias. Pensaba que iba a tener que esperar más. Es el mejor regalo que podías hacerme.
Tom soltó el aire, relajándose, y le besó la coronilla.
—Te lo mereces —le dijo, con los ojos brillantes.
Sonriendo, ____ miró por encima del hombro de él y vio que había otra caja junto al árbol.
—Hay otro regalo. ¿Es para mí?
Tom asintió.
—¿Puedo abrirlo?
—Preferiría que esperaras.
Ella frunció el cejo.
—¿Por qué? ¿Quieres que lo llevemos a casa de Richard? ¿Prefieres que lo abra delante de tu familia?
—¡No, por Dios!
Pasándose los dedos por el pelo, sonrió irónicamente.
—Perdona, es que es... bueno... bastante personal. ¿Puedes esperar hasta esta noche para abrirlo? ¿Por favor?
____ miró el regalo con curiosidad.
—A juzgar por el tamaño de la caja, no es un gatito.
—No, no lo es, aunque si quieres una mascota, te la compraré —contestó él, mirando hacia la caja que el día anterior ella había dejado junto a la puerta—. ¿Qué había en el regalo de Paul?
____ se encogió de hombros, quitándole importancia.
—Una botella de sirope de arce, que ya le di a mi padre, y un par de juguetes.
—¿Juguetes? ¿Qué clase de juguetes?
____ lo miró escandalizada.
—Juguetes infantiles, ¿qué van a ser?
—¿No te regaló ya un conejito de peluche hace unos meses? Creo que ese chico tiene una fijación con los conejitos.
«Follaángeles.»
—Dijo la sartén al cazo. Tom, tú tienes una fijación con los zapatos de tacón. ¿Cómo te atreves a criticarlo?
—Nunca he negado mi aprecio estético por el calzado femenino. Al fin y al cabo, hay zapatos que son auténticas obras de arte —añadió dignamente—. Sobre todo cuando los lleva una mujer como tú.
Ella no pudo evitar sonreír.
—Me ha regalado una vaca Holstein de peluche y unas figuritas de Dante y Beatriz.
Él la miró perplejo.
—¿Figuritas? —Sonrió con ironía—. ¿Quieres decir como soldaditos de plomo?
—Figuritas, soldaditos... ¿qué más da?
—¿Son anatómicamente completos?
—Tom, ¿no estás siendo un poco infantil?
Él le acarició la mejilla.
—Sólo me preguntaba en qué clase de acción podrían participar Dante y Beatriz. En privado, por supuesto.
—Dante debe de estar revolviéndose en su tumba.
—Podemos recrear eso enterrando la figura de Dante en el patio de atrás. Pero me gustaría quedarme con Beatriz.
____ se echó a reír.
—Eres incorregible. Gracias por los regalos. Y gracias por llevarme a Italia. Ése fue el mejor regalo de todos.
—De nada. —Sujetándole la cara entre las manos, la miró a los ojos antes de unir sus labios.
Lo que empezó como un suave beso con la boca cerrada, pronto se convirtió en un beso arrebatado, enfebrecido, con manos que agarraban y tiraban el uno del otro. ____ se puso de puntillas, frotándose contra su pecho desnudo y Tom gruñó, frustrado, y dio un paso atrás. Quitándose las gafas, se frotó los ojos.
—Me encantaría seguir con lo que estamos haciendo, pero Richard quiere que vayamos a la iglesia.
—Bien.
Volvió a ponerse las gafas.
—¿Una chica católica como tú no preferiría ir a una misa católica?
—Dios es el mismo para todos. No es la primera vez que acompaño a tu familia
a la iglesia. —____ lo miró con atención—. ¿No quieres que vaya?
—No me siento muy cómodo en las iglesias.
—¿Por qué no?
—Hace años que no voy. Siempre siento que me juzgan.
—Todos somos pecadores —dijo ella, solemne—. Si sólo fueran a la iglesia los que no pecan, los templos estarían siempre vacíos. Y no creo que los feligreses de la congregación de Richard te juzguen. Los episcopalianos son muy acogedores.
Tras darle un rápido beso en la mejilla, ____ volvió al dormitorio para arreglarse. Tom la siguió y se tumbó en la cama, observándola rebuscar entre la ropa colgada en el armario.
—¿Por qué sigues creyendo en Dios? ¿No estás enfadada con Él por todas las cosas malas que te han pasado?
Ella interrumpió lo que estaba haciendo y se volvió hacia él. Tom parecía muy infeliz.
—A todo el mundo le pasan cosas malas. ¿Por qué iba a ser yo distinta a los demás?
—Porque eres buena.
Ella se miró las manos.
—El universo no se basa en la magia. No hay unas reglas para las personas buenas y otras para las personas malas. Todo el mundo sufre en un momento u otro. Lo importante es lo que haces con tu dolor, ¿no crees?
Él la miró impasible.
—Tal vez el mundo sería un lugar mucho peor si Dios no existiera —insistió ella.
Tom maldijo en voz baja, pero no discutió.
___ se sentó a su lado en la cama.
—¿Has leído Los hermanos Karamazov?
—Es uno de mis libros favoritos.
—Entonces recordarás la conversación entre Aliosha, el cura, y su hermano Iván.
Él sonrió, divertido por el rumbo de los pensamientos de ella.
—Supongo que yo soy el rebelde librepensador y tú el muchacho religioso.
_____ no le hizo caso.
—Iván le da a Aliosha una lista de razones por las que o Dios no existe o, si existe, es un monstruo. Es una discusión muy apasionada. He pensado en ella bastantes veces.
»Recuerda que Iván acaba la discusión diciendo que rechaza la creación de Dios, este mundo. Y, sin embargo, hay algo en este mundo que encuentra sorprendentemente hermoso: las pequeñas hojas que brotan de los árboles en primavera. Le encantan, a pesar de que odia el mundo al que llegan.
»Esas pequeñas hojas no representan la fe ni la salvación. Son lo que queda de su esperanza. Mantienen a raya su desesperación demostrándole que, a pesar de la maldad que ha presenciado, en el mundo queda al menos una cosa pura y hermosa.
Cambiando de postura para mirarlo mejor, ____ le sujetó la cara entre las manos.
—Tom, ¿has encontrado tus hojitas?
La pregunta lo pilló por sorpresa. Tanto, que no pudo hacer nada más que quedarse quieto, mirando a la preciosa morena que tenía delante. En momentos como ése, recordaba qué lo había llevado a pensar que era un ángel. ____ albergaba mucha más compasión de lo que era normal encontrar en un ser humano. Al menos, según su experiencia.
—No lo sé. Nunca me lo he planteado.
—La mía era Grace. Y tú —admitió, con una tímida sonrisa—. Y, antes, aquellos voluntarios del Ejército de Salvación que fueron amables conmigo cuando mi madre no lo fue. Me dieron una razón para seguir creyendo.
—Pero ¿cómo se puede justificar el sufrimiento de los inocentes? ¿De los niños? —La voz de Tom era apenas un susurro—. ¿De los bebés?
—No sé por qué mueren los bebés. Ojalá no sucediera —respondió ____ muy seria—. Pero ¿qué me dices de nosotros, Tom? ¿Por qué permitimos que la gente trate mal a sus propios hijos? ¿Por qué no defendemos a los débiles y a los enfermos? ¿Por qué dejamos que los soldados saquen de sus casas a nuestros vecinos, les cosan una estrella en la ropa y los metan en trenes? No es Dios quien es malo. Somos nosotros.
»Todo el mundo quiere saber de dónde viene el mal y por qué puede campar a sus anchas por el mundo. ¿Por qué nadie se pregunta de dónde viene el bien? Los seres humanos tienen una gran capacidad para ser crueles. ¿Por qué existe la bondad en el mundo? ¿Por qué existen personas como Richard y Grace? Porque existe Dios, que no ha permitido que la Tierra se corrompa del todo. Si buscas, siempre encuentras pequeñas hojas. Y cuando aprendes a reconocerlas, notas su presencia a tu alrededor.
Tom cerró los ojos, disfrutando de su contacto al mismo tiempo que de sus palabras. En el fondo de su corazón sabía que acababa de escuchar una verdad muy profunda.
Por mucho que lo intentara, nunca había podido dejar de creer del todo. Ni siquiera en sus días más negros, la luz había desaparecido por completo. Había tenido la guía de Grace y, providencialmente, al morir ella, ____ había reaparecido en su vida y había seguido mostrándole el camino.
Tras darle un casto beso, ella fue a ducharse. Mientras la miraba alejarse, Tom se maravillaba de su brillantez. Era mucho más inteligente que él, ya que su intelecto poseía una originalidad creativa que él nunca tendría. Y a pesar de todo lo que le había pasado en la vida, no había perdido la fe, la esperanza ni la caridad.
«No es mi igual; es mucho mejor que yo.
»Es mi hojita.»

CAP 10 (PARTE 2/1)
Una hora más tarde, ____ y Tom se dirigieron en coche hasta la Iglesia Episcopal de Todos los Santos. Él llevaba un traje negro con camisa blanca, con los gemelos nuevos en los puños. Ella se había puesto un vestido color ciruela con falda por debajo de las rodillas y las botas negras que se había comprado en Florencia.
«Un mar de incomodidad.» Con esas palabras habría descrito Tom el ambiente general, mientras se sentaba junto a ____ al final del banco de la familia.
De todos modos, agradeció la liturgia, el orden y el modo de usar las Escrituras y la música en el servicio religioso. Durante la ceremonia, se distrajo varias veces pensando en su vida y en los distintos pasos que lo habían llevado hasta la hermosa mujer que le daba la mano.
La Navidad era la celebración del nacimiento, de un nacimiento en concreto. A su alrededor vio muchos niños y bebés. En la parte delantera de la iglesia habían colocado un pesebre. También había niños en las imágenes, en las vidrieras, y vio asimismo a una radiante mujer embarazada sentada al otro lado del pasillo.
Por un instante, Tom lamentó haberse esterilizado. No por él, no por no ser capaz de tener un hijo, sino por no poder dárselo a _____. Se imaginó tumbado en la cama, junto a ella embarazada, apoyando la mano en su vientre para notar las patadas del hijo de los dos. Se imaginó sosteniendo a ese niño en brazos, sorprendido por la gran
cantidad de pelo moreno que tenía.
Esas imágenes lo pillaron por sorpresa. Suponían un cambio muy brusco en su carácter y sus prioridades y alejaban la culpabilidad y el egoísmo que lo habían acompañado durante tantos años. Eran un giro hacia la permanencia y el compromiso con una mujer con la que quería crear una familia, con la que quería tener un hijo.
Su amor por _____ lo había cambiado de muchas maneras. No se había dado cuenta de lo profundos que eran esos cambios hasta que se sorprendió mirando a la desconocida embarazada con una mezcla de melancolía y envidia.
Ésos eran los pensamientos que ocupaban su mente mientras le daba la mano a ____. Y cuando llegó el momento de la eucaristía, Tom fue el único miembro de su familia que no se levantó para participar.
A pesar de que algo en la atmósfera de la iglesia le resultaba reconfortante, durante la homilía se sintió juzgado, como casi siempre. Las palabras del pastor solían recordarle que había malgastado buena parte de su vida, un tiempo que nunca volvería.
No había podido decirle a Grace las cosas que le habría gustado decirle antes de que muriera. No había tratado a Paulina y a _____ con el respeto que se merecían. En realidad, no había tratado con respeto a ninguna de las mujeres con las que se había involucrado.
Al recordar a Paulina, apartó la mirada de su hermosa ____ y agachó la cabeza, rezando casi sin darse cuenta; pidiendo perdón y orientación. Sentía que estaba en la cuerda floja, suspendido entre la necesidad de responsabilizarse de las indiscreciones cometidas en su etapa anterior y la de borrar a Paulina de su vida. Rezó pidiendo que ésta encontrara a alguien a quien amar, alguien que la ayudara a olvidar el pasado.
Estaba tan concentrado en sus oraciones, que no se dio cuenta de que su familia había vuelto a sentarse en el banco, ni de que ____ lo estaba agarrando del brazo. Tampoco se dio cuenta del momento en que su padre rompía a llorar en silencio, ni de cuando Rachel lo consoló, rodeándolo con el brazo y apoyando su rubia cabeza en su hombro.

«El Reino de los Cielos es como una familia —pensó ____, al ver a Rachel abrazar a su padre—. Donde el amor y el perdón sustituyen a las lágrimas y el sufrimiento.»




HOLA!!! UNA DISCULPA POR LA HORA EN LA QUE AGREGO PERO ES QUE CUANDO LLEGUE DEL TRABAJO EMPEZE A LEER UN LIBRO BUENISIMO QUE MAS ADELANTE SE LOS ADAPTARE ... JAJAJA Y LUEGO ME DORMI Y APENAS AHORITA QUE ME RELAJE UN POCO LES PUDE AGREGAR xD ENSERIO DISCULPENME, SE QUE NO LES IMPORTA PERO AQUI EN MI PAIS (MEXICO) SON LAS 12:28 PM LO SE .. ESTOY LOCA POR AGREGAR HASTA AHORA, BUENO YA SABEN, SI VEO 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGO SI NO ... NO :)) ADIOS