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jueves, 26 de junio de 2014

.- EL EXTASIS DE TOM .- 24 (PARTE 1 Y 2)

CAP 24 (PARTE 1)
—¿Qué? —casi gritó el profesor Martin al auricular del teléfono de su oficina.
En el otro extremo del campus, Meagan, la ayudante del doctor Aras, se volvió hacia la pared para repetir el mensaje en voz más alta.
—Le he dicho que al doctor Aras le gustaría hacerle unas preguntas sobre el profesor Kaulitz y _____ Mitchell. El profesor Kaulitz acaba de reconocer haber quebrantado varias normas universitarias. Puede mantenerse al habla mientras pongo la llamada en modo altavoz.
—Madre de Dios —susurró Jeremy, abriendo y cerrando la boca como un pez fuera del agua.
—¿Profesor Martin? A los miembros del comité les gustaría hablar con usted. —Meagan se volvió y miró a su jefe.
—Voy ahora mismo para allá. ¡Dígale a su jefe que no mueva un dedo hasta que yo llegue!
Colgando el teléfono de golpe, Jeremy salió de su oficina a la carrera, olvidándose de cerrar la puerta. Cruzó el Queen’s Park, deteniéndose sólo para evitar ser atropellado por el tráfico y llegó a la sala de conferencias del decanato despeinado, jadeante y muy enfadado por estar en tan baja forma física.
—¡Deténganse! —exclamó, abriendo las puertas con dramatismo, antes de apoyar las manos en las rodillas para recuperar el aliento.
—Gracias por unirse a nosotros, profesor Martin —lo saludó el doctor Aras, con ironía.
—He venido... tan rápido... como he podido... ¿Qué... está pasando?
David Aras le hizo un gesto a su ayudante para que le sirviera un vaso de agua al profesor Martin, que éste aceptó agradecido. Mientras bebía, buscó con la mirada a Tom, que estaba sentado estoicamente junto a su abogado.
El doctor Aras frunció el cejo.
—Parece que las cosas no funcionan como deberían en su departamento. El profesor Kaulitz acaba de confesar que acosó a la señorita Mitchell y que inició una relación sentimental con ella mientras era todavía su alumna. Nos gustaría saber desde cuándo está al corriente de esta situación.
—¿Perdón? —Jeremy se dejó caer pesadamente en una silla.
—Nos dijo que el profesor Kaulitz le había informado de su relación con la señorita Mitchell en algún momento de este semestre, pero que no recordaba cuándo. Me pregunto si sabía que su relación se inició el semestre pasado.
Jeremy frunció mucho el cejo.
—¿Que yo... qué?
—El profesor Kaulitz trató de ocultar su relación trasladando la supervisión del proyecto y de los trabajos de la señorita Mitchell a la profesora Katherine Picton —explicó el profesor Mwangi—. ¿Estaba usted al corriente de todo esto? ¿Desde cuándo?
La expresión de Jeremy se volvió muy seria.
—Con el debido respeto, ¿me están juzgando a mí o a Tom? Me han dicho que querían hacerme preguntas relacionadas con él y la señorita Mitchell. En ningún momento se me ha comunicado que estuviese bajo sospecha. De otro modo, habría informado a la Asociación de Profesores y habría venido acompañado por un representante del sindicato.
El profesor Mwangi se dio cuenta de que se había quedado con la boca abierta y la cerró de golpe.
—Profesor Martin, no hace falta que se ponga a la defensiva —dijo el doctor Aras, fulminando al profesor Mwangi con la mirada—. Sólo queremos saber si puede aportar algo de luz a la declaración del profesor Kaulitz. Eso es todo.
»Luego volveremos al tema de las fechas. Ahora mismo, lo que me interesa es este correo electrónico que la señorita Mitchell envió al profesor Kaulitz, en el que lo acusa de acoso y le anuncia que devolverá la beca M. P. Kaulitz. ¿Qué puede contarnos al respecto?
Jeremy miró a Tom de reojo. No tenía ni idea de qué lo había empujado a confesar. No tenía sentido. Si no hubiera abierto la boca, el comité lo habría tenido muy difícil para demostrar nada. Pero al haber hablado, había puesto su carrera a disposición de quienes lo estaban juzgando, en un acto que sólo podía describirse como un haraquiri académico. Y, además, lo había comprometido a él con su confesión, lo que no le hacía ninguna gracia.
—No tenía conocimiento de ningún acoso. Como catedrático de Estudios Italianos, me ocupo de que las normas universitarias se cumplan escrupulosamente. —Con una mirada en dirección a Meagan, añadió—: Y me gustaría que mi expediente administrativo constara en acta.
Con un gesto, el doctor Aras le indicó a su ayudante que accedía a su demanda.
—¿La señorita Mitchell ha interpuesto una demanda por acoso? —preguntó Jeremy a los miembros del comité.
Éstos negaron con la cabeza.
—¿Puedo ver ese correo?
Cuando el doctor Aras asintió, Meagan le alargó una copia.
Mientras leía, Jeremy trató de obtener alguna información del lenguaje corporal de Tom, mirándolo de reojo de vez en cuando. Pero él permanecía inmóvil, mirando al frente, abriendo y cerrando los puños. Imposible deducir qué mosca le había picado.
—Dado que la señorita Mitchell no lo denunció, supongo que es que cambió de idea. Tal vez escribió el correo en un momento de enfado y luego, al reflexionar con calma, se dio cuenta de que se había equivocado. No parece que se lo haya tenido en cuenta más adelante. —Jeremy le devolvió la copia a Meagan.
—¿Qué sabe de la beca? —preguntó la profesora Chakravartty.
Él se volvió hacia David Aras para responder.
—En su momento, informé al decano de que una organización filantrópica estadounidense, cuyo nombre no recuerdo, se había puesto en contacto con nosotros, ofreciendo una beca a una de nuestras alumnas. La fundación quería que la tuviera el alumno con mejores calificaciones de nuestro departamento. Es todo lo que recuerdo.
—¿Qué conexión hay entre el profesor Kaulitz y la beca?
—Ninguna, que yo sepa —respondió Jeremy, encogiéndose de hombros.
El profesor Mwangi unió las manos y las apoyó encima de la mesa.
—Me cuesta creerlo. Hay coincidencia de nombre, departamento y alumna. Son muchas coincidencias. Además, la señorita Mitchell parece haber llegado a la misma conclusión. ¿Por qué, si no, amenazaría al profesor con rechazarla?
Jeremy le dedicó una sonrisa melancólica.
—¿Recuerda cómo era su vida de estudiante? ¿Vivir a base de fideos y café por la falta de sueño? Los estudiantes tienen todo tipo de conductas extrañas bajo esas circunstancias. Estoy seguro de que todos nosotros hemos visto a los estudiantes hacer cosas incluso más raras.
»Les aseguro —continuó, señalando a Tom con la cabeza— que el profesor
Kaulitz no tiene ninguna relación con la beca. Yo fui quien se la asignó a la señorita Mitchell y lo hice basándome en su expediente, ya que es la alumna matriculada en el programa de cursos de doctorado con mejores calificaciones. Si quieren saber más detalles sobre la fundación que patrocina la beca, pueden hablar con Tracy, la encargada de las donaciones.
Tom hizo un esfuerzo para disimular la sorpresa. No había esperado que su jefe lo defendiera. Se removió en la silla y se pasó una mano por el pelo, esperando la respuesta de Aras.
—No será necesario —dijo éste, quitándose las gafas y mordisqueando una de las varillas, pensativo—. Como ya sabe, el profesor Kaulitz ha asumido toda la responsabilidad de su relación con la señorita Mitchell. Ha admitido que se aprovechó de su vulnerabilidad, prometiéndole que se ocuparía de todo. La aparición en escena de la profesora Picton, así como el nerviosismo de la señorita Mitchell, parecen confirmar sus afirmaciones.
»Dado que el profesor Kaulitz detentaba una posición de poder sobre ella y dado que varios testigos han afirmado que el profesor fue muy duro con la joven a principios de curso, ponemos en duda que su relación fuera consentida. —Al decir esto, se volvió hacia la profesora Chakravartty, que asintió triunfalmente—. Por consiguiente, nos inclinamos a perdonar su perjurio, ya que se cometió bajo presión y desestimamos la demanda contra ella. A menos que usted tenga alguna razón para que no lo hagamos.

CAP 24 (PARTE 2)
Tom dirigió una mirada tan amenazadora a Jeremy que éste casi se encogió.
—No, no veo ninguna razón para sancionar a la señorita Mitchell. —Incómodo, se tiró del cuello de la camisa.
—Le propondremos a la señorita Mitchell que considere presentar una demanda por acoso. Aparte de eso, teniendo en cuenta que el profesor se ha mostrado muy colaborador, no veo motivo para seguir alargando este asunto. Sin embargo, me pregunto si no debería sugerirle al rector una investigación de oficio del Departamento de Estudios Italianos. Hemos recibido una demanda de acoso de otra estudiante, la señorita Peterson. Y la señorita Mitchell ha interpuesto a su vez una demanda contra ella. Son muchos acontecimientos desafortunados para un solo semestre, profesor Martin. ¿Qué está pasando en su departamento?
Jeremy enderezó la espalda.
—Estoy tan sorprendido y disgustado como usted. Pero no puedo entrometerme en la vida privada de los miembros de mi departamento.
—No, pero esperamos que garantice un entorno seguro para sus estudiantes, especialmente para las mujeres. —El tono de la profesora Chakravartty era severo y reprobatorio.
El doctor Aras la interrumpió.
—A pesar de todo, profesor Martin, soy consciente de su reputación intachable y de la buena imagen de su departamento. Por eso me gustaría conocer su opinión sobre las consecuencias que deberían tener estas infracciones de la normativa universitaria. Le invito a que se reúna con nosotros mientras lo discutimos —añadió, haciendo un gesto con la mano para que se acercase a la mesa.
Jeremy carraspeó.
—Gracias. Pero me gustaría hablar un momento con el profesor Kaulitz primero.
—Su testimonio consta en acta. Meagan le proporcionará una copia de la transcripción.
—Dado que soy su superior directo, me gustaría hacerle mis propias preguntas. Espero que, como su catedrático que soy, no me niegue ese derecho.
El doctor Aras frunció el cejo.
—De acuerdo, tiene cinco minutos.
Agradeciéndoselo con una inclinación de cabeza, Jeremy se dirigió a la puerta, esperando a que Tom se reuniera con él.
Tom rechazó el intento de John de acompañarlo y se dirigió lentamente hasta su viejo amigo, con los hombros hundidos.
—¿Qué coño has hecho? —le preguntó Jeremy entre dientes, dando la espalda a la mesa.
—Iban a aplazar la reunión para seguir investigando en profundidad. _____ habría perdido la plaza en Harvard. Iban a sancionarla por fraude académico y perjurio.
—¿Y qué demonios crees que va a pasar ahora? ¡Pueden despedirte!
—Antes de declarar, mi abogado ha pedido indulgencia. Aras ha accedido, siempre y cuando no haya incurrido en ninguna actividad delictiva.
Jeremy se frotó la cara con las manos.
—Así que has ido y lo has soltado todo. ¿Estás mal de la cabeza? Deberías haberte quedado calladito.
—¿Y arruinar la vida de _____? ¡Nunca!
Jeremy lo miró muy serio.
—Podrían quitarte la plaza. Si te expulsan, ninguna universidad te contratará. Ya puedes despedirte de tu carrera.
Tom se mantuvo firme.
—No me importa.
—¿Ah, no? Pues a mí, sí. No pienso perder a uno de mis mejores profesores por culpa de una alumna. Con los recortes que están haciendo, no podré sustituirte. Ya es bastante grave que sólo podamos tener a un especialista en Dante. ¿Cómo iba a ofrecer un programa decente sin ninguno?
—Eso no es problema mío.
—Por supuesto que lo es —replicó Jeremy—. _____, tú y esa... esa... Christa me estáis desmontando el departamento. Incluso si me dieran permiso para buscar a alguien que ocupara tu plaza, ¿quién va a querer venir a trabajar aquí cuando se corra la voz de estas demandas?
—El doctor Aras me ha prometido absoluta confidencialidad —susurró Tom, testarudo—. Por eso he accedido a declarar.
Jeremy negó con la cabeza.
—No lo entiendes, ¿verdad? Soy tu amigo y me has hecho quedar como un idiota. Lo más probable es que me investiguen para asegurarse de qué sabía y desde cuándo. Voy a tener que presentarme ante Dios sabe cuántos comités y tribunales.
—Lo siento —se disculpó Tom secamente.
—Es lo menos que puedes hacer. Me has hecho quedar como un débil que permite que un profesor depredador campe a sus anchas acosando a sus alumnas. Tienes suerte de que sea Tara la que está en el comité y no la catedrática de Estudios Femeninos. Ésa te habría hecho colgar por las pelotas en medio del campus.
Tom enderezó la espalda.
—Les aseguraré que tú no sabías nada y asumiré las consecuencias.
Jeremy dio un paso hacia él y lo miró fijamente.
—No me vengas con esos aires de mártir. Estás perjudicando a mucha gente con esa cruzada de protección de tu conquista. No es sólo tu culo el que está en riesgo de recibir una patada. El mío también. Y si nos echan a los dos, ¿quién crees que protegerá a _____?
—Si tratan de despedirme, los demandaré.
Jeremy puso los brazos en jarras.
—Será demasiado tarde. En cuanto te despidan, las noticias llegarán a Harvard y la reputación de _____ quedará manchada. Habrás destrozado su reputación, la mía y la del resto de los profesores y alumnos del departamento. El escándalo nos salpicará a todos. —Negó con la cabeza—. ¿Cómo has podido hacernos algo así?
En silencio, Tom apretó los puños varias veces.
Tras maldecir en voz alta, Jeremy se volvió, pero antes de que se alejara, él lo agarró del brazo.
—Lo siento.
—Es demasiado tarde para disculpas.
—No había pensado en las implicaciones que tendría para ti ni para los otros. No he pensado. —Con expresión atormentada, añadió—: Por favor, Jeremy. Ayúdanos.
Su amigo lo miró sin dar crédito. El seguro profesor Kaulitz parecía desesperado y asustado. Nunca lo había visto así.
—Has causado mucho daño tratando de protegerla. Deberías haberlo negado todo.
—Pero entonces la habrían sancionado a ella, o habrían alargado la investigación.
—Podría haberse vuelto a presentar el año que viene.
—Pero la habrían rechazado. Cuanto más se alargue la investigación, más posibilidades hay de que la información se filtre y se difunda. La comunidad universitaria es pequeña. Todo se acaba sabiendo.
—Por supuesto. —Jeremy negó con la cabeza—. ¿Cómo se te ocurre tirarte a una alumna?
Tom se sulfuró y dio un amenazador paso hacia adelante.
—No me la tiré.
—No, claro. Estamos todos jodidos sólo por un capricho de David Aras.
Con las aletas de la nariz dilatadas, Tom se mordió la lengua para no responder.
Jeremy lo miró con decisión.
—Mi prioridad es el departamento, pero no quiero que nadie os perjudique ni a ti ni a _____. Demasiadas mujeres han pagado ya las consecuencias de los apetitos de sus profesores, ¿no crees?
Apretando los labios, Tom permaneció en silencio.
—Te ayudaré, pero a partir de ahora haremos las cosas a mi manera, ¿está claro? No voy a arriesgarlo todo sólo para que vuelvas a cagarla en cuanto me dé la vuelta.
Él pensó unos instantes antes de asentir.
—Pues ahora ya únicamente tengo que convencer al doctor Aras para que se conforme con sólo un trozo de tu cabellera y no exija arrancártela entera.
Sin despedirse, se dirigió hacia la mesa, donde se unió al resto del comité en sus deliberaciones.

Suspirando, Tom dejó caer la cabeza.



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4 comentarios:

  1. :O Wow no me esperaba q Tom confesara toda la verdad :S pobre Tom me imagino como se siente y todo lo hizo x defender a (Tn) se nota q la ama de verdad q lindoooo.. espero q Jeremy pueda hacer algo x ellos y mas xq es amigo de Tom, espero el proximo cap me encantooo virgii y ya veo xq dijiste q venia la parte mas triste de la historia :( seguirán juntos?? tengo esa duda bueh tendré q esperar los próximos caps a ver q pasa!!!!

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  2. Ay Tom!? Me estresa esta situacion!!

    Siguelaa.. Murro por saber q pasara!"

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  3. Holaaa, muchas gracias por subir y por confiar en mi, mira hagamos una cosa, te dejo el mio y cuando tengas tiempo me hablas, okey? Es que como estas ocupada no quiero molestar y cuando tengas un ratito me hablas, vale? Me caes super bien, (mi whatsapp es +34678288158) recuerda que soy de españa y si tardo un poquito en contestar es por culpa de la hora (8 horas mas aqui jajajaja) seguramente este durmiendo si tardo,
    Ahora mi comentario del cap:
    Es muy tierno que se eche toda la culpa pero me da penitaaa, verás cuando ______ se enteré... yo creo que se enfadara, pero es un bonito detalle, no puedo esperar a subas jajajaja me tienes en vela, entro todos los dias parezco una psicópata jajajajajajaja naaa jajajajaja
    Muchas gracias por confiar en mi y que sepas que me tienes aqui para ayudarte y escucharte en lo que necesites, aqui tienes una amiga:)
    Y ya me callo Que me esroy poniendo pesada jajajaja
    Sube cuando puedas porfisss♡

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  4. Por cierto, no tengo facebook, tengo
    twitter: @OlayaZapico
    Instagram: OlayaZapico
    Y el whatsapp que ya te lo di jajajaja
    Y ya sabes cuando tengas un rato libre hablame al wa y yo te contesto encantada jajajajaja
    Me encantaría que fueramos amiga:)

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