CAP 22
Visto en
perspectiva, que Tom se olvidara de mencionar que no iba a terapia no tenía
importancia. O eso pensó ____. Discutieron un poco al respecto, pero estaban
demasiado preocupados por los problemas con la universidad como para prestarle
más atención.
Un día de la
semana siguiente, Tom recibió una fría nota de Jeremy comunicándole que se
había entrevistado con la señora Jenkins y con Paul. Aparte de esa nota, no
tuvieron ninguna otra comunicación de la universidad.
David Aras
pasó la noche del viernes solo en el despacho de su casa, con una botella de
whisky Jameson. No era algo tan excepcional. Como responsable de Estudios de
Posgrado, a menudo se llevaba trabajo a casa. Pero esa noche se encontraba
metido en una situación tan compleja como delicada.
La demanda por
acoso sexual de la señorita Peterson había sido puesta en duda por más de un
testigo. Sin embargo, la demanda por fraude académico contra la señorita Mitchell
lo había alertado sobre un posible caso de confraternización entre ____ y el
profesor Kaulitz. El problema era que las pruebas eran contradictorias.
Según la
información que le había proporcionado el profesor Martin, Paul Norris había
pintado un retrato inmaculado de la señorita Mitchell. Mientras el whisky le
quemaba la garganta, David se preguntaba si el señor Norris vería alas en la
espalda de todas las mujeres con las que se relacionaba o si sólo tenía
debilidad por las jóvenes de Selinsgrove, Pensilvania.
(Dondequiera
que estuviera eso.)
Según el señor
Norris y la señora Jenkins, la señorita Mitchell era una joven tímida, a la que
el profesor Kaulitz tenía manía. Paul Norris afirmó que el profesor había
discutido públicamente con ella en uno de sus seminarios.
Después de la
discusión, Kaulitz le había pedido a la profesora Picton que supervisara el
proyecto de la señorita Mitchell, dado que la joven era una amiga de la familia
y podía haber conflicto.
Eso había sido
una sorpresa.
El profesor
Kaulitz no se había opuesto a la admisión de la señorita Mitchell al programa y
eso que sabía que él era el único especialista en Dante. Si el conflicto de
intereses era tan evidente, ¿por qué no se había manifestado antes en contra?
¿O por qué no se lo había comentado al profesor Martin al inicio del semestre?
Los expedientes
del profesor Kaulitz y de la señorita Mitchell no tenían sentido. Y a David no
le gustaban las cosas que no tenían sentido. (En su universo, las cosas eran
siempre lógicas y sensatas.)
Mientras le
daba vueltas a las pruebas, insertó un dispositivo USB en el ordenador. Abrió
la única carpeta que contenía y empezó a revisar el listado de correos electrónicos
del profesor Kaulitz, que el Departamento de Información y Tecnología le había
facilitado. Ajustó los parámetros para que se mostraran solamente los mensajes
enviados o recibidos a o por la señorita Mitchell, la señorita Peterson, el
señor Norris y la profesora Picton.
La búsqueda
pronto dio frutos. El primer correo enviado por el profesor Kaulitz a la
señorita Mitchell tenía fecha de octubre de 2009.
*Querida
señorita Mitchell:
Necesito
hablar con usted sobre un tema bastante urgente.
Por favor,
contácteme lo antes posible. Puede llamarme al siguiente número de móvil:
416-555-0739.
Saludos,
Prof. Tom J.
Kaulitz
Profesor
Departamento
de Estudios Italianos / Centro de Estudios Medievales
Universidad de
Toronto
El segundo
mail era la respuesta de la señorita Mitchell a ese mensaje:
*Dr. Kaulitz:
Deje de
acosarme.
Ya no quiero
nada con usted. No quiero conocerlo. Si no me deja en paz, me veré obligada a
presentar una demanda por acoso. Y eso es lo que haré si se pone en contacto
con mi padre. Inmediatamente.
Si cree que
voy a permitir que algo tan insignificante me aparte de mis estudios, está muy
equivocado. Necesito otro director de proyecto, no un billete de vuelta.
Saludos,
Señorita ___
H. Mitchell
Humilde
estudiante de máster,
que pasa de
rodillas más tiempo que cualquier puta.
Posdata:
Devolveré la beca M. P. Kaulitz la semana que viene. Felicidades, profesor
Abelardo. Nadie me ha humillado tanto como usted el domingo pasado.
El doctor Aras
enderezó la espalda y releyó los dos correos, examinando cada palabra.
Aunque tenía
una vaga idea de quién era Pedro Abelardo, lo buscó en Google para refrescarse
la memoria. Eligió una biografía que le pareció fiable y empezó a leer.
«Quod erat
demonstrandum», pensó.
CAP 23 (PARTE
1)
En su casa del centro de la
ciudad, Jeremy Martin estaba tumbado en su sofá de piel, escuchando a Beethoven
con los ojos cerrados, mientras su esposa se preparaba para acostarse. Como
catedrático de Estudios Italianos, era responsable de mucha gente, incluido el
personal docente y los alumnos. Saber que Tom había salido con una antigua
alumna le preocupaba mucho.
Sabía que la demanda de Christa
Peterson era maliciosa, pero debía ser tomada en consideración, como todas las
demandas. El hecho de que tuviera razón en que Tom y ____ estaban saliendo daba
credibilidad al resto de sus acusaciones. Tom era su amigo y colega, pero al
mantener su relación en secreto lo había puesto en una situación muy incómoda
ante David.
A lo largo de su carrera, tanto
en Estados Unidos como en Toronto, había visto a muchas jóvenes y prometedoras
alumnas convertirse en juguetes sexuales de sus profesores. Su esposa, sin ir
más lejos, había visto arruinados sus estudios de lingüística por un
profesor/amante cuando se había hartado de soportar su alcoholismo. Las heridas
de Danielle habían tardado años en cicatrizar. Aún en esos momentos se negaba a
tener nada que ver con la universidad.
A Jeremy le dolería que la
carrera de ___ tuviera el mismo final.
Pero por otro lado no podía
permitir que el profesor estrella de su facultad fuera acusado y vilipendiado
por una infracción que no había cometido. Si David Aras llevaba adelante la
investigación, Jeremy haría todo lo que estuviera en sus manos para asegurarse
de que se hiciera justicia. Y si no lo lograba, al menos se aseguraría de
proteger su departamento.
Por esa razón se horrorizó
tanto al encontrar copias de cartas dirigidas al profesor Kaulitz y a la
señorita Mitchell entre su correo, el primer jueves de marzo.
Maldiciendo entre dientes, leyó
el contenido de las cartas antes de hacer una discreta llamada a uno de sus
contactos en la oficina de David Aras. Media hora más tarde, llamaba al
profesor Kaulitz.
—¿Has mirado el buzón de tu
casa esta mañana?
Tom frunció el cejo.
—No. ¿Por qué?
—Porque he recibido copia de la
carta en la que te anuncian que la señorita Mitchell y tú estáis siendo investigados
por mantener una relación inadecuada mientras ella era tu alumna.
—Joder.
—Exacto. ¿Estás sentado?
—No.
—Pues siéntate. Acabo de hablar
con un contacto en la oficina de David Aras. _____ ha presentado una demanda
contra Christa Peterson y ésta ha respondido amenazando con demandar a la universidad
por permitir que ____ haya recibido trato de favor por acostarse contigo. La
acusación de Christa forma parte del proceso que se ha abierto sobre tu
relación con ____.
—¡Es ridículo!
—¿Lo es?
—Por supuesto que lo es. Es
totalmente absurdo.
—Me alegra oírlo, Tom, porque
la universidad se toma estos asuntos muy en
serio. La oficina del rector le ha encargado a David y a
otras dos personas que formen un comité que investigue las acusaciones. Os
citarán a ____ y a ti para que os presentéis ante ellos, juntos.
Tom soltó una maldición.
—¿Quiénes
están en el comité?
—Mi contacto
no me lo ha dicho. Lo bueno es que se trata sólo de una vista de investigación.
Según lo que recomienden los miembros del comité, la oficina del rector
decidirá si se presentan cargos o no. En caso afirmativo, ____ y tú deberéis
comparecer frente a un tribunal disciplinario. No hace falta que te explique
las consecuencias, si las cosas llegan hasta ese punto.
—¿Por qué no
me ha llamado David? Todo esto podría resolverse en diez minutos.
—Lo dudo. No
paran de llegar quejas y acusaciones y tú estás en el centro de todas.
Tom sintió que
el corazón le dejaba de latir.
—¿Crees que
seguirán llegando?
—Tengo mis
sospechas, pero no hay nada confirmado.
—¡Maldición!
—Tom se frotó los ojos bruscamente—. ¿Crees que estamos en apuros?
—Te
recomendaría que dejaras de hablar en plural y te centraras en tus problemas.
Ese plural es lo que te ha metido en esto.
—Responde a mi
pregunta, por favor.
Jeremy echó un
vistazo a las cartas que tenía delante.
—David tiene
dudas sobre la legitimidad de las calificaciones de ____, por lo que ha dejado
su nota temporalmente en el aire. Eso implica que su expediente estará
incompleto hasta que se resuelva el asunto.
—No podrá
graduarse —susurró Tom.
—Las normas de
la universidad obligan a suspender la nota definitiva hasta que las
infracciones estén resueltas.
—Así que,
dependiendo de lo que se tarde en llegar a una conclusión, no podrá ir a
Harvard.
—Si el asunto
se resuelve a su favor, se le mantendrá la nota con efectos retroactivos,
aunque mucho me temo que para entonces ya habrá perdido la plaza en Harvard. A
menos que pueda convencerlos de que esperen a la resolución del caso.
—Su admisión
está condicionada a que acabe los cursos aquí de manera satisfactoria. Puede
intentarlo, pero no creo que esté en situación de pedir nada. Si Harvard se
entera de esto, retirarán su oferta.
—En ese caso,
lo mejor será que empiece a rezar para que el asunto se resuelva cuanto antes.
Y, francamente, yo que tú haría lo mismo. Si te declaran culpable de fraude
académico, lo más probable es que pierdas la plaza.
—Joder. —Tom
dio un golpe en la mesa—. ¿Cuándo hemos de presentarnos frente al comité?
—El
veinticinco de marzo, jueves.
—Eso nos deja
menos de un mes para resolverlo todo antes de que ____ tenga que graduarse.
—Ya sabes que
los procedimientos universitarios van a paso de tortuga. —Jeremy carraspeó—.
¿No estás preocupado por ti? ¿Ni un poquito?
—No especialmente
—contestó Tom.
—Pues deberías
estarlo. Te confieso que tú eres mi principal preocupación, aunque lamentaría
ver el futuro académico de ____ amenazado.
—No permitiré que eso pase.
—Y yo no
permitiré que sacrifiquen a uno de mis mejores profesores. —Jeremy respiró
hondo—. Según la normativa que se os acusa de violar, tu responsabilidad es
mayor que la de ella. Se dice que la has evaluado siguiendo criterios que no
son los de sus méritos académicos.
—Eso es
ridículo y tienes la documentación que lo demuestra.
—No, no la
tengo —replicó Jeremy, dando unos golpecitos a los papeles que tenía delante—.
Tengo documentación, pero es incompleta. No me notificaste vuestra relación
hasta hace muy poco y ahora mi jefe no para de hacerme preguntas. ¿Te haces una
idea de la posición en la que me has puesto? Cada vez que el rector me pregunta
algo, parece que acabe de caerme del guindo y que no tenga ni idea de lo que
pasa en mi propio departamento.
Tom hizo una
profunda inspiración antes de preguntar:
—¿Qué tratas
de decirme?
—Que la has
jodido bien jodida, Tom, no hay otra manera de decirlo. No pienso poner en
peligro mi trabajo de tantos años sólo para cubrirte las espaldas.
Él no supo qué
decir.
—¿Por qué no
me dijiste que estabas saliendo con ella? —continuó Jeremy—. Fui yo quien te
contrató, por el amor de Dios.
—No pensé que
fuera asunto tuyo ni de nadie con quién me acostaba.
—No puedes
estar hablando en serio. —Jeremy maldijo entre dientes—. Conoces las normas que
regulan las relaciones con los estudiantes. Mantener tu relación con ____ en
secreto te hace parecer culpable.
—Jeremy,
¿puedo contar con tu apoyo o no? —preguntó Tom, apretando los dientes.
—Haré lo que
pueda, pero es posible que no pueda hacer mucho. En tu lugar, yo iría a hablar
con la Asociación de Profesores y haría que un representante del sindicato me
acompañara a la reunión.
—Todo esto no
es más que una caza de brujas iniciada por una alumna contrariada. Lo único que
quiere Christa Peterson es que me despidan.
—Es muy
posible, pero no te pierdas en las anécdotas de este culebrón, porque lo que es
innegable es que has violado la normativa universitaria. Y eso hace que la
administración esté mucho más receptiva a aceptar que también eres culpable de
los demás cargos. Por cierto, he recibido un correo del decano. Me pregunta por
la beca M. P. Kaulitz. Por tu bien, espero que no tengas nada que ver con esa
beca.
Tom soltó una
retahíla de improperios, pero Jeremy lo interrumpió.
—Si no tienes
abogado, amigo mío, éste sería un buen momento para contratar uno.
Mascullando
entre dientes, Tom colgó el teléfono, se dirigió al comedor y se sirvió una
copa.
Aunque Tom
notificó su situación a la Asociación de Profesores, rechazó que lo acompañaran
a la vista. Pablo opinaba que su propia presencia resultaría más intimidadora
que la de un representante sindical, aunque dejó claro que si la reunión
acababa en cargos, sería recomendable incluirlos en las negociaciones.
Le aconsejó
también usar la táctica del bloqueo y lo animó a instruir a ____ en lo que no
debía decir. En caso de que ella no colaborara, Pablo pretendía argumentar
que la joven era una estudiante impresionable y psíquicamente inestable que se
había obsesionado con Tom siendo aún una adolescente y que no había parado
hasta seducirlo.
Confiando en que su cliente le seguiría la corriente, Pablo
no se molestó en hablarlo con él.
Los consejos
de Soraya tenían mucho en común con los de Pablo. Le dijo a ___ que no dijera
nada y, en caso de que la presionaran, que culpara a Tom de todo. Soraya estaba
encantada con la idea de echarle la culpa a él. Lo pintaría como un profesor
mucho mayor que ella, con un pasado de desenfreno, que había seducido a una
alumna inocente con promesas de un futuro en común duradero y feliz. Cuando
____ replicó que quería decir la verdad, ella le dijo que era muy mala idea.
Planeaba sacar
a relucir la reputación de hombre promiscuo de Tom, así como sus roces con las
fuerzas del orden.
Al igual que
Pablo, confiaba en la colaboración de su cliente y, por lo tanto, no se molestó
en especificarle a ____ los detalles de su estrategia.
La noche antes
de la vista, ___ se despertó al oír que algo golpeaba la ventana de su
apartamento. Al principio pensó que estaba soñando, pero cuando el sonido se
repitió, saltó de la cama y descorrió la cortina. Tom estaba allí, con la nariz
pegada al cristal. Con el abrigo y la boina, hundido en la nieve hasta la
rodilla, tenía un aspecto desesperado, casi frenético.
Abrió la
ventana y se hizo a un lado. Una bocanada de aire helado entró con él en el
apartamento. Una vez dentro, cerró la ventana de golpe, corrió el seguro y
devolvió las cortinas a su posición original.
—Tom, ¿qué
estás haciend...?
Pero no pudo
acabar la pregunta, porque él la estrechó entre sus brazos. Notó el olor del
whisky cuando él la besó. Aunque sus labios estaban helados, su boca y su
lengua eran cálidos y acogedores. El ardor de sus besos, profundos y sensuales,
se extendió por la piel de ___.
CAP 23 (PARTE
2)
—¿Estás
borracho? ¿Qué ha pasado?
Él se apartó
un momento, pero sólo para quitarse el abrigo y la boina. Luego, en seguida
volvió a abrazarla, acariciándole los brazos con sus dedos helados;
desabrochándole la chaqueta del pijama y deslizando una mano en su interior
para acariciarle los pechos.
Mientras se
despojaba de la camisa, la empujó hacia atrás. ____ se quitó el pijama mientras
él se libraba del resto de la ropa. En pocos segundos estaban desnudos. Tirando
de ella, Tom la atrajo hacia sí y la abrazó, rodeándose las caderas con sus
piernas. Nunca se habían desnudado y amado con tanta urgencia.
Después caminó
con ella en brazos hasta la puerta. Le acarició el sexo con los dedos helados
mientras le atrapaba un pezón con la boca y succionaba.
____ gritó,
sorprendida por su inesperado fervor. La diferencia de temperatura de sus
cuerpos se fue igualando poco a poco. El firme torso de Tom se calentó al
entrar en contacto con sus suaves y cálidas curvas. Cuando notó que ya estaba
preparada, la embistió, clavándose en ella y gruñendo contra su cuello. Al
notarla tan cerca, se relajó un poco. No quedaba espacio entre ellos. No había
nada que los separara.
Su cópula fue
rápida y escandalosa; probablemente la conexión física más intensa que habían
tenido nunca, superando incluso al polvo contra la pared en Florencia. No
tardaron mucho en estallar de placer, con el corazón desbocado y la sangre
corriéndoles acelerada por las venas. Agarrándose con fuerza el uno al otro,
gritaron de éxtasis antes de derrumbarse, saciados, sobre la estrecha cama de
____.
Tom la estaba
aplastando, pero ella no dejaba que se moviera. Él trató de apoyar el peso en
uno de los brazos, pero no quería romper el contacto total, piel contra piel.
____ le acarició el pelo y le dijo lo mucho que lo amaba,
mientras él enterraba la nariz en su cuello, inhalando su aroma. También le
dijo que no necesitaba beber si tenía problemas, que podía hablar con ella.
Tom suspiró.
—Estoy
hablando contigo —susurró, besándole los hombros—, pero no me escuchas.
Antes de que
____ pudiera protestar, la besó. La discusión murió antes de empezar, ya que
Tom la excitó
de nuevo hasta que unieron sus cuerpos una vez más.
Al despertarse
a la mañana siguiente, el apartamento estaba en silencio. Aparte del cerrojo de
la ventana sin correr y del aroma a sexo que permanecía pegado a su cuerpo y a
las sábanas, no había ni rastro de ningún visitante nocturno.
Buscó por el
estudio, esperando encontrar una nota, un mensaje, algo. Pero no encontró nada,
ni siquiera un correo electrónico. Y una sensación de pánico la invadió.
Al día
siguiente, siguiendo las instrucciones de Soraya, ____ se dejó el pelo suelto,
lo que la hacía parecer más joven e inocente. A las once en punto de la mañana
se reunió con la abogada en el pasillo, frente a la sala de juntas.
Tom y Pablo ya
estaban allí, con las cabezas muy juntas y hablando apresuradamente en voz
baja. Los dos iban vestidos con traje oscuro y camisa blanca. Pero Tom llevaba
también una pajarita verde que resaltaba el Cafe de sus ojos.
Sus miradas se
cruzaron sólo un instante, pero bastó para que ____ se diera cuenta de que
estaba preocupado. No sonrió ni la saludó con la mano. Parecía que quisiera
mantener las distancias.
Ella se le
habría acercado, pero Soraya la sujetó y la hizo sentar en un banco, al lado de
la puerta. De repente, ésta se abrió y un joven muy corpulento y enfadado salió
al pasillo.
—¿Paul? —____
se levantó.
Él se detuvo y
la miró sorprendido.
—¿___? ¿Estás
bien? Dime que no...
Se interrumpió
bruscamente al ver a la abogada, que se había levantado y se había acercado a
su cliente. Se quedó mirando boquiabierto a ambas mujeres hasta que, entornando
los ojos y maldiciendo entre dientes, se dirigió a la escalera.
—¡Paul! —lo
llamó ____, mientras él desaparecía escaleras abajo.
—¿Lo conoces?
—Es un amigo.
—¿De verdad?
—Soraya parecía sorprendida.
—¿Por qué? ¿Os
conocéis?
—El año pasado
demandó a una de mis clientas. Durante ese caso fue cuando me gané el odio del
doctor Aras.
____ tardó
unos instantes en procesar la información. Al comprenderla, se sentó con
cuidado.
«¿Soraya fue
la abogada de la profesora Singer? ¿Dónde me he metido?»
La ayudante
del doctor Aras, Meagan, interrumpió sus pensamientos al abrir la puerta y
anunciar que los miembros del comité preferían entrevistar al profesor Kaulitz
y a la señorita Mitchell juntos.
Tras una breve
consulta con los respectivos abogados, Tom y ___ entraron en la sala seguidos
de Pablo y de Soraya. En cuanto se hubieron sentado, en lados opuestos del
pasillo, David Aras empezó a hablar. Según su costumbre, comenzó por
presentarse él y presentar luego a los otros miembros del comité, los
profesores Tara Chakravartty y Robert Mwangi.
CAP 23 (PARTE
2/1)
—La doctora Chakravartty, vicepresidenta de Diversidad.
Ésta era una
mujer pequeña y hermosa, de origen hindú y pelo largo y liso, oscuro como sus
ojos. Llevaba un traje negro y un gran pañuelo de color naranja rodeándole el
torso como si fuera un sari. Le dirigió a ____ una sonrisa tranquilizadora,
entre miradas agresivas en dirección a David Aras.
—El doctor
Mwangi, vicepresidente de Asuntos Estudiantiles.
El profesor
Mwangi era un keniata-canadiense que llevaba gafas de montura metálica y una
camisa sin chaqueta ni corbata. Era el que iba vestido de un modo más informal
de los cuatro y el que tenía un aspecto más amigable.
Cuando le
sonrió a ____, ella le devolvió la sonrisa.
El doctor Aras
prosiguió con unos cuantos comentarios introductorios.
—Señorita
Mitchell, profesor Kaulitz, se les ha notificado por carta el motivo por el que
se ha requerido su presencia. Con motivo de la investigación sobre la demanda
de conducta inadecuada, señorita Mitchell, hemos hablado con la profesora
Picton, la señorita Peterson, la señora Jenkins, el profesor Jeremy Martin y el
señor Paul Norris.
»Durante la misma,
han salido a la luz varios hechos, que han sido corroborados por más de un
testigo. —Miró a Tom, apretando los labios—. Por esa razón, la oficina del
rector ha ordenado la formación de este comité.
»Los hechos
que han salido a la luz son los siguientes: primero, que una discusión de
carácter personal tuvo lugar entre la señorita Mitchell y el profesor Kaulitz
durante el seminario del día veintiocho de octubre de dos mil nueve.
»En segundo
lugar, que el treinta y uno de octubre, la profesora Picton accedió a
supervisar el proyecto de tesis de la señorita Mitchell a petición del profesor
Kaulitz, quien posteriormente informó al profesor Martin sobre el cambio.
Argumentó que el cambio era necesario a causa de un conflicto de intereses,
concretamente que la señorita Mitchell era una amiga de la familia. Los
trámites burocráticos necesarios para llevar a cabo el cambio se realizaron en
noviembre.
»En tercer
lugar, el diez de diciembre, el profesor Kaulitz dio una conferencia pública en
Florencia, Italia, a la que acudió acompañado por la señorita Mitchell. A lo
largo de la velada, él la presentó a los asistentes como su prometida. Estos
hechos están documentados con textos y fotografías y han sido corroborados por
el profesor Giuseppe Pacciani, presente en la conferencia. —Sostuvo en alto una
hoja de papel que parecía ser una copia de un correo electrónico.
Tom fulminó el
papel con la mirada, refunfuñando entre dientes al oír el nombre de Pacciani.
El doctor Aras
miró entonces a Tom.
—¿Fue acosado
por la señorita Mitchell para que mantuviese una relación amorosa con ella?
____ casi se
cayó de la silla.
Todos los ojos
de la sala se clavaron en Tom, que se sulfuró. Su abogado empezó a susurrarle
furiosamente al oído, pero él lo apartó con un gesto de la mano.
—Rotundamente
no.
—Muy bien.
¿Mantiene actualmente una relación con la señorita Mitchell?
—Doctor Aras
—protestó Pablo—, no nos ha presentado ninguna prueba de que se haya infringido
ninguna norma académica. Lo único que nos ha ofrecido ha sido una cronología
superficial, abierta a interpretaciones, y un artículo de un periódico
sensacionalista italiano. No permitiré que presione a mi cliente.
—Si su cliente
no tiene nada que ocultar, debería responder a nuestras preguntas. ¿Cuándo empezó
su relación con su alumna, la señorita Mitchell?
Antes de que Pablo pudiera volver a protestar, la profesora
Chakravartty lo interrumpió.
—Me opongo a
este tipo de preguntas. Las relaciones entre profesores y alumnos del mismo
departamento no pueden ser admitidas. Me gustaría que mi objeción constara en
acta.
El doctor Aras
asintió en dirección a su ayudante, Meagan, que estaba tomando notas a toda
velocidad en un ordenador portátil.
—Anotado —dijo
él, tras resoplar irritado—. En seguida volveremos al tema. Pero antes,
¿profesor Kaulitz?
—Con el debido
respeto, doctor Aras, mi cliente no está obligado a responder a suposiciones y
especulaciones. Pero tal vez la señorita Mitchell quiera contestar a la
pregunta. —Tras mirar de reojo a Soraya, Pablo sonrió inocentemente.
—Muy bien.
¿Señorita Mitchell?
Soraya le
dirigió a Pablo una mirada asesina antes de volverse hacia el comité.
—Mi cliente ya
fue sometida a una experiencia de hostigamiento en la oficina del doctor Aras
cuando se la obligó a defenderse de una demanda muy seria, pero absolutamente
maliciosa, interpuesta por otra estudiante. En vista del estrés y del trauma
emocional causado, solicito que dirijan sus preguntas directamente al profesor Kaulitz.
Fue él quien propuso que la profesora Picton fuera la supervisora, es su firma
la que está en los documentos. Nosotras no tenemos nada que decir.
____ se acercó
a la abogada para protestar, pero Soraya no la escuchó.
Ella apretó
los dientes.
—Ah, el
clásico dilema del prisionero. Me pregunto si son conscientes de hacia adónde
nos lleva todo esto si persisten en su actitud. —El doctor Aras carraspeó antes
de añadir—: Si quieren, puedo ofrecerles unos minutos para que hablen con sus
abogados, pero espero que respondan a las preguntas del comité rápidamente y
con sinceridad.
»Si no
obtenemos testimonios, nos reservamos el derecho a decidir basándonos en las
pruebas que hemos podido reunir. Y a transferir el asunto a la oficina del
rector para que presente cargos. Disponen de cinco minutos. —Su voz era fría y
sin expresión.
—Dado que las
relaciones entre profesores y alumnos del mismo departamento no pueden ser
admitidas, propongo que el profesor Kaulitz salga de la sala para que podamos
entrevistar a la señorita Mitchell. —La profesora Chakravartty le dirigió a ____
una mirada comprensiva—. Está en un entorno seguro. No se tomarán represalias
contra usted por nada de lo que diga ante este comité. Si ha sido víctima de
acoso sexual, podemos ayudarla.
La actitud
amable de la mujer se transformó en repugnancia al mirar a Tom.
___ se puso en
pie de un salto.
—El profesor Kaulitz
no me acosó.
Soraya la
agarró del brazo, pero ella se soltó bruscamente. Así que la abogada se puso en
pie a su lado, esperando el momento adecuado para protestar.
Tom negó con
la cabeza, nervioso, pero ____ no lo vio.
—Mientras fui
su alumna, no estuvimos juntos y nuestra relación actual es consentida.
La sala entera
contuvo el aliento unos instantes, antes de que el silencio se rompiera por el
sonido de los bolígrafos de los miembros del comité al tomar notas.
El doctor Aras
se echó hacia atrás en la silla. No parecía sorprendido en absoluto.
Ése fue el
primer indicio de que algo había salido muy, muy mal.
____ se sentó
lentamente, sin escuchar lo que Soraya le estaba susurrando al
oído y se volvió hacia Tom. Aunque éste estaba mirando
fijamente al frente, ella sabía que notaba su mirada. Apretaba los dientes con
fuerza y tenía los brazos cruzados ante el pecho, con los ojos clavados en David
Aras, como una cobra esperando el momento de atacar.
—Gracias,
señorita Mitchell, así que la relación es de carácter amoroso. —El hombre
desvió la vista hacia Tom antes de volver a fijarla en _____—. Ya que ha sido
tan comunicativa, permítame que le haga otra pregunta. ¿Cuándo compraron los
billetes de avión para Italia?
Ella lo miró
sin comprender.
—Sin duda, los
reservaron antes del día ocho, es decir, antes de que finalizara el semestre.
Lo que implica que aceptó ir con él de viaje antes de que el profesor le
entregara su nota. Y eso puede plantear dilemas en una relación
profesor-alumna, ¿no le parece?
____ abrió la
boca para responder, pero Soraya se le adelantó.
—Con el debido
respeto, doctor Aras, está especulando.
—En realidad,
señorita Harandi, estoy haciendo una inferencia razonable de un quid pro quo
—replicó él apretando los labios—. Es más, estoy sugiriendo que su clienta ha
cometido perjurio al afirmar que no tenía ninguna relación con el profesor
durante el semestre pasado. ¿Nos tenemos que creer que su relación empezó
milagrosamente en el mismo instante en que acabó el semestre?
____ inspiró
hondo y el sonido se oyó en toda la sala. Al otro lado del pasillo, Tom
revelaba su ansiedad apretando mucho los puños, que trataba de esconder a ambos
lados del cuerpo.
El doctor Aras
empezó a hablar, pero el profesor Mwangi lo interrumpió:
—Señorita
Mitchell, me parece oportuno recordarle las penas por perjurio y por violar las
normas de no confraternización de esta universidad. —Su voz tranquila y amable
contrastaba con la impaciencia de su colega en el comité—. El perjurio puede
suponer la expulsión o sanciones severas. Y la violación de la política de no
confraternización puede poner en peligro su situación académica.
»Hasta principios
de noviembre, estuvo preparando su proyecto de tesis bajo la supervisión del
profesor Kaulitz; sólo un mes antes de su viaje a Italia. Estuvo matriculada en
su seminario hasta el final del semestre y obtuvo un sobresaliente.
»La política
de no confraternización tiene como objetivo proteger a los estudiantes para que
no sean víctimas del acoso de los profesores y evitar así posibles tratos de
favor. Si se hubiera dado de baja del seminario del profesor Kaulitz, no
estaríamos aquí, pero como siguió siendo su alumna, tenemos un problema.
CAP 23 (PARTE
2/2)
Y dicho esto,
le entregó unos papeles a Meagan, que les dio una copia a ____ y otra a Soraya.
Mientras esta última leía los documentos, ____ los contemplaba horrorizada.
Volvió a mirar a Tom, pero él no le devolvió la mirada.
—El profesor
Martin ha declarado ante este comité que no recuerda haber hablado con el profesor
Kaulitz sobre la conveniencia de que fuera la profesora Picton la que
calificara su trabajo. La oficina del registro afirma que fue el profesor Kaulitz
quien puso la nota, mediante el sistema de calificación por Internet. Como
pueden ver, tenemos copias impresas de esos documentos electrónicos.
—Doctor
Mwangi, dado que acabamos de recibir estos documentos, solicito un receso para
poder comentarlos con mi clienta. —La voz de Soraya interrumpió los pensamientos
de ____.
—Su clienta ha
cometido perjurio, así que ya no vamos a concederle ningún receso —replicó el
doctor Aras con severidad.
—No estoy de
acuerdo —lo interrumpió la profesora Chakravartty—. La
señorita Mitchell no está en disposición de juzgar si fue o
no víctima de coerción. Ciertamente, cualquier perjurio por su parte podría ser
excusado si hubiera sido víctima de acoso sexual.
—La profesora
Picton calificó mi trabajo. Ella podría aclarar este malentendido. —El tono de ____
sonó extrañamente decidido, lo que contrastaba con el temblor de su voz.
—Doctor Aras,
disculpe que lo interrumpa, pero acabo de recibir un correo electrónico de la
profesora Picton —dijo Meagan en voz baja.
Acercándose a
su jefe, le mostró la pantalla del ordenador portátil.
Él leyó el
texto rápidamente antes de indicarle que se apartara con un gesto de la mano.
—Parece que la
profesora Picton confirma su historia, señorita Mitchell.
Soraya se echó
hacia adelante en la silla.
—En ese caso,
todo aclarado. Respetuosamente, solicito que este comité concluya su
investigación y ponga fin a este asunto.
—No tenga
tanta prisa, señorita Harandi. —El profesor Mwangi miró alternativamente a Tom
y ____, sin molestarse en ocultar su curiosidad—. Si la relación es consentida,
¿por qué el profesor Kaulitz se esconde detrás de su abogado?
—No han hecho
más que presentarnos especulaciones y fantasías. ¿Por qué iba a molestarse mi
cliente en responder? —El tono de Pablo era despectivo.
—Tenemos
derecho a llegar a nuestras propias conclusiones respecto a las pruebas. No
puedo hablar por mis ilustres colegas, pero en mi opinión, su cliente y la
señorita Mitchell tuvieron una relación el semestre pasado, lo que implica que
violaron la ley de no confraternización, y que la señorita Mitchell ha cometido
perjurio.
Pablo se puso
en pie.
—Si ésa es la
postura de este comité, solicitamos la asistencia de un representante de la
Asociación de Profesores y de otro de la Asociación Canadiense de Profesores
Universitarios y les avisamos de que tomaremos todas las medidas legales
necesarias en caso de que se difame a mi cliente.
El doctor Aras
sacudió la mano.
—Siéntese. No
respondemos a las amenazas.
Esperó a que Pablo
tomara asiento antes de lanzar el bolígrafo sobre la mesa. Luego se quitó las
gafas y las dejó junto a éste.
—Dado que, al
parecer, hemos topado con un iceberg, propongo suspender esta sesión hasta
recabar más información.
Tom apretó los
dientes. Cualquier retraso era una amenaza para la entrada de ____ en Harvard.
—Creo que,
antes de concluir la sesión, deberíamos darle a la señorita Mitchell la
oportunidad de contar su historia sin la presencia en la sala del profesor Kaulitz
—insistió la profesora Chakravartty—. El profesor Kaulitz es un hombre
poderoso, señorita Mitchell. Tal vez estaba preocupada por su situación
académica y él se aprovechó de su ansiedad. Puede que ahora piense que la
relación es consentida, pero ¿siempre lo creyó así? Varios testigos han
afirmado que fue muy duro con usted en varias ocasiones.
—¡Esto es una
vergüenza! Doctor Aras, ¿va a permanecer de brazos cruzados mientras mi cliente
es difamado por uno de los miembros de su comité? Quiero que mi objeción conste
en acta, así como que pienso presentar una demanda contra la profesora
Chakravartty por conducta poco profesional. —Pablo parecía estar a punto de
sufrir una apoplejía.
—Quiero que el
profesor se quede —dijo ____ en voz baja.
—Bien. —La voz de la profesora Chakravartty se suavizó—.
Estoy segura de que esta situación es estresante y compleja, pero quiero que
sepa que este comité tiene en su poder el correo electrónico que usted le envió
al profesor Kaulitz, en el que le rogaba que dejara de acosarla. Repito que
estamos aquí para averiguar la verdad.
____ parpadeó,
pero siguió viéndolo todo borroso. Los sonidos también le llegaban como con
sordina, como si estuviera dentro del agua. Todo se ralentizó, y en especial su
mente, ante la enormidad de la revelación de la profesora Chakravartty y sintió
que un frío intenso se apoderaba de su cuerpo.
Meagan alargó
unos papeles a Pablo y a Soraya.
Pablo les echó
un vistazo rápido antes de dejarlos a un lado.
—Está
absolutamente fuera de lugar sorprendernos con documentación nueva a estas
alturas.
—No estamos en
un juicio; esto es sólo una vista de investigación. No estamos sujetos a las
mismas normas que rigen en los juicios, señor Green. Profesora Chakravartty,
puede continuar. —Y el doctor Aras se reclinó en la silla, mirando a la
profesora con interés.
—Sé que no
interpuso una demanda por acoso contra el profesor Kaulitz, pero aún está a
tiempo. Si lo desea, podemos quedarnos a solas y discutirlo.
Pablo negó con
la cabeza.
—Mi cliente
niega taxativamente cualquier acusación de acoso, ni sexual ni de otro tipo. Si
alguien debería estar siendo investigada por acoso, ésa es la señorita Christa
Peterson, instigadora de todo este enredo.
—La señorita
Peterson será investigada y se le pedirán explicaciones de sus actos, no se
preocupe. —El tono del profesor Mwangi era directo y sereno—. Señorita
Mitchell, yo también estoy muy interesado en este correo electrónico. Le dice
al profesor Kaulitz que deje de acosarla. ¿Podría explicarnos en qué contexto
hizo esa petición?
—Fue un error.
—Aunque ____ contestó en voz baja, su respuesta llegó a todos los rincones de
la sala.
—¿Un error?
—repitió la profesora Chakravartty.
—Tuvimos un
malentendido. No debí usar la palabra «acoso». Estaba enfadada, no lo decía en
serio.
Soraya le
habló al oído, pero ella se apartó y empezó a retorcerse las manos.
—No hubo
acoso, por eso no presenté ninguna demanda.
La profesora
Chakravartty la miró con escepticismo antes de volverse hacia el doctor Aras.
—Creo que
sería conveniente aplazar la vista. Tengo un montón de preguntas que me
gustaría que respondieran los demás testigos. Y también me gustaría interrogar
a la señorita Mitchell en un entorno menos hostil —añadió, fulminando al
profesor Kaulitz con la mirada.
—La señorita
Mitchell ha negado la alegación y no presentó ninguna demanda contra mi
cliente. Según el párrafo diez de la normativa universitaria sobre acoso
sexual, no se la puede obligar a presentarla. ¿Podemos pasar a otro tema? —protestó
Pablo.
—No necesito
que me diga cómo llevar esta reunión, señor Green —le espetó el doctor Aras—.
Le dedicaremos el tiempo que consideremos necesario.
A
continuación, les hizo un gesto al resto de los miembros del comité para que se
acercaran. Hablaron en susurros durante unos instantes. La sola mención de un
retraso hizo que el corazón de ____ se acelerara. Miró asustada a Tom, que
parecía muy sofocado.
Poco después, el doctor Aras volvió a ponerse las gafas y
miró a su alrededor.
—Siguiendo la
sugerencia de la profesora Chakravartty, se suspende esta vista. Le doy las
gracias por su colaboración, señorita Mitchell. Usted, profesor Kaulitz, no nos
ha dicho nada. Su falta de cooperación no nos deja otra opción que volver a
interrogar a todos los testigos. Particularmente, tengo mucho interés en hablar
con el catedrático de su departamento, el profesor Martin.
»Si la
relación entre la señorita Mitchell y usted es consentida, ambos pueden haber
violado la ley de no confraternización. Y en cuanto a usted, señorita Mitchell,
puede haber cometido perjurio respecto a la fecha de inicio de la relación. Por
otro lado, el correo electrónico que le envió al profesor se contradice con el
resto de sus afirmaciones. Y no me olvido de la mención de la beca M. P. Kaulitz
que cita en ese mismo correo.
»No voy a permitir
presiones para resolver este asunto antes de tenerlo todo muy claro, así que se
suspende momentáneamente la vista hasta haber recabado nueva información. Este
retraso puede ser de varias semanas, dependerá de la colaboración que recibamos
de su parte. Por supuesto, si prefieren que no haya retraso, pueden responder a
nuestras preguntas —concluyó, mirando con severidad a Pablo y a Tom.
___ vio como Tom
cerraba los ojos y murmuraba algo antes de ponerse en pie.
—Ya basta.
Seis pares de
ojos se volvieron hacia el profesor de aspecto enfadado que estaba fulminando a
los miembros del comité con la mirada.
—No hay
necesidad de retrasar nada. Colaboraré —declaró, con la mandíbula apretada y
los ojos brillantes.
A ____ se le
cayó el alma a los pies.
—Parece que
por fin hemos captado su atención, profesor Kaulitz, y hemos logrado que salga
de detrás de su abogado —comentó el profesor Mwangi con sarcasmo.
—Ese
comentario no es digno de usted —replicó Tom con gesto despectivo.
—¿Está dispuesto
a responder a las preguntas de este comité? —el doctor Aras interrumpió el
duelo de miradas de ambos profesores.
—Sí.
Cuando Pablo
se hubo recuperado de la sorpresa, se colocó al lado de Tom.
—Doctor Aras,
mi cliente no ha venido solo. ¿Me concede un momento para hablar con él?
Cuando él
asintió, Pablo empezó a susurrarle rápidamente algo a Tom al oído.
____ se dio
cuenta en seguida de que a él no le gustaba lo que estaba oyendo, por lo que no
le extrañó cuando éste le dijo que no a su abogado con la cabeza.
Con una mirada
severa, hizo callar a Pablo.
—Estoy
dispuesto a responder a sus preguntas, pero no delante de la señorita Mitchell.
Algunas de las respuestas son de carácter personal y por... bueno... por varias
razones, prefiero que sean confidenciales.
El doctor Aras
lo observó atentamente antes de asentir.
—Muy bien.
Señorita Mitchell, puede retirarse por el momento, pero no abandone el
edificio. Podemos necesitarla más adelante.
—Si el
profesor Kaulitz piensa difamar a mi clienta, puede hacerlo delante de ella
—protestó Soraya.
—Las normas de
la universidad y del sindicato de profesores aseguran la confidencialidad en
todos los procesos judiciales. —La voz Aras era fría como el hielo.
Tras consultar
un instante con sus colegas, asintió en dirección a ____.
—Si el profesor Kaulitz ofrece algún testimonio que implique
a su clienta, se le dará la posibilidad de defenderse. Las cuestiones que no la
afecten se mantendrán en la confidencialidad. Señorita Harandi, señorita
Mitchell, pueden retirarse de momento. Mi ayudante las avisará si se requiere
su presencia más adelante.
Negando con la
cabeza, Soraya tomó a ____ del brazo y trató de sacarla de la sala.
Pero ella
plantó los pies en el suelo con firmeza.
—Nuestra
relación fue consentida. Sabía lo que estaba haciendo y no me arrepiento de
nada. ¡De nada! No ha habido nada sucio en todo esto. Nunca existió acoso.
El doctor Aras
se fijó en que el profesor Kaulitz se frotaba los ojos y maldecía entre
dientes.
—Señorita
Mitchell, tendrá oportunidad de defenderse si es necesario. Si nos disculpa...
Tirando de su
clienta con más fuerza, Soraya la sacó de la sala.
____ trató en
vano de intercambiar una mirada con Tom antes de irse, pero éste tenía la
cabeza baja y los ojos cerrados.
HOLA!!! COMO ESTAN?? YO MUY TRISTE ... PERO BUENO, NO VENGO ACA A DECIRLES MIS PROBLEMAS. BUENO AQUI ESTAN LOS DOS CAPS ... EL 22 ESTABA MUY CORTO ASI QUE POR ESO DECIDI PONER EL 23 QUE ESTA LARGUISIMO ... PREPARENSE PORQUE AQUI EMPIEZA LA PARTE MAS TRISTE DE LA HISTORIA ... BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO Y QUE ESTEN MUY BIEN ... ADIOS