CAP 56.-
Esa misma
noche, vestidos ya con la ropa que habían elegido para emprender su luna de miel
—un traje oscuro para Tom y un vestido lila para _______—, viajaban en el coche
con chófer que habían alquilado.
Cuando el
vehículo se detuvo frente a una casa cercana a Todi, _____ vio que se trataba
de la misma casa que Tom había alquilado cuando viajaron a Italia hacía poco
más de un año.
—Nuestra casa
—susurró ella, al darse cuenta.
—Sí. —Él le
besó el dorso de la mano antes de ayudarla a bajar del coche. Y luego,
levantándola del suelo, cruzó el umbral con ella en brazos.
»¿Te gusta que
hayamos venido aquí? Pensé que te apetecería que pasáramos unos días
tranquilos, pero si lo prefieres podemos ir a Venecia o a Roma. Iremos a donde
tú quieras —dijo, dejándola en el suelo.
—Es perfecto.
Me encanta que hayas pensado en este lugar.
______ le
rodeó el cuello con los brazos.
Un rato más tarde,
Tom se separó un poco de ella.
—Voy a subir
el equipaje. ¿Tienes hambre?
Ella se echó a
reír.
—Si me ponen
algo delante, me lo comeré.
—¿Por qué no
vas a echar un vistazo a la cocina, a ver si encuentras algo tentador? En
seguida me reuniré contigo.
—Lo único que
podría tentarme —comentó _____ con una sonrisa traviesa— sería verte a ti
sentado a la mesa de la cocina.
Sus sensuales
palabras hicieron que Tom recordara su anterior visita a la casa, cuando habían
usado aquella mesa varias veces y no precisamente para amasar pan. Con un
gruñido ronco, subió el equipaje a toda prisa, como si alguien lo estuviera
persiguiendo.
En la cocina, ______
comprobó que la despensa estaba totalmente equipada, igual que la nevera. Se
echó a reír al ver varias botellas de zumo de arándanos alineadas sobre la
encimera, como si la estuvieran esperando. Acababa de abrir una botella de
Perrier y de preparar un plato con trozos de queso, cuando Tom regresó. Al
entrar corriendo en la cocina, le pareció mucho más joven, casi un niño, con
los ojos brillantes y una expresión radiante.
—Tiene un aspecto
delicioso. Gracias —dijo, sentándose a su lado y echando una insinuante mirada
hacia la mesa—. Aunque creo que prefiero usar la cama las primeras veces.
_______ se
ruborizó.
—Esta mesa me
trae muy buenos recuerdos.
—A mí también,
pero tenemos todo el tiempo del mundo para fabricar nuevos recuerdos. Algunos
incluso mejores. —La miró con deseo.
Ella sintió un
cosquilleo en el vientre.
—¿La boda ha
sido tal como te la imaginabas? —preguntó él, ansioso, mientras llenaba dos
vasos de agua.
—Mucho mejor.
La misa, la música... casarnos en la basílica ha sido increíble. Se siente una
paz tan especial allí...
Tom asintió.
Sabía a qué se refería.
—Me alegro de
que sólo invitáramos a la familia y a los amigos más íntimos. Siento no haber
podido hablar más rato con Katherine Picton, pero he visto que tú bailabas con
ella. ¡Dos veces! —_______ se hizo la ofendida.
Él le siguió
la broma, alzando las cejas.
—¿De verdad he
bailado con ella dos veces? Es impresionante para una septuagenaria. ¿Cómo
habrá podido seguirme el ritmo?
______ puso
los ojos en blanco. Tom era único usando palabras que nadie más usaba.
—Tú has
bailado dos veces con Richard, señora Kaulitz. Supongo que estamos empatados.
—Ahora es mi
padre también. Y es un excelente bailarín. Muy elegante.
—¿Mejor que
yo? —Tom fingió estar celoso.
—Nadie es
mejor que tú, querido. —______ se inclinó sobre él para borrarle el falso
enfado con un beso—. ¿Crees que volverá a casarse alguna vez?
—No.
—¿Por qué no?
Él le cogió la
mano y le acarició los nudillos uno a uno.
—Porque Grace
era su Beatriz. Cuando has conocido un amor como ése, cualquier otro parece una
sombra del original. —Sonrió con melancolía—. Curiosamente, en el libro
favorito de Grace, A Severe Mercy, aparecía la misma idea. Sheldon Vanauken no
volvió a casarse tras la muerte de su esposa.
»Dante perdió
a Beatriz cuando ella tenía veinticuatro años y pasó el resto de su existencia
llorando su muerte. Si yo te perdiera, me pasaría lo mismo. Nunca habrá nadie
que ocupe tu lugar. Nunca —recalcó Tom, con una mirada fiera pero cariñosa al
mismo tiempo.
—Me pregunto
si mi padre volverá a casarse.
—¿Te
molestaría que lo hiciera?
Ella se
encogió de hombros.
—No. Tardaría
un poco en acostumbrarme, supongo, pero no. Me alegro de que esté saliendo con
alguien amable. Quiero que sea feliz. Me gustaría que pudiera envejecer al lado
de alguien que lo trate bien.
—Yo quiero envejecer
a tu lado —dijo Tom—. No cabe duda de que eres amable.
—Yo también
quiero envejecer a tu lado.
Marido y mujer
intercambiaron una mirada y siguieron comiendo en silencio. Cuando acabaron, Tom
le tendió la mano.
—Todavía no te
he dado los regalos de boda.
Al tomarle la
mano, ______ le tocó el anillo.
—Pensaba que
los regalos eran los anillos y las inscripciones que llevan: «Yo soy de mi
Amado y mi Amado es mío».
—Hay más
cosas. —Tom la llevó hasta la chimenea y se detuvo delante.
Al entrar en
la casa, ______ no se había fijado en que habían cambiado el cuadro que colgaba
sobre la repisa. Su lugar lo ocupaba ahora una impresionante pintura al óleo de
un hombre y una mujer unidos en un abrazo apasionado.
Dio un paso
adelante con la vista clavada en el cuadro, como hipnotizada.
La figura
masculina y la femenina se estaban abrazando. El hombre estaba desnudo hasta la
cintura y se lo veía ligeramente más abajo que la mujer, como si estuviera de
rodillas, con la cabeza apoyada en el regazo de ella, que estaba inclinada
hacia adelante, desnuda, a excepción de lo que parecía ser una sábana arrugada,
agarrando con fuerza la espalda y el costado del hombre y apoyando la cabeza
entre sus omóplatos. Lo cierto era que costaba distinguir dónde empezaba el uno
y terminaba el otro. Estaban tan unidos que formaban una especie de círculo. La
necesidad y la desesperación eran tan evidentes que casi saltaban del lienzo.
Parecía que la pareja acabara de reencontrarse tras una larga ausencia o como
si acabaran de reconciliarse tras una discusión.
—Somos
nosotros —susurró ______, parpadeando sorprendida.
La cara del
hombre quedaba parcialmente oculta, apoyada en el regazo de ella, la boca
apretada contra su muslo, pero no cabía duda: era la cara de Tom. Igual que la
cara de la mujer era la cara de ______, vuelta hacia el espectador con los ojos
cerrados de felicidad y una sonrisa tímida en los labios. Parecía feliz.
—¿Cómo lo has
hecho?
Él se le
acercó por detrás y le rodeó los hombros con los brazos.
—Yo posé para
el cuadro y para tu parte, le di fotografías al artista.
—¿Fotografías?
Él la besó en el
cuello.
—¿No reconoces
esa postura? ¿Recuerdas las fotos que hicimos en Belice? Las de la mañana
siguiente a la noche en que te pusiste el corsé por primera vez... Estabas
tumbada en la cama y...
Ella abrió
mucho los ojos al recordar el momento.
—¿Te gusta? —Tom
sonaba extrañamente inseguro—. Quería algo... personal para celebrar nuestra
boda.
—Me encanta.
Sólo me ha sorprendido.
Él se relajó.
—Gracias. —_____
le cogió la mano y le dio un beso en la palma—. Es un regalo precioso.
—Me alegro de
que te guste. Aún queda otra cosilla. —Acercándose a la repisa de la chimenea,
cogió una manzana dorada que no era la primera vez que ella veía.
—¿Cómo ha llegado
hasta aquí? —preguntó _____ con una sonrisa.
—Ábrela,
señora Kaulitz.
Ella levantó
la parte de arriba y dentro encontró una llave antigua.
—¿Una llave
mágica? —preguntó, mirando a Tom sin comprender—. ¿Es la llave de algún jardín
secreto? ¿Del armario que lleva a Narnia?
—Muy graciosa.
Ven conmigo. —La agarró por la muñeca y no pudo resistir darle un largo beso en
la parte interna, como si le costara separarse.
—¿Adónde
vamos?
—Ya lo verás.
Salieron por
la puerta principal y Tom la cerró tras ellos. Entonces se quedaron quietos en
el porche, sumidos en la oscuridad que sólo rompían las luces de la fachada.
—Prueba la
llave.
—¿Qué? ¿Aquí?
—Pruébala. —Tom
se balanceó sobre los talones, sin poder ocultar su nerviosismo.
_____ metió la
llave en la cerradura y la hizo girar. Oyó el clic y un segundo después la
puerta se abrió.
—Gracias por aceptar
ser mi esposa —susurró él—. Bienvenida a tu casa.
Ella lo miró,
incrédula.
—Aquí fuimos
felices —dijo Tom en voz baja—. Quería que tuviéramos un lugar donde poder
refugiarnos de vez en cuando. Un lugar lleno de buenos recuerdos.
—Acariciándole el brazo con suavidad, añadió—: Podemos venir a pasar las
vacaciones cuando no vayamos a Selinsgrove. Incluso podrías venir aquí a
escribir tu tesis si quisieras. Aunque no creo que pueda soportar estar
apartado de ti ni un día más.
_______ lo
besó, dándole las gracias una y otra vez por sus generosos regalos. Y allí
permanecieron varios minutos, disfrutando del tacto del otro, con el pulso cada
vez más acelerado.
CAP 57.-
Sin parar de besarla en ningún
momento, Tom la cogió en brazos y la llevó al dormitorio, en el piso de arriba.
Una vez allí, la dejó en el suelo y le hizo dar varias vueltas, admirando el
vuelo de la falda del vestido lila, que giraba a su alrededor.
—Creo que te debo algo.
—¿Ah, sí? —preguntó ______
entre risas—. ¿De qué se trata?
Él la abrazó desde atrás.
—Sexo de reconciliación —le
musitó al oído.
El sugerente susurro la hizo
estremecer.
Tom le acarició los brazos.
—¿Tienes frío?
—No, no es frío. Es excitación.
—Excelente. —Le echó el pelo a
un lado y empezó a cubrirle el cuello de besos—. Para tu información, tengo que
hacerme perdonar un montón de cosas. Me temo que me va a llevar toda la noche.
—¿Toda la noche? —repitió ella,
con voz ronca.
—Eso me temo. Y a lo mejor me
ocupa también parte de la mañana.
_______ empezó a derretirse
entre sus brazos. Tom siguió besándole el cuello y descendiendo hasta el hombro
antes de apartarse.
—Mientras te preparas para
acostarte, quiero que pienses en todas las maneras en las que voy a darte
placer esta noche. —Le guiñó un ojo, acariciándole el cuello de arriba abajo
con un dedo antes de soltarla.
______ sacó sus cosas de la
maleta y desapareció en el cuarto de baño. Cuando había ido a comprar lo que se
iba a poner en su noche de bodas, se había sentido insegura. ¿Qué podía comprar
que él no hubiera visto ya?
En una diminuta tienda de la
calle Newbury, encontró exactamente lo que buscaba. Un camisón largo de seda,
muy escotado y de color rojo intenso, como el Merlot. Lo que la acabó de
decidir fue la espalda, adornada con cintas que se entrecruzaban, dejándosela
al descubierto hasta niveles casi indecentes. Lo eligió sabiendo que a Tom le
encantaría deshacer las cintas. Le gustaba desarmarla, en todos los sentidos.
Se dejó el pelo recogido y se
puso una pizca de brillo en los labios antes de calzarse los zapatos de tacón
negros que había comprado para la luna de miel.
Al abrir la puerta del baño, se
encontró a Tom esperándola.
El dormitorio estaba iluminado
por la suave luz de las velas, olía a sándalo y no faltaba la música. La
canción que sonaba no formaba parte de la lista de reproducción que habían
escuchado durante su anterior visita, pero también le gustaba.
Él se acercó. Seguía llevando
los pantalones y la camisa blanca, pero se la había desabrochado casi hasta la
cintura y se había quitado los zapatos y los calcetines. Le ofreció la mano y
ella la aceptó, uniéndose a él en un abrazo.
—Eres exquisita —susurró,
acariciándole la espalda con las manos temblorosas de deseo—. Casi me había
olvidado de lo preciosa que eres a la luz de las velas. Casi, pero no del todo.
Ella sonrió, con la cara pegada
a su pecho.
—¿Puedo? —preguntó Tom,
señalando su pelo recogido y ella asintió.
Un hombre corriente le habría
quitado todas las horquillas a la vez,
apresuradamente, siempre y cuando hubiera sido capaz de
encontrarlas, pero él no era un hombre corriente.
Muy
lentamente, le pasó sus largos dedos por el pelo hasta que encontró una
horquilla. Se la quitó con delicadeza, liberando un mechón. Y luego repitió el
proceso hasta que toda su cabellera cayó como olas del mar sobre sus hombros
pálidos. A esas alturas, el cuerpo de ______ vibraba de deseo.
Sujetándole la
cara entre las manos, Tom la miró fijamente a los ojos.
—Dime lo que
deseas. La noche es tuya. Puedes ordenarme lo que quieras.
—No quiero
ordenarte nada —respondió ella, besándolo en los labios—. Sólo quiero que me
demuestres que me amas.
—______, te
quiero con los cuatro tipos de amor. Pero esta noche es una celebración del
eros.
Le cubrió los
hombros de ardientes besos antes de ponerse a su espalda y acariciarle la piel
entre las cintas.
—Gracias por
tu regalo.
—¿Mi regalo?
—Tu cuerpo,
seductoramente envuelto, sólo para mis ojos. —La miró de arriba abajo hasta
llegar a sus pies—. Y gracias por los zapatos. Después de un día tan largo,
deben de dolerte los pies.
—No me había
dado cuenta.
—¿Cómo es
posible?
—Porque en lo
único que puedo pensar es en hacerte el amor.
—Llevo días
sin pensar en nada más. Meses. —Inspirando hondo, le acarició los brazos arriba
y abajo—. Soy el único hombre que te ha visto desnuda en toda tu gloria y que
conoce los sonidos que haces cuando el placer se apodera de ti. Tu cuerpo me
reconoce, _______. Conoce mi tacto.
Deshizo el
primer lazo, empezando por la parte de abajo. Las cintas de raso se deslizaban
por sus dedos temblorosos.
—¿Estás
nerviosa? —La sujetó por la barbilla y le hizo volver la cara de perfil.
—Ha pasado
mucho tiempo.
—Nos lo tomaremos
con calma. Las actividades más... vigorosas ya vendrán luego, cuando nuestros
cuerpos hayan tenido tiempo para reconocerse.
Tom señaló una
pared desnuda con la nariz y _____ sintió que le aumentaba la temperatura.
Lentamente, él
acabó de desatar todas las cintas, dejándole la espalda al descubierto.
Apoyándole las manos en los hombros, se la acarició de arriba abajo varias
veces con las manos abiertas.
—Ardo de deseo
por ti. Llevo meses esperando para llevarte a la cama.
Agarrándola
por los hombros, la volvió y, sin previo aviso, le quitó el camisón, dejando
caer los tirantes a lado y lado. Con la vista, Tom siguió la caída de la
prenda, hasta que quedó convertida en un charco de seda color vino a sus pies.
______ estaba
desnuda ante él, con los brazos a los costados.
—Magnífica
—murmuró, devorando con los ojos cada centímetro de su piel.
Demasiada
lentitud para ella, que harta de ser el centro de atención, acabó de
desabrocharle los botones de la camisa y se la quitó. Tras besarle el tatuaje,
le mordisqueó los pectorales antes de despojarlo de los pantalones.
Pronto Tom
estuvo tan desnudo como ella, sin ninguna prenda de ropa tras la que ocultar su
erección. Se inclinó hacia _______ para besarla, pero ella lo detuvo.
Con manos
ávidas, le acarició el pelo antes de descender por la cara y explorarle el
cuerpo con dedos y los labios. Nada se libró de su exploración: la cara, la
boca, la
mandíbula, los hombros, el pecho, los abdominales, los
brazos, las piernas y...
Tom le sujetó
la muñeca un instante antes de que ______ pudiera rodearle el miembro con la
mano. Tiró de ella, pegándola a su cuerpo y empezó a susurrar palabras dulces
contra sus labios. Eran palabras de devoción en italiano, que _______ pronto
reconoció, ya que habían salido de la pluma de Dante.
Cogiéndola en
brazos, la depositó sentada sobre la cama, grande, con dosel. Una vez _____
estuvo en el borde de la misma, Tom se arrodilló ante ella.
—¿Por dónde
empiezo? —preguntó, con los ojos turbios de pasión, mientras le acariciaba el
vientre y los muslos—. Dímelo.
_______
inspiró hondo y negó con la cabeza.
—¿Empiezo por
aquí?
Tom se inclinó
y le rozó los labios suavemente con la lengua.
—¿O por aquí?
Le acarició
los pechos antes de llevárselos a la boca, lamiéndolos y torturándolos con sus
caricias.
Cerrando los
ojos, ______ contuvo la respiración.
—¿Preferirías
que empezara por aquí? —Le resiguió el ombligo con un dedo antes de cubrirle el
vientre de besos.
Ella gimió y
lo agarró con fuerza del pelo.
—Sólo te
quiero a ti.
—Entonces,
tómame.
______ lo besó
y Tom respondió disfrutando de su boca lánguidamente. Cuando notó que el pulso
de ella se aceleraba, le cogió un pie y le quitó el zapato.
—¿No quieres
que me los deje puestos? Los compré especialmente para esta noche.
—Dejémoslos
para luego, para cuando estrenemos la pared —respondió él, con voz ronca.
Tras quitarle
los zapatos, dedicó unos instantes a masajearle cada pie, dedicando especial
atención a los arcos. Luego la empujó hacia el centro de la cama y se tumbó a
su lado.
—¿Confías en
mí?
—Sí.
La besó
dulcemente en los labios.
—Llevo mucho
tiempo esperando oírte decir eso, sabiendo que es cierto.
—Claro que es
cierto. El pasado, pasado está.
—En ese caso,
recuperemos el tiempo perdido.
Con infinita
ternura, Tom usó las manos para acariciarla y excitarla con caricias expertas y
apasionadas. Su boca se unió al sensual asalto, mordisqueando y succionando al
ritmo de sus suspiros. Se sentía el corazón henchido de satisfacción al oír sus
exclamaciones de placer y ver cómo se sacudía de un lado a otro por efecto de
sus caricias.
Cuando ella le
acarició la espalda y le apretó las nalgas con las manos, Tom la cubrió con su
cuerpo.
Mirándola a
los ojos, le susurró versos del Cantar de los Cantares:
—¡Amada mía,
qué hermosa eres! Palomas son tus ojos... tus labios, un hilo escarlata, tu
boca es tan bella...
______ lo
interrumpió con un beso.
—No me hagas
esperar.
—¿Me estás
invitando a entrar en tu cuerpo?
Sintiendo que
la recorría una oleada de calor, ella asintió.
—Mi esposo.
—Mi ángel de
ojos castaños.
La lengua de
Tom se entrelazó con la de ella mientras sus cuerpos se convertían en uno,
fundiéndose, ahogando sus suspiros y gemidos en la boca del otro.
Tom fue despacio
al principio, como olas rompiendo contra la orilla en un día tranquilo. No
tenía prisa. Quería que aquella experiencia durara para siempre, ya que,
mientras miraba los ojos llenos de amor de su esposa, se dio cuenta de que sus
anteriores experiencias, por muy excitantes que hubieran sido, palidecían
comparadas con la sublime conexión que estaban viviendo.
______ era
carne de su carne. Era su esposa y su alma gemela y lo único que Tom deseaba en
la vida era hacerla feliz. La adoración que sentía por ella lo consumía.
Con un dedo, ______
le acarició las cejas, que se le habían fruncido de concentración.
—Me encanta
esa expresión —comentó ella.
—¿Qué
expresión?
—Los ojos
cerrados, el cejo fruncido, los labios apretados... Sólo la tienes cuando estás
a punto de... llegar.
Él abrió los
ojos y ella vio que le brillaban, traviesos.
—¿Ah, sí,
señora Kaulitz?
—La echaba de
menos. Es una expresión muy sexy.
—Me halagas. —Tom
sonaba tímido.
—Me gustaría
tener un cuadro o una fotografía de tu cara en esos momentos.
Él frunció el
cejo, juguetón.
—Una
fotografía como ésa sería un escándalo.
______ se echó
a reír.
—Dice el
hombre que tenía su dormitorio decorado con fotografías de sí mismo, desnudo.
—Los únicos
desnudos que me interesan a partir de ahora son los de mi exquisita esposa.
Incrementó el
ritmo de las embestidas, tomándola por sorpresa.
______ gimió
de placer y él enterró la cara en su cuello.
—Eres tan
tentadora... Tu pelo, tu piel... son irresistibles.
—Tu amor me
hace hermosa.
—Pues déjame
que te ame siempre.
Ella arqueó la
espalda.
—Sí, ámame
siempre. Por favor.
Tom aceleró el
ritmo, besándole el cuello y succionándoselo con delicadeza.
_______
respondió agarrándolo con fuerza por las caderas, apretándolo contra su cuerpo.
—Abre los ojos
—jadeó él, moviéndose aún más de prisa.
Al hacerlo, _____
vio que los de su esposo la miraban con pasión, pero también con amor sincero.
—Te quiero
—dijo ella, antes de cerrar los ojos de nuevo, cuando las sensaciones fueron
demasiado intensas.
Tom volvió a
fruncir las cejas, pero esta vez logró mantener los ojos abiertos.
—Te quiero
—susurró, repitiendo las palabras con cada movimiento, con cada roce de la piel
sobre la piel, hasta que ambos estuvieron quietos y saciados.
CAP 58.-
(ULTIMO)
Justo antes del amanecer, ______
se despertó sobresaltada.
Su guapo esposo estaba a su
lado, con expresión relajada mientras dormía. Parecía más joven. Le recordó al Tom
que había conocido en el porche de Grace. Le resiguió con el dedo las cejas y
la barba de un día, sintiendo un gran amor y una gran satisfacción en su
interior.
Se levantó, ya que no quería
molestarlo. Encontró la camisa de él en el suelo y se la puso antes de salir a
la terraza.
Se adivinaba un atisbo de luz
en el horizonte, sobre las colinas ondulantes del paisaje de Umbría. El aire
era frío, demasiado frío para estar en la terraza, a no ser que se estuviera
dentro del jacuzzi, pero la vista era espectacular y ______ no podía apartarse.
Necesitaba beber de su belleza. Igual que necesitaba un momento de intimidad. A
solas.
Mientras crecía, _____ se había
sentido siempre indigna. Consideraba que no merecía ver sus deseos satisfechos
ni tampoco ser amada. Pero ya no se sentía así. Una oración de gratitud brotó
de su alma, elevándose hacia el cielo.
Tom alargó la mano hacia _____,
pero encontró la cama vacía. Exhausto por la agotadora actividad de las últimas
horas, tardó unos instantes en despertarse del todo. Habían hecho el amor
varias veces y se habían turnado adorándose mutuamente con la boca y las manos.
Sonrió. Todos los miedos y
ansiedades de ______ parecían haberse desvanecido. ¿Sería porque ahora estaban
casados? ¿O porque habían pasado juntos el tiempo suficiente y se había
convencido de que no volvería a hacerle daño?
No lo sabía. Pero estaba
satisfecho porque ella estaba satisfecha. Se había entregado a él con una
seguridad y una confianza que antes habrían sido impensables y él valoraba su
entrega como lo que era: un regalo nacido del amor y la confianza absoluta.
Sin embargo, despertarse y
encontrar la cama vacía lo ponía nervioso. Así que, en vez de quedarse allí
tumbado, dándole vueltas al asunto, se levantó en busca de su amada. No le
costó mucho encontrarla.
—¿Estás bien? —le preguntó,
saliendo a la terraza.
—Maravillosamente. Soy feliz.
—Pillarás una pulmonía —la
reprendió Tom, quitándose el albornoz y cubriéndola con él.
Cuando se volvió para darle las
gracias, vio que estaba desnudo.
—Tú también.
Él se echó a reír y, abriendo
el albornoz, la abrazó para que los abrigara a los dos. _____ suspiró. Sentir
sus cuerpos pegados y desnudos era algo muy agradable.
—¿Fue todo de tu agrado anoche?
—preguntó Tom, frotándole la espalda por encima de la tela.
—¿No lo notaste?
—No hablamos demasiado, como
recordarás. Tal vez querrías haber podido irte a dormir antes. Ya sé que
teníamos que ponernos al día, pero...
—Me falta un poco de práctica,
y estoy agotada, pero me encanta —lo interrumpió ella, ruborizándose—. Anoche
fue aún mejor que nuestra primera noche juntos. Y, ciertamente, tal como
dijiste, todo fue más vigoroso.
Él se echó a reír.
—Estoy de acuerdo.
—Hemos vivido
muchas cosas. Siento que nuestra conexión es más profunda —dijo ella, acariciándole
el hombro con la nariz—. Y ya no tengo miedo de que desaparezcas.
—Soy tuyo
—susurró Tom—. Y yo también siento la conexión. La necesitaba. Y te la mereces.
Cuando te toco, cuando te miro a los ojos, veo nuestro pasado y nuestro futuro.
—Hizo una pausa y le alzó la barbilla para verla mejor—. Es impresionante.
______ le dio
un beso en los labios antes de acurrucarse contra su pecho.
—Pasé
demasiado tiempo en las sombras. —La voz de él temblaba de emoción—. Tengo
tantas ganas de vivir en la luz. A tu lado.
Ella le sujetó
la cara entre ambas manos, obligándolo a mirarla.
—Ya estamos en
la luz. Y te quiero.
—Y yo te
quiero a ti, _______. Soy tuyo en esta vida y en la siguiente.
Besándola en
los labios una vez más, Tom la llevó de vuelta al dormitorio.
HOLA!!!!! BUENO .... ESTA ES LA ULTIMA PUBLICACION DEL EXTASIS DE TOM ... SIGUE LA REDENCION DE TOM:)) ESPERO Y LA LEAN ... ENSEGUIDA LES PUBLICO EL LINK DEL ULTIMO LIBRO, TAMBIEN LO PONDRE AL LADO, DONDE ESTAN LAS IMAGENES, AHI LO BUSCAN, DE TODAS MANERAS LES PONDRE EL LINK ... GRACIAS POR LEERLO ... Y DE NADA CHICAS, ESTA NOVELA ES HERMOSA Y AHI MUCHOS LIBROS MAS QE QUIERO COMPARTIR CON USTEDES ASI QUE TODAVIA NO SE LIBRARAN DE MI xD ... BUENO AHORITA LAS VEO :))) ADIOS Y GRACIAS
:O:O Que intenso de verdad q me encantoooo Tom es tan bello cada dia me enamoro mas de el :) me muero x saber de q tratara la redención de Tom estoy muy intrigada espero q no sufran en la ultima parte jajaja la luna de miel estuvo genial :) graciaaaas x haberlo subido hoy xq de verdad virgi no me iba a poder aguantar las ganas de leer los últimos caps jeje no vale gracias a ti x adaptarnos estas historias de verdad q me fascinan :) espero el link de la ultima parte de la historia!!!!
ResponderBorrarexelente final *-* de el 2 libro
ResponderBorrara esperar por el 3 libro espero que sea igual o mejor que este :) me encanto esta adaptacion :D
Ame los libros!! Virgiii gracias enserio mil gracias por compartirka con nosotras!!
ResponderBorrarHermoaoo al fin estan seguros y feluces y espero que esa fekicidad perdure n el siguiente libroo..
Aun no pones el link :/
Estoy segura q tienee mas hisrorias q compartir y serán buenizimas.. :)
Espero el link.. :P