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lunes, 28 de julio de 2014

.- EL EXTASIS DE TOM .- DEL 56 AL 57 (57 ES EL ULTIMO)

CAP 56.-
Esa misma noche, vestidos ya con la ropa que habían elegido para emprender su luna de miel —un traje oscuro para Tom y un vestido lila para _______—, viajaban en el coche con chófer que habían alquilado.
Cuando el vehículo se detuvo frente a una casa cercana a Todi, _____ vio que se trataba de la misma casa que Tom había alquilado cuando viajaron a Italia hacía poco más de un año.
—Nuestra casa —susurró ella, al darse cuenta.
—Sí. —Él le besó el dorso de la mano antes de ayudarla a bajar del coche. Y luego, levantándola del suelo, cruzó el umbral con ella en brazos.
»¿Te gusta que hayamos venido aquí? Pensé que te apetecería que pasáramos unos días tranquilos, pero si lo prefieres podemos ir a Venecia o a Roma. Iremos a donde tú quieras —dijo, dejándola en el suelo.
—Es perfecto. Me encanta que hayas pensado en este lugar.
______ le rodeó el cuello con los brazos.
Un rato más tarde, Tom se separó un poco de ella.
—Voy a subir el equipaje. ¿Tienes hambre?
Ella se echó a reír.
—Si me ponen algo delante, me lo comeré.
—¿Por qué no vas a echar un vistazo a la cocina, a ver si encuentras algo tentador? En seguida me reuniré contigo.
—Lo único que podría tentarme —comentó _____ con una sonrisa traviesa— sería verte a ti sentado a la mesa de la cocina.
Sus sensuales palabras hicieron que Tom recordara su anterior visita a la casa, cuando habían usado aquella mesa varias veces y no precisamente para amasar pan. Con un gruñido ronco, subió el equipaje a toda prisa, como si alguien lo estuviera persiguiendo.
En la cocina, ______ comprobó que la despensa estaba totalmente equipada, igual que la nevera. Se echó a reír al ver varias botellas de zumo de arándanos alineadas sobre la encimera, como si la estuvieran esperando. Acababa de abrir una botella de Perrier y de preparar un plato con trozos de queso, cuando Tom regresó. Al entrar corriendo en la cocina, le pareció mucho más joven, casi un niño, con los ojos brillantes y una expresión radiante.
—Tiene un aspecto delicioso. Gracias —dijo, sentándose a su lado y echando una insinuante mirada hacia la mesa—. Aunque creo que prefiero usar la cama las primeras veces.
_______ se ruborizó.
—Esta mesa me trae muy buenos recuerdos.
—A mí también, pero tenemos todo el tiempo del mundo para fabricar nuevos recuerdos. Algunos incluso mejores. —La miró con deseo.
Ella sintió un cosquilleo en el vientre.
—¿La boda ha sido tal como te la imaginabas? —preguntó él, ansioso, mientras llenaba dos vasos de agua.
—Mucho mejor. La misa, la música... casarnos en la basílica ha sido increíble. Se siente una paz tan especial allí...
Tom asintió. Sabía a qué se refería.
—Me alegro de que sólo invitáramos a la familia y a los amigos más íntimos. Siento no haber podido hablar más rato con Katherine Picton, pero he visto que tú bailabas con ella. ¡Dos veces! —_______ se hizo la ofendida.
Él le siguió la broma, alzando las cejas.
—¿De verdad he bailado con ella dos veces? Es impresionante para una septuagenaria. ¿Cómo habrá podido seguirme el ritmo?
______ puso los ojos en blanco. Tom era único usando palabras que nadie más usaba.
—Tú has bailado dos veces con Richard, señora Kaulitz. Supongo que estamos empatados.
—Ahora es mi padre también. Y es un excelente bailarín. Muy elegante.
—¿Mejor que yo? —Tom fingió estar celoso.
—Nadie es mejor que tú, querido. —______ se inclinó sobre él para borrarle el falso enfado con un beso—. ¿Crees que volverá a casarse alguna vez?
—No.
—¿Por qué no?
Él le cogió la mano y le acarició los nudillos uno a uno.
—Porque Grace era su Beatriz. Cuando has conocido un amor como ése, cualquier otro parece una sombra del original. —Sonrió con melancolía—. Curiosamente, en el libro favorito de Grace, A Severe Mercy, aparecía la misma idea. Sheldon Vanauken no volvió a casarse tras la muerte de su esposa.
»Dante perdió a Beatriz cuando ella tenía veinticuatro años y pasó el resto de su existencia llorando su muerte. Si yo te perdiera, me pasaría lo mismo. Nunca habrá nadie que ocupe tu lugar. Nunca —recalcó Tom, con una mirada fiera pero cariñosa al mismo tiempo.
—Me pregunto si mi padre volverá a casarse.
—¿Te molestaría que lo hiciera?
Ella se encogió de hombros.
—No. Tardaría un poco en acostumbrarme, supongo, pero no. Me alegro de que esté saliendo con alguien amable. Quiero que sea feliz. Me gustaría que pudiera envejecer al lado de alguien que lo trate bien.
—Yo quiero envejecer a tu lado —dijo Tom—. No cabe duda de que eres amable.
—Yo también quiero envejecer a tu lado.
Marido y mujer intercambiaron una mirada y siguieron comiendo en silencio. Cuando acabaron, Tom le tendió la mano.
—Todavía no te he dado los regalos de boda.
Al tomarle la mano, ______ le tocó el anillo.
—Pensaba que los regalos eran los anillos y las inscripciones que llevan: «Yo soy de mi Amado y mi Amado es mío».
—Hay más cosas. —Tom la llevó hasta la chimenea y se detuvo delante.
Al entrar en la casa, ______ no se había fijado en que habían cambiado el cuadro que colgaba sobre la repisa. Su lugar lo ocupaba ahora una impresionante pintura al óleo de un hombre y una mujer unidos en un abrazo apasionado.
Dio un paso adelante con la vista clavada en el cuadro, como hipnotizada.
La figura masculina y la femenina se estaban abrazando. El hombre estaba desnudo hasta la cintura y se lo veía ligeramente más abajo que la mujer, como si estuviera de rodillas, con la cabeza apoyada en el regazo de ella, que estaba inclinada hacia adelante, desnuda, a excepción de lo que parecía ser una sábana arrugada, agarrando con fuerza la espalda y el costado del hombre y apoyando la cabeza entre sus omóplatos. Lo cierto era que costaba distinguir dónde empezaba el uno y terminaba el otro. Estaban tan unidos que formaban una especie de círculo. La necesidad y la desesperación eran tan evidentes que casi saltaban del lienzo. Parecía que la pareja acabara de reencontrarse tras una larga ausencia o como si acabaran de reconciliarse tras una discusión.
—Somos nosotros —susurró ______, parpadeando sorprendida.
La cara del hombre quedaba parcialmente oculta, apoyada en el regazo de ella, la boca apretada contra su muslo, pero no cabía duda: era la cara de Tom. Igual que la cara de la mujer era la cara de ______, vuelta hacia el espectador con los ojos cerrados de felicidad y una sonrisa tímida en los labios. Parecía feliz.
—¿Cómo lo has hecho?
Él se le acercó por detrás y le rodeó los hombros con los brazos.
—Yo posé para el cuadro y para tu parte, le di fotografías al artista.
—¿Fotografías?
Él la besó en el cuello.
—¿No reconoces esa postura? ¿Recuerdas las fotos que hicimos en Belice? Las de la mañana siguiente a la noche en que te pusiste el corsé por primera vez... Estabas tumbada en la cama y...
Ella abrió mucho los ojos al recordar el momento.
—¿Te gusta? —Tom sonaba extrañamente inseguro—. Quería algo... personal para celebrar nuestra boda.
—Me encanta. Sólo me ha sorprendido.
Él se relajó.
—Gracias. —_____ le cogió la mano y le dio un beso en la palma—. Es un regalo precioso.
—Me alegro de que te guste. Aún queda otra cosilla. —Acercándose a la repisa de la chimenea, cogió una manzana dorada que no era la primera vez que ella veía.
—¿Cómo ha llegado hasta aquí? —preguntó _____ con una sonrisa.
—Ábrela, señora Kaulitz.
Ella levantó la parte de arriba y dentro encontró una llave antigua.
—¿Una llave mágica? —preguntó, mirando a Tom sin comprender—. ¿Es la llave de algún jardín secreto? ¿Del armario que lleva a Narnia?
—Muy graciosa. Ven conmigo. —La agarró por la muñeca y no pudo resistir darle un largo beso en la parte interna, como si le costara separarse.
—¿Adónde vamos?
—Ya lo verás.
Salieron por la puerta principal y Tom la cerró tras ellos. Entonces se quedaron quietos en el porche, sumidos en la oscuridad que sólo rompían las luces de la fachada.
—Prueba la llave.
—¿Qué? ¿Aquí?
—Pruébala. —Tom se balanceó sobre los talones, sin poder ocultar su nerviosismo.
_____ metió la llave en la cerradura y la hizo girar. Oyó el clic y un segundo después la puerta se abrió.
—Gracias por aceptar ser mi esposa —susurró él—. Bienvenida a tu casa.
Ella lo miró, incrédula.
—Aquí fuimos felices —dijo Tom en voz baja—. Quería que tuviéramos un lugar donde poder refugiarnos de vez en cuando. Un lugar lleno de buenos recuerdos. —Acariciándole el brazo con suavidad, añadió—: Podemos venir a pasar las vacaciones cuando no vayamos a Selinsgrove. Incluso podrías venir aquí a escribir tu tesis si quisieras. Aunque no creo que pueda soportar estar apartado de ti ni un día más.
_______ lo besó, dándole las gracias una y otra vez por sus generosos regalos. Y allí permanecieron varios minutos, disfrutando del tacto del otro, con el pulso cada vez más acelerado.

CAP 57.-
Sin parar de besarla en ningún momento, Tom la cogió en brazos y la llevó al dormitorio, en el piso de arriba. Una vez allí, la dejó en el suelo y le hizo dar varias vueltas, admirando el vuelo de la falda del vestido lila, que giraba a su alrededor.
—Creo que te debo algo.
—¿Ah, sí? —preguntó ______ entre risas—. ¿De qué se trata?
Él la abrazó desde atrás.
—Sexo de reconciliación —le musitó al oído.
El sugerente susurro la hizo estremecer.
Tom le acarició los brazos.
—¿Tienes frío?
—No, no es frío. Es excitación.
—Excelente. —Le echó el pelo a un lado y empezó a cubrirle el cuello de besos—. Para tu información, tengo que hacerme perdonar un montón de cosas. Me temo que me va a llevar toda la noche.
—¿Toda la noche? —repitió ella, con voz ronca.
—Eso me temo. Y a lo mejor me ocupa también parte de la mañana.
_______ empezó a derretirse entre sus brazos. Tom siguió besándole el cuello y descendiendo hasta el hombro antes de apartarse.
—Mientras te preparas para acostarte, quiero que pienses en todas las maneras en las que voy a darte placer esta noche. —Le guiñó un ojo, acariciándole el cuello de arriba abajo con un dedo antes de soltarla.
______ sacó sus cosas de la maleta y desapareció en el cuarto de baño. Cuando había ido a comprar lo que se iba a poner en su noche de bodas, se había sentido insegura. ¿Qué podía comprar que él no hubiera visto ya?
En una diminuta tienda de la calle Newbury, encontró exactamente lo que buscaba. Un camisón largo de seda, muy escotado y de color rojo intenso, como el Merlot. Lo que la acabó de decidir fue la espalda, adornada con cintas que se entrecruzaban, dejándosela al descubierto hasta niveles casi indecentes. Lo eligió sabiendo que a Tom le encantaría deshacer las cintas. Le gustaba desarmarla, en todos los sentidos.
Se dejó el pelo recogido y se puso una pizca de brillo en los labios antes de calzarse los zapatos de tacón negros que había comprado para la luna de miel.
Al abrir la puerta del baño, se encontró a Tom esperándola.
El dormitorio estaba iluminado por la suave luz de las velas, olía a sándalo y no faltaba la música. La canción que sonaba no formaba parte de la lista de reproducción que habían escuchado durante su anterior visita, pero también le gustaba.
Él se acercó. Seguía llevando los pantalones y la camisa blanca, pero se la había desabrochado casi hasta la cintura y se había quitado los zapatos y los calcetines. Le ofreció la mano y ella la aceptó, uniéndose a él en un abrazo.
—Eres exquisita —susurró, acariciándole la espalda con las manos temblorosas de deseo—. Casi me había olvidado de lo preciosa que eres a la luz de las velas. Casi, pero no del todo.
Ella sonrió, con la cara pegada a su pecho.
—¿Puedo? —preguntó Tom, señalando su pelo recogido y ella asintió.
Un hombre corriente le habría quitado todas las horquillas a la vez,
apresuradamente, siempre y cuando hubiera sido capaz de encontrarlas, pero él no era un hombre corriente.
Muy lentamente, le pasó sus largos dedos por el pelo hasta que encontró una horquilla. Se la quitó con delicadeza, liberando un mechón. Y luego repitió el proceso hasta que toda su cabellera cayó como olas del mar sobre sus hombros pálidos. A esas alturas, el cuerpo de ______ vibraba de deseo.
Sujetándole la cara entre las manos, Tom la miró fijamente a los ojos.
—Dime lo que deseas. La noche es tuya. Puedes ordenarme lo que quieras.
—No quiero ordenarte nada —respondió ella, besándolo en los labios—. Sólo quiero que me demuestres que me amas.
—______, te quiero con los cuatro tipos de amor. Pero esta noche es una celebración del eros.
Le cubrió los hombros de ardientes besos antes de ponerse a su espalda y acariciarle la piel entre las cintas.
—Gracias por tu regalo.
—¿Mi regalo?
—Tu cuerpo, seductoramente envuelto, sólo para mis ojos. —La miró de arriba abajo hasta llegar a sus pies—. Y gracias por los zapatos. Después de un día tan largo, deben de dolerte los pies.
—No me había dado cuenta.
—¿Cómo es posible?
—Porque en lo único que puedo pensar es en hacerte el amor.
—Llevo días sin pensar en nada más. Meses. —Inspirando hondo, le acarició los brazos arriba y abajo—. Soy el único hombre que te ha visto desnuda en toda tu gloria y que conoce los sonidos que haces cuando el placer se apodera de ti. Tu cuerpo me reconoce, _______. Conoce mi tacto.
Deshizo el primer lazo, empezando por la parte de abajo. Las cintas de raso se deslizaban por sus dedos temblorosos.
—¿Estás nerviosa? —La sujetó por la barbilla y le hizo volver la cara de perfil.
—Ha pasado mucho tiempo.
—Nos lo tomaremos con calma. Las actividades más... vigorosas ya vendrán luego, cuando nuestros cuerpos hayan tenido tiempo para reconocerse.
Tom señaló una pared desnuda con la nariz y _____ sintió que le aumentaba la temperatura.
Lentamente, él acabó de desatar todas las cintas, dejándole la espalda al descubierto. Apoyándole las manos en los hombros, se la acarició de arriba abajo varias veces con las manos abiertas.
—Ardo de deseo por ti. Llevo meses esperando para llevarte a la cama.
Agarrándola por los hombros, la volvió y, sin previo aviso, le quitó el camisón, dejando caer los tirantes a lado y lado. Con la vista, Tom siguió la caída de la prenda, hasta que quedó convertida en un charco de seda color vino a sus pies.
______ estaba desnuda ante él, con los brazos a los costados.
—Magnífica —murmuró, devorando con los ojos cada centímetro de su piel.
Demasiada lentitud para ella, que harta de ser el centro de atención, acabó de desabrocharle los botones de la camisa y se la quitó. Tras besarle el tatuaje, le mordisqueó los pectorales antes de despojarlo de los pantalones.
Pronto Tom estuvo tan desnudo como ella, sin ninguna prenda de ropa tras la que ocultar su erección. Se inclinó hacia _______ para besarla, pero ella lo detuvo.
Con manos ávidas, le acarició el pelo antes de descender por la cara y explorarle el cuerpo con dedos y los labios. Nada se libró de su exploración: la cara, la boca, la
mandíbula, los hombros, el pecho, los abdominales, los brazos, las piernas y...
Tom le sujetó la muñeca un instante antes de que ______ pudiera rodearle el miembro con la mano. Tiró de ella, pegándola a su cuerpo y empezó a susurrar palabras dulces contra sus labios. Eran palabras de devoción en italiano, que _______ pronto reconoció, ya que habían salido de la pluma de Dante.
Cogiéndola en brazos, la depositó sentada sobre la cama, grande, con dosel. Una vez _____ estuvo en el borde de la misma, Tom se arrodilló ante ella.
—¿Por dónde empiezo? —preguntó, con los ojos turbios de pasión, mientras le acariciaba el vientre y los muslos—. Dímelo.
_______ inspiró hondo y negó con la cabeza.
—¿Empiezo por aquí?
Tom se inclinó y le rozó los labios suavemente con la lengua.
—¿O por aquí?
Le acarició los pechos antes de llevárselos a la boca, lamiéndolos y torturándolos con sus caricias.
Cerrando los ojos, ______ contuvo la respiración.
—¿Preferirías que empezara por aquí? —Le resiguió el ombligo con un dedo antes de cubrirle el vientre de besos.
Ella gimió y lo agarró con fuerza del pelo.
—Sólo te quiero a ti.
—Entonces, tómame.
______ lo besó y Tom respondió disfrutando de su boca lánguidamente. Cuando notó que el pulso de ella se aceleraba, le cogió un pie y le quitó el zapato.
—¿No quieres que me los deje puestos? Los compré especialmente para esta noche.
—Dejémoslos para luego, para cuando estrenemos la pared —respondió él, con voz ronca.
Tras quitarle los zapatos, dedicó unos instantes a masajearle cada pie, dedicando especial atención a los arcos. Luego la empujó hacia el centro de la cama y se tumbó a su lado.
—¿Confías en mí?
—Sí.
La besó dulcemente en los labios.
—Llevo mucho tiempo esperando oírte decir eso, sabiendo que es cierto.
—Claro que es cierto. El pasado, pasado está.
—En ese caso, recuperemos el tiempo perdido.
Con infinita ternura, Tom usó las manos para acariciarla y excitarla con caricias expertas y apasionadas. Su boca se unió al sensual asalto, mordisqueando y succionando al ritmo de sus suspiros. Se sentía el corazón henchido de satisfacción al oír sus exclamaciones de placer y ver cómo se sacudía de un lado a otro por efecto de sus caricias.
Cuando ella le acarició la espalda y le apretó las nalgas con las manos, Tom la cubrió con su cuerpo.
Mirándola a los ojos, le susurró versos del Cantar de los Cantares:
—¡Amada mía, qué hermosa eres! Palomas son tus ojos... tus labios, un hilo escarlata, tu boca es tan bella...
______ lo interrumpió con un beso.
—No me hagas esperar.
—¿Me estás invitando a entrar en tu cuerpo?
Sintiendo que la recorría una oleada de calor, ella asintió.
—Mi esposo.
—Mi ángel de ojos castaños.
La lengua de Tom se entrelazó con la de ella mientras sus cuerpos se convertían en uno, fundiéndose, ahogando sus suspiros y gemidos en la boca del otro.
Tom fue despacio al principio, como olas rompiendo contra la orilla en un día tranquilo. No tenía prisa. Quería que aquella experiencia durara para siempre, ya que, mientras miraba los ojos llenos de amor de su esposa, se dio cuenta de que sus anteriores experiencias, por muy excitantes que hubieran sido, palidecían comparadas con la sublime conexión que estaban viviendo.
______ era carne de su carne. Era su esposa y su alma gemela y lo único que Tom deseaba en la vida era hacerla feliz. La adoración que sentía por ella lo consumía.
Con un dedo, ______ le acarició las cejas, que se le habían fruncido de concentración.
—Me encanta esa expresión —comentó ella.
—¿Qué expresión?
—Los ojos cerrados, el cejo fruncido, los labios apretados... Sólo la tienes cuando estás a punto de... llegar.
Él abrió los ojos y ella vio que le brillaban, traviesos.
—¿Ah, sí, señora Kaulitz?
—La echaba de menos. Es una expresión muy sexy.
—Me halagas. —Tom sonaba tímido.
—Me gustaría tener un cuadro o una fotografía de tu cara en esos momentos.
Él frunció el cejo, juguetón.
—Una fotografía como ésa sería un escándalo.
______ se echó a reír.
—Dice el hombre que tenía su dormitorio decorado con fotografías de sí mismo, desnudo.
—Los únicos desnudos que me interesan a partir de ahora son los de mi exquisita esposa.
Incrementó el ritmo de las embestidas, tomándola por sorpresa.
______ gimió de placer y él enterró la cara en su cuello.
—Eres tan tentadora... Tu pelo, tu piel... son irresistibles.
—Tu amor me hace hermosa.
—Pues déjame que te ame siempre.
Ella arqueó la espalda.
—Sí, ámame siempre. Por favor.
Tom aceleró el ritmo, besándole el cuello y succionándoselo con delicadeza.
_______ respondió agarrándolo con fuerza por las caderas, apretándolo contra su cuerpo.
—Abre los ojos —jadeó él, moviéndose aún más de prisa.
Al hacerlo, _____ vio que los de su esposo la miraban con pasión, pero también con amor sincero.
—Te quiero —dijo ella, antes de cerrar los ojos de nuevo, cuando las sensaciones fueron demasiado intensas.
Tom volvió a fruncir las cejas, pero esta vez logró mantener los ojos abiertos.
—Te quiero —susurró, repitiendo las palabras con cada movimiento, con cada roce de la piel sobre la piel, hasta que ambos estuvieron quietos y saciados.

CAP 58.- (ULTIMO)
Justo antes del amanecer, ______ se despertó sobresaltada.
Su guapo esposo estaba a su lado, con expresión relajada mientras dormía. Parecía más joven. Le recordó al Tom que había conocido en el porche de Grace. Le resiguió con el dedo las cejas y la barba de un día, sintiendo un gran amor y una gran satisfacción en su interior.
Se levantó, ya que no quería molestarlo. Encontró la camisa de él en el suelo y se la puso antes de salir a la terraza.
Se adivinaba un atisbo de luz en el horizonte, sobre las colinas ondulantes del paisaje de Umbría. El aire era frío, demasiado frío para estar en la terraza, a no ser que se estuviera dentro del jacuzzi, pero la vista era espectacular y ______ no podía apartarse. Necesitaba beber de su belleza. Igual que necesitaba un momento de intimidad. A solas.
Mientras crecía, _____ se había sentido siempre indigna. Consideraba que no merecía ver sus deseos satisfechos ni tampoco ser amada. Pero ya no se sentía así. Una oración de gratitud brotó de su alma, elevándose hacia el cielo.
Tom alargó la mano hacia _____, pero encontró la cama vacía. Exhausto por la agotadora actividad de las últimas horas, tardó unos instantes en despertarse del todo. Habían hecho el amor varias veces y se habían turnado adorándose mutuamente con la boca y las manos.
Sonrió. Todos los miedos y ansiedades de ______ parecían haberse desvanecido. ¿Sería porque ahora estaban casados? ¿O porque habían pasado juntos el tiempo suficiente y se había convencido de que no volvería a hacerle daño?
No lo sabía. Pero estaba satisfecho porque ella estaba satisfecha. Se había entregado a él con una seguridad y una confianza que antes habrían sido impensables y él valoraba su entrega como lo que era: un regalo nacido del amor y la confianza absoluta.
Sin embargo, despertarse y encontrar la cama vacía lo ponía nervioso. Así que, en vez de quedarse allí tumbado, dándole vueltas al asunto, se levantó en busca de su amada. No le costó mucho encontrarla.
—¿Estás bien? —le preguntó, saliendo a la terraza.
—Maravillosamente. Soy feliz.
—Pillarás una pulmonía —la reprendió Tom, quitándose el albornoz y cubriéndola con él.
Cuando se volvió para darle las gracias, vio que estaba desnudo.
—Tú también.
Él se echó a reír y, abriendo el albornoz, la abrazó para que los abrigara a los dos. _____ suspiró. Sentir sus cuerpos pegados y desnudos era algo muy agradable.
—¿Fue todo de tu agrado anoche? —preguntó Tom, frotándole la espalda por encima de la tela.
—¿No lo notaste?
—No hablamos demasiado, como recordarás. Tal vez querrías haber podido irte a dormir antes. Ya sé que teníamos que ponernos al día, pero...
—Me falta un poco de práctica, y estoy agotada, pero me encanta —lo interrumpió ella, ruborizándose—. Anoche fue aún mejor que nuestra primera noche juntos. Y, ciertamente, tal como dijiste, todo fue más vigoroso.
Él se echó a reír.
—Estoy de acuerdo.
—Hemos vivido muchas cosas. Siento que nuestra conexión es más profunda —dijo ella, acariciándole el hombro con la nariz—. Y ya no tengo miedo de que desaparezcas.
—Soy tuyo —susurró Tom—. Y yo también siento la conexión. La necesitaba. Y te la mereces. Cuando te toco, cuando te miro a los ojos, veo nuestro pasado y nuestro futuro. —Hizo una pausa y le alzó la barbilla para verla mejor—. Es impresionante.
______ le dio un beso en los labios antes de acurrucarse contra su pecho.
—Pasé demasiado tiempo en las sombras. —La voz de él temblaba de emoción—. Tengo tantas ganas de vivir en la luz. A tu lado.
Ella le sujetó la cara entre ambas manos, obligándolo a mirarla.
—Ya estamos en la luz. Y te quiero.
—Y yo te quiero a ti, _______. Soy tuyo en esta vida y en la siguiente.

Besándola en los labios una vez más, Tom la llevó de vuelta al dormitorio.





HOLA!!!!! BUENO .... ESTA ES LA ULTIMA PUBLICACION DEL EXTASIS DE TOM ... SIGUE LA REDENCION DE TOM:)) ESPERO Y LA LEAN ... ENSEGUIDA LES PUBLICO EL LINK DEL ULTIMO LIBRO, TAMBIEN LO PONDRE AL LADO, DONDE ESTAN LAS IMAGENES, AHI LO BUSCAN, DE TODAS MANERAS LES PONDRE EL LINK ... GRACIAS POR LEERLO ... Y DE NADA CHICAS, ESTA NOVELA ES HERMOSA Y AHI MUCHOS LIBROS MAS QE QUIERO COMPARTIR CON USTEDES ASI QUE TODAVIA NO SE LIBRARAN DE MI xD ... BUENO AHORITA LAS VEO :))) ADIOS Y GRACIAS

3 comentarios:

  1. :O:O Que intenso de verdad q me encantoooo Tom es tan bello cada dia me enamoro mas de el :) me muero x saber de q tratara la redención de Tom estoy muy intrigada espero q no sufran en la ultima parte jajaja la luna de miel estuvo genial :) graciaaaas x haberlo subido hoy xq de verdad virgi no me iba a poder aguantar las ganas de leer los últimos caps jeje no vale gracias a ti x adaptarnos estas historias de verdad q me fascinan :) espero el link de la ultima parte de la historia!!!!

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  2. exelente final *-* de el 2 libro
    a esperar por el 3 libro espero que sea igual o mejor que este :) me encanto esta adaptacion :D

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  3. Ame los libros!! Virgiii gracias enserio mil gracias por compartirka con nosotras!!

    Hermoaoo al fin estan seguros y feluces y espero que esa fekicidad perdure n el siguiente libroo..
    Aun no pones el link :/

    Estoy segura q tienee mas hisrorias q compartir y serán buenizimas.. :)

    Espero el link.. :P

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