CAP 50.-
Durante el vuelo de vuelta a
Boston, _____ sorprendió a Tom diciéndole que si volvía a proponerle
matrimonio, su proposición sería bienvenida. Él apenas pudo contener su
felicidad en el asiento de primera clase del avión. A ella no le habría
extrañado que se pusiera de rodillas allí mismo.
Pero no lo hizo.
Cuando llegaron a Boston, _____
esperaba que le propusiera ir a comprar un anillo.
Pero tampoco lo hizo.
De hecho, a medida que avanzaba
septiembre, ella empezó a preguntarse si se lo pediría alguna vez. Tal vez Tom
había dado por hecho que ya estaban prometidos y pensaba comprar los anillos de
boda más adelante.
Tom le había advertido que el
programa de doctorado de Harvard era duro y que los profesores eran muy
exigentes. De hecho, le comentó más de una vez que los miembros del profesorado
de su programa en concreto eran unos asnos más pretenciosos de lo que él podría
llegar a serlo nunca.
(_____ se preguntó si unos
niveles de idiotez y presuntuosidad tan astronómicos serían humanamente
posibles.)
Sin embargo, ni siquiera sus
advertencias la habían preparado para la cantidad de trabajo que tenía que
hacer cada día. Pasaba muchas horas en clase, asistiendo a seminarios y cursos,
y también en la biblioteca, preparando trabajos y ampliando conocimientos con
las lecturas recomendadas. Se reunía a menudo con la profesora Marinelli, con
la que mantenía una relación cordial dentro de lo profesional. Y practicaba sin
descanso las lenguas extranjeras que iba a necesitar para aprobar los exámenes
de competencia académica.
Tom la animaba siempre, por
supuesto, y no la presionaba para que pasara tiempo con él. Por su parte,
también estaba muy ocupado con su nueva plaza. Le había pedido a Katherine que
se encargara de supervisar la tesis de Paul y él se iba a encargar de los
trabajos de tres estudiantes de doctorado de su nueva universidad. Pero a pesar
de todo, los profesores tenían más tiempo libre que los estudiantes de
doctorado, así que pasó más de una noche y más de un fin de semana solo.
En vez de quedarse en casa,
poniéndose nervioso, se ofreció como tutor voluntario en el Hogar Italiano para
Niños, en Jamaica Plain, el histórico barrio de Boston. Bajo su supervisión, un
pequeño grupo de adolescentes se interesó por el arte y la cultura italiana. Tom
les prometió que les pagaría un viaje a Italia si aprobaban el instituto con
una buena media.
A pesar de sus esfuerzos por
mantenerse ocupado, acababa cada día como lo había empezado: solo en su casa
reformada, echando de menos a _____.
Se planteó seriamente comprarse
un perro. O un hurón.
A pesar del abundante trabajo
que la mantenía ocupada, ______ seguía sintiéndose frustrada. Su separación de Tom
era fría, incómoda, antinatural. Ansiaba romper esa distancia y volver a ser
una sola persona con él. No lograrlo la entristecía mucho. Todas las
actividades románticas que compartían —todo era válido menos las relaciones
completas— no servían para aliviar su soledad. Estaba harta de pasar las noches
sola en su cama, escuchando música.
El deseo sexual se puede
satisfacer de muchas maneras, pero _____ echaba de
menos la atención que Tom le dedicaba cuando le hacía el amor;
su modo de centrarse en ella como si no existiera nada más en el mundo. Añoraba
cómo la hacía sentir cuando acariciaba su cuerpo desnudo. En esos momentos se
sentía hermosa y deseada, a pesar de su timidez. Echaba de menos los ratos de
intimidad después del sexo, cuando los dos estaban saciados y relajados y Tom
le susurraba palabras bonitas al oído, mientras descansaban el uno en brazos
del otro.
A medida que
transcurrían los días, _____ se preguntaba cuántos más podría aguantar antes de
caer en una depresión.
Una tarde de
finales de septiembre, ______ abrió la puerta de Range Rover y se sentó en
silencio en el asiento del copiloto. Se puso el cinturón de seguridad y miró
por la ventana.
—¿Cariño,
estás bien? —Tom le apartó el pelo de la cara.
Ella se tensó.
—¿Qué pasa?
—insistió él, apartando la mano.
—Sharon
—murmuró _____.
Suavemente, Tom
le sujetó la barbilla y la hizo mirarlo. Tenía la cara hinchada y roja de tanto
llorar.
—Ven aquí. —Le
soltó el cinturón y, cogiéndola por la cintura, la levantó del asiento y se la
sentó sobre el regazo—. Cuéntame qué ha pasado.
—La doctora
Walters ha sacado el tema de mi madre. Yo no quería hablar del asunto, pero
ella ha dicho que no estaría haciendo su trabajo si me permitía enterrar todo
lo que había pasado en San Luis. Cuando no he podido aguantar más, me he
marchado.
Tom hizo una
mueca. El doctor Townsend lo había obligado también a él a hablar de su madre
en sus sesiones, pero, por suerte, desde su estancia en Italia, a Tom le costaba
mucho menos pensar en su pasado. Además, su asistencia a las reuniones de
Narcóticos Anónimos también lo ayudaba a hablar de ciertos temas.
—Lo siento
—dijo y le besó la coronilla—. ¿No habíais tocado el tema con Nicole?
—Muy poco.
Sobre todo hablábamos de ti.
Él hizo una
mueca. Nunca se libraría de la culpa que sentía por haberla hecho sufrir tanto.
Oír que la psicóloga lo había considerado un problema más prioritario que
Sharon no era fácil ni agradable.
—¿Hay algo que
pueda hacer para ayudarte?
______ se echó
a reír sin ganas.
—¿Buscarme
otra psicóloga?
—Lo haría si
creyera que era lo mejor para ti. Pero cualquier psicólogo insistirá en que le
hables de tu madre. Y de tus novios.
Ella abrió la
boca para protestar, pero Tom la interrumpió.
—Entiendo por
lo que estás pasando. Nuestras madres no se ocuparon bien de nosotros. Con
estilos distintos, pero entiendo lo que sientes.
_____ se sonó
la nariz.
—Siempre que
quieras hablar de ello, me encontrarás dispuesto. Si quieres llevar una vida mentalmente
sana, en algún momento tendrás que enfrentarte al pasado. Yo estaré ahí siempre
que me necesites, pero son cosas que uno tiene que hacer solo. Y no únicamente
deberías hacerlo por ti, también por nuestra relación. —Le dirigió una mirada
comprensiva—. ¿Eres consciente de que, al curarte, no sólo te ayudas a ti, sino
a los dos?
______ asintió
a regañadientes.
—Pensaba que
esta etapa ya estaba superada. Pensaba que, después de toda la
angustia, el angst, la rabia... podríamos ser felices
para siempre.
Tom trató de
no echarse a reír, pero fracasó.
—¿Qué pasa?
¿No crees en los finales felices?
Él sonrió y le
dio un golpecito en la punta de la nariz.
—No es eso. No
creo en el angst.
—¿Por qué no?
—Porque no soy
existencialista. Soy especialista en Dante.
______ arrugó
la nariz.
—Muy gracioso,
profesor. Con un nombre como Kaulitz, habría pensado que eras un
trascendentalista.
Tom se echó a
reír.
—No, no lo
soy. Sólo existo para complacerte —dijo, besándole la nariz—. Seremos felices, ________,
pero para alcanzar esa felicidad hemos de resolver los conflictos del pasado.
Ella se
removió inquieta, pero no dijo nada.
—Había pensado
en ir a visitar la tumba de Maia —añadió él entonces y se aclaró la garganta
antes de seguir hablando—: Me gustaría que me acompañaras —susurró inseguro—.
Quisiera enseñártela. Siempre que no te parezca morboso, claro.
—Será un
honor. Me encantará acompañarte.
—Gracias
—replicó él, dándole un beso en la frente.
—¿Tom?
—¿Sí?
—No te he
contado todo lo que pasó con Sharon. Ni con Simon.
Él se frotó
los ojos.
—Yo tampoco te
he contado todo lo que me pasó antes de conocerte.
—¿Te molesta
que no nos lo hayamos contado todo?
—No. Escucharé
todo lo que quieras decirme pero, francamente, hay aspectos de mi vida sobre
los que no me gusta hablar. Así que entiendo tus reticencias. —La miró a los
ojos—. Lo importante es que se lo cuentes a alguien. Estoy seguro de que la
doctora Walters sabrá cómo ayudarte con cualquier cosa que le expliques.
Tras besarla
una vez más, la abrazó con fuerza, pensando en lo mucho que habían avanzado en
su camino vital individual y en lo mucho que aún les quedaba por recorrer.
CAP 51.-
En octubre, Tom convenció a ______
de que se reunieran con la familia en la casa de Selinsgrove. Rachel y Aaron
insistieron en cocinar para todos. El hijo de Tammy, Quinn, se encargó del
entretenimiento, haciendo reír a todo el mundo, incluido John.
—¿Cómo te sienta la vida de
casado? —le preguntó Tom a Aaron, mientras éste sacaba los ingredientes
necesarios para la ensalada.
—Francamente bien. Deberías
probarlo algún día. —Y le guiñó un ojo a ______ mientras bebía un sorbo de su
cerveza Corona.
—Lo tendré en cuenta —respondió
él, sonriendo con suficiencia y empezando a ocuparse de la ensalada.
—Déjate de cuentos, Tom.
¿Cuándo vas a ponerle un anillo en el dedo a esa mujer? —La voz de Rachel les
llegó desde dentro del horno.
—Ya lleva uno.
Su hermana dejó el pollo a la
Kiev en el horno y se acercó corriendo a _______ a mirarle la mano.
—Éste no cuenta —dijo
decepcionada, al ver el aro de platino que su amiga llevaba en el dedo.
_______ y ella se miraron y
negaron con la cabeza al mismo tiempo.
Al ver que los hombros de _____
se hundían, Tom dejó la ensalada (a la que le estaba echando demasiadas frutas
y nueces) y fue rápidamente a abrazarla.
—Confía en mí —le susurró al
oído para que nadie más lo oyera.
Cuando ella asintió, Tom la
abrazó con más fuerza antes de besarla.
—Buscaos una habitación —bromeó
Aaron.
—Oh, ya tenemos una —replicó Tom,
mirando a su cuñado de reojo.
—En realidad, tenemos dos
—aclaró ______, suspirando con resignación.
Cuando se sentaron a cenar,
Richard pidió que se cogieran las manos para la bendición. Dio gracias a Dios
por su familia, por Tammy, Quinn y ______, por su nuevo yerno y por la amistad
de los Mitchell. Dio gracias a Dios por su esposa y le dijo que las semillas
que ella había plantado en todos los presentes habían germinado. Cuando
pronunció el «Amén», todo el mundo se secó los ojos y sonrió, agradeciendo que
la familia estuviera reunida y fuerte una vez más.
CAP 52.-
Tras la cena, Tammy y Scott
recogieron la cocina mientras Rachel y Aaron practicaban sus habilidades
paternales con Quinn. En el porche, Richard y John fumaban puros y bebían
whisky, mientras la vieja señora Bancroft sacaba cosas de su garaje y se
adentraba en el bosque. Richard miró a John de reojo y ambos hombres brindaron
con una sonrisa cómplice.
Dentro de la casa, Tom cogió a _____
de la mano y la llevó al piso de arriba.
—Abrígate bien —le dijo al
entrar en la habitación de ella—. Vamos a dar un paseo.
—No hace frío —protestó ______,
pero eligió una vieja rebeca de cachemira de Tom.
Éste se había librado de casi
todas ellas cuando ella le había comentado que lo hacían parecer un abuelo.
(O un presentador de
informativos de la televisión pública.)
Al oírselo decir, a Tom le
había faltado tiempo para donarlas al Ejército de Salvación, con excepción de
un par de ellas, que ______ había rescatado.
—No quiero que te enfríes
—insistió él, tirándole de la chaqueta, juguetón.
—Ya te tengo a ti para que me
mantengas caliente —replicó ella, guiñándole un ojo.
Tras enroscarle la bufanda del
Magdalen College alrededor del cuello, bajaron a la cocina para salir por la
puerta trasera.
—¿A dar un paseo, Kaulitz? —los
sorprendió la voz de John.
—Con su permiso, señor
Mitchell.
El padre de ______ dio unos
golpecitos a la navaja suiza que llevaba en el bolsillo.
—Si la haces llorar, te
arrancaré las tripas.
—Cuidaré de ella. Se lo
prometo. Y si la hago llorar, le secaré las lágrimas.
John resopló y murmuró algo entre dientes.
—¿Qué pasa? —preguntó _____—.
¿Qué problema hay?
—Nada. Tom va a acompañarte a
dar un paseo, con mi bendición —respondió su padre, tratando de no fruncir el
cejo.
—Y con la mía —añadió Richard,
divertido.
—Me parece que ya habéis bebido
bastante whisky —bromeó _____ y siguió a Tom al bosque, negando con la cabeza.
—¿De qué va esto? —le preguntó,
mientras paseaban de la mano en dirección al viejo huerto de manzanos.
—En seguida lo verás. —Tom le
besó la cabeza antes de acelerar el paso—. Hueles a vainilla —le dijo
sonriendo.
—Me he hartado de la lavanda.
—Yo también.
Poco después llegaron a la
linde del huerto. A pesar de que el bosque era espeso en aquella zona, _____
vio que había luz.
—¿Qué es eso?
—Ven a descubrirlo —contestó Tom,
guiándola entre los árboles.
Había pequeñas lámparas blancas
colgando de las ramas y otras desperdigadas por el suelo, aunque ella se fijó
en que la llama que desprendían era falsa, para evitar el riesgo de incendios.
A la suave luz de las lamparitas que iluminaban los viejos y
retorcidos árboles, se veía una tienda blanca. Dentro había
un banco, una manta que le resultó familiar y varios cojines.
—Oh, Tom
—susurró.
Él la llevó
hasta el interior de la tienda y la invitó a sentarse.
—No tenías que
haberte tomado tantas molestias. Habría sido igual de feliz sentada en el suelo
con la vieja manta.
—Me gusta
malcriarte. —Tom la estaba mirando con tanta intensidad, que _____ se olvidó de
respirar—. ¿Te apetece beber algo?
Se acercó a
una mesita baja, donde alguien había dejado una cubitera y dos copas altas.
Cuando _____ asintió, él abrió la botella con facilidad y sirvió la bebida en
las copas.
—¿Brindamos?
—propuso, volviendo a su lado.
—Por supuesto.
—_____ miró la copa de Tom con desconfianza—. Aunque podemos beber otra cosa.
—Sólo tomaré
un traguito. Por ______, mi amada —brindó, alzando su copa.
—Creo que
deberíamos brindar por nosotros.
—Eso también.
Por nosotros. —Con una sonrisa, Tom volvió a alzar la copa, antes de hacerla
chocar con la de ella.
—¿Cómo has
montado todo esto? Debes haber tardado varias horas —se maravilló _____,
mirando a su alrededor.
—El anciano
señor Bancroft se encarga del cuidado de la casa y las tierras mientras estoy
fuera. Le pedí que se ocupara de todo mientras cenábamos. ¿Puedo? —Alargando la
mano hacia un cuenco lleno de fresas, eligió la más grande y más madura y se la
ofreció.
Acercándosela
a los labios, sonrió al ver que ella se comía la mitad de un bocado.
—Ya verás. Las
fresas y el champán casan de maravilla.
______ se echó
a reír cuando parte del zumo de la fresa le resbaló por la barbilla. Trató de
secárselo con los dedos, pero Tom fue más rápido. Acariciándole los labios y el
mentón con el pulgar, se llevó todo el zumo y se lo bebió.
—Delicioso
—murmuró.
Tras repetir
el proceso varias veces, ______ empezó a marearse. La sensualidad de Tom,
incluso cuando se contenía, era embriagadora.
Ella le
ofreció a su vez una fresa y, cuando él la mordió, se llevó su dedo a sus
labios y la sorprendió succionándoselo con avidez.
—Dulce como el
caramelo —dijo, con voz ronca.
Se sentó
entonces en el banco y le tendió la mano, invitándola a sentarse a su lado. Cuando
ella así lo hizo, Tom la rodeó con el brazo mientras, con la otra mano le
acariciaba el labio inferior.
—¿Tienes idea
de cómo me afectas? El color de tus mejillas, el calor de tu piel, el latido de
tu corazón... —Negó con la cabeza—. Me faltan palabras para describirlo.
_____ se
desabrochó la chaqueta y colocó la mano de Tom sobre su corazón.
—Siente cómo
late. Late así por ti, Tom.
Él bajó la
vista hacia su mano.
—Espero seguir
provocándote este efecto el resto de mi vida.
Y le capturó
los labios en un beso apasionado, antes de retirar la mano para sujetarla por
la mejilla.
—Te he traído
aquí porque aquí es donde empezó todo. Aquella noche cambiaste mi vida. Nunca
podré agradecértelo lo suficiente.
—No necesito
tu agradecimiento. Tu amor me basta.
Él la besó con dulzura.
—¿De dónde
viene la música? —_____ miró a su alrededor, buscando un equipo de música, pero
no lo encontró.
—El señor
Bancroft se ha encargado de todo.
—Es precioso.
—No tanto como
tú. Desde que te conocí, la belleza entró en mi vida. —La abrazó con más
fuerza—. Aún no puedo creerme que te tenga entre mis brazos después de todos
estos años y que me quieras.
—Siempre te he
querido, Tom. Incluso cuando no me reconocías. —_____ le apoyó la cara en el
pecho mientras él canturreaba, siguiendo la canción.
Cuando la
canción acabó y empezó otra, él le susurró al oído:
—Tengo un
regalo para ti.
—No quiero
regalos. Sólo bésame.
—Te cubriré de
besos cuando me dejes darte el regalo.
Sacándose algo
del bolsillo de la chaqueta, se lo ofreció. Era un anuncio escrito en italiano
sobre una tarjeta de cartón de calidad.
—¿Qué es esto?
—_____ alzó los ojos, ilusionados, hacia él.
—Léelo —la
animó Tom, con sus ojos igual de brillantes.
Era una
invitación de la galería de los Uffizi, en Florencia, para la inauguración de
una exposición exclusiva de una colección de grabados de Botticelli de la Divina
Comedia de Dante, algunos de los cuales no habían sido expuestos
anteriormente. El anuncio detallaba que la exposición era posible gracias al
préstamo del profesor Tom Kaulitz en honor de su prometida, la señorita _______
Mitchell.
Ella lo miró
con los ojos muy abiertos.
—¡Tom, tus
grabados, no me lo puedo creer!
—La felicidad
me ha vuelto generoso.
—Pero ¿qué
pasará con las cuestiones legales? ¿Cómo demostrarás que los adquiriste de
manera legal?
—Mi abogado ha
contratado a un equipo de expertos que va a rastrear su origen, que se pierde a
finales del siglo diecinueve. Tras esa fecha, nadie sabe qué pasó con ellos.
Dado que fueron pasando de colección privada en colección privada, nadie puede
discutirme que soy su legítimo dueño. Pero ahora quiero compartirlos con el
mundo.
—Es
maravilloso. —______ se ruborizó y miró al suelo—. Pero mi nombre no debería ir
unido a la exposición. Los grabados son tuyos.
—Si no fuera
por ti no los estaría compartiendo.
Ella levantó la
mano para acariciarle la mejilla.
—Gracias. Lo
que estás haciendo es muy generoso. Siempre pensé que esas imágenes deberían
estar al alcance de todo el mundo que quisiera disfrutar de ellas.
—Tú me has
enseñado a no ser egoísta.
______ se
acercó más y lo besó ávidamente en los labios.
—Y tú me has
enseñado a aceptar regalos.
—Entonces,
hacemos buena pareja. —Carraspeando, Tom le apartó un mechón de pelo de la
cara—. ¿Me acompañarás a la exposición? Podemos ir en verano. Al dottore Vitali
le gustaría dar una recepción en nuestro honor, parecida a la que ofreció el
año pasado, cuando fui a dar la conferencia.
—Por supuesto
que te acompañaré.
—Bien. Tal vez
podamos encontrar un rincón privado en el museo para...
—Nada me
gustaría más, profesor. —_____ le guiñó un ojo.
Él se tiró del
cuello de la camisa.
—¿Quieres que
nos casemos en Florencia el verano que viene? Podríamos hacer
coincidir la boda con la visita a la exposición.
—No.
Tom bajó la
vista, decepcionado.
—Falta mucho
para el verano que viene. ¿Por qué no el mes que viene?
Él la miró a
los ojos.
—Me casaría
contigo mañana mismo, pero eso no nos dejaría mucho tiempo para hacer planes.
—Quiero una
boda sencilla. Estoy cansada de vivir sola. Quiero estar contigo. —Le acarició
la oreja con los labios—. Y no sólo porque quiera que me calientes la cama.
A Tom se le
escapó un gruñido. La besó con firmeza y ella suspiró dentro de su boca,
devolviéndole el beso.
—¿Y tus
estudios?
—Muchos
estudiantes de doctorado están casados. Aunque sólo pudiera verte en la cama
por la noche, ya sería más de lo que te veo ahora. Por favor, no me hagas
esperar.
Él le acarició
la mejilla con el dorso de la mano.
—Lo dices como
si la espera no me estuviera matando a mí también. ¿Dónde te gustaría que nos
casáramos?
—En Asís.
Siempre ha sido un lugar especial para mí y sé que también es importante para
ti.
—No se hable
más. Será en Asís lo antes posible. ¿Y qué te apetece que hagamos para la luna
de miel? —Alzó las cejas, provocándola—. ¿Tienes alguna preferencia? ¿París?
¿Venecia? ¿Belice?
—Cualquier
sitio será fantástico si estoy contigo.
Tom la abrazó
con fuerza.
—Dios te
bendiga. En ese caso, yo me encargaré de todo. Será una sorpresa.
______ lo besó
y, al cabo de unos instantes, el mundo empezó a girar a su alrededor. Todo
desapareció excepto sus brazos y sus labios.
—Hay algo más
que quiero mostrarte —dijo él cuando dejó de besarla, minutos más tarde.
Dándole la
mano, la llevó hasta el viejo manzano que había en un extremo del claro en el
bosque.
Volviéndose
hacia ella, la miró con el corazón en los ojos.
—La primera
vez que estuvimos aquí, te di una manzana de este árbol.
—Lo recuerdo.
—Aquella
manzana era un buen símbolo de mi vida en aquel momento: una vida carnal,
egoísta, violenta, un imán para el pecado.
Apoyando una
rodilla en el suelo, Tom se sacó una manzana de oro del bolsillo.
—Esta manzana
representa a la persona en la que me he convertido: llena de esperanza. Y de
amor.
______ miró la
manzana antes de volver los ojos hacia él.
—¿Algún hombre
te ha pedido que te cases con él?
Ella negó con
la cabeza, cubriéndose la boca con la mano.
—Pues me
alegro de ser el primero.
Abrió la
manzana como si fuera una caja mágica y _____ vio brillar un anillo de
diamantes contra un fondo de terciopelo rojo.
—Quiero ser el
primero y el último. Te quiero, _____. Te ofrezco mi corazón y mi vida.
»Cásate conmigo. Sé mi esposa, mi amiga, mi amante y mi guía.
Sé mi bendita Beatriz y mi adorada ______. —La voz le flaqueó ligeramente—. Di
que serás mía. Para siempre.
—Sí —logró
decir ella, antes de que las lágrimas le impidieran seguir hablando.
Tom sacó el
anillo de la manzana y se lo puso en el dedo con suavidad para después
acariciarle la mano con los labios.
—Compré este
anillo hace tiempo, cuando encargué los anillos de boda, pero lo puedo devolver
si prefieres elegirlo personalmente.
_____ miró el
diamante, de dos quilates y medio, de corte cuadrado, montado sobre un aro de
platino. Era un anillo clásico, casi anticuado, con una hilera de diamantes más
pequeños rodeando el diamante principal y los laterales del aro. Aunque era más
grande y elaborado del que ella habría elegido, era perfecto, porque Tom lo había
comprado para ella.
—Éste es el
que quiero.
Él se levantó
y _____ se lanzó a sus brazos.
—Te he querido
desde siempre. Desde la primera vez que vi tu foto —dijo, mojándole el pecho
con las lágrimas que no podía contener—. Te quería ya antes de conocerte.
—Yo te quería
antes de saber cómo te llamabas. No te conocía; sólo conocía tu bondad. Y ahora
puedo quedarme a mi Beatriz para siempre.
HOLA!!!! LE PROPUSO MATRIMONIO!!! Y ELLA ACEPTO!!! DIOS QUE HERMOSO ... ODIO A ESTE HOMBRE POR SER TAN TIERNO Y ROMANTICO CARAY!!! LO AMOOOOOO!!! QUIERO UNO ASI DIOS!!! T.T JAJAJJA LAS DOS "T" REPRESENTAN MIS LAGRIMAS JAJAJA ... BUENO YA FALTAN 4 CAPITULOS PARA QUE TERMINE EL 2º LIBRO Y COMENZAR CON EL 3º Y ULTIMO!!! NO SE OLVIDEN DE COMENTAR 4 O MAS COMENTARIOS, BUENO HASTA LUEGO, NOS VEMOS EN LA PROXIMA ACTUALIZACION :)) ADIOS
Awwwwwwww llorooo de emoción ..!! Tom es perfectoooo. Siempre piensa en todooo. Detalles muy importanteeee...
ResponderBorrarEstoy emocionadaaaa!! *.*
Siguelaaaa :)
aww que bella propuesta *-* perfecta
ResponderBorrarsiguela prontoo :D
tan romantico tom omg :D siempre pensando en todo los detalles *-* para hacer felis a (tn)
ResponderBorrarespero que subas pronto :)
No puedo creer q Tom sea tan romanticooo y bellooo jajaaja yo también quiero uno así :), me encantoooooooooo ame estos caps que hermosa propuesta :) ya quiero leer los caps en donde ellos se casan y sobre su luna de miel como sera??? me muero x saber pleaseee sube hoy mismo amo tu fic!!! pasate x mi fic darknesslight-fanfic.blogspot.com
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