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viernes, 25 de julio de 2014

.- EL EXTASIS DE TOM .- DEL 50 AL 52 (SIN PARTES)

ULTIMOS CAPITULOS!!

CAP 50.-
Durante el vuelo de vuelta a Boston, _____ sorprendió a Tom diciéndole que si volvía a proponerle matrimonio, su proposición sería bienvenida. Él apenas pudo contener su felicidad en el asiento de primera clase del avión. A ella no le habría extrañado que se pusiera de rodillas allí mismo.
Pero no lo hizo.
Cuando llegaron a Boston, _____ esperaba que le propusiera ir a comprar un anillo.
Pero tampoco lo hizo.
De hecho, a medida que avanzaba septiembre, ella empezó a preguntarse si se lo pediría alguna vez. Tal vez Tom había dado por hecho que ya estaban prometidos y pensaba comprar los anillos de boda más adelante.
Tom le había advertido que el programa de doctorado de Harvard era duro y que los profesores eran muy exigentes. De hecho, le comentó más de una vez que los miembros del profesorado de su programa en concreto eran unos asnos más pretenciosos de lo que él podría llegar a serlo nunca.
(_____ se preguntó si unos niveles de idiotez y presuntuosidad tan astronómicos serían humanamente posibles.)
Sin embargo, ni siquiera sus advertencias la habían preparado para la cantidad de trabajo que tenía que hacer cada día. Pasaba muchas horas en clase, asistiendo a seminarios y cursos, y también en la biblioteca, preparando trabajos y ampliando conocimientos con las lecturas recomendadas. Se reunía a menudo con la profesora Marinelli, con la que mantenía una relación cordial dentro de lo profesional. Y practicaba sin descanso las lenguas extranjeras que iba a necesitar para aprobar los exámenes de competencia académica.
Tom la animaba siempre, por supuesto, y no la presionaba para que pasara tiempo con él. Por su parte, también estaba muy ocupado con su nueva plaza. Le había pedido a Katherine que se encargara de supervisar la tesis de Paul y él se iba a encargar de los trabajos de tres estudiantes de doctorado de su nueva universidad. Pero a pesar de todo, los profesores tenían más tiempo libre que los estudiantes de doctorado, así que pasó más de una noche y más de un fin de semana solo.
En vez de quedarse en casa, poniéndose nervioso, se ofreció como tutor voluntario en el Hogar Italiano para Niños, en Jamaica Plain, el histórico barrio de Boston. Bajo su supervisión, un pequeño grupo de adolescentes se interesó por el arte y la cultura italiana. Tom les prometió que les pagaría un viaje a Italia si aprobaban el instituto con una buena media.
A pesar de sus esfuerzos por mantenerse ocupado, acababa cada día como lo había empezado: solo en su casa reformada, echando de menos a _____.
Se planteó seriamente comprarse un perro. O un hurón.
A pesar del abundante trabajo que la mantenía ocupada, ______ seguía sintiéndose frustrada. Su separación de Tom era fría, incómoda, antinatural. Ansiaba romper esa distancia y volver a ser una sola persona con él. No lograrlo la entristecía mucho. Todas las actividades románticas que compartían —todo era válido menos las relaciones completas— no servían para aliviar su soledad. Estaba harta de pasar las noches sola en su cama, escuchando música.
El deseo sexual se puede satisfacer de muchas maneras, pero _____ echaba de
menos la atención que Tom le dedicaba cuando le hacía el amor; su modo de centrarse en ella como si no existiera nada más en el mundo. Añoraba cómo la hacía sentir cuando acariciaba su cuerpo desnudo. En esos momentos se sentía hermosa y deseada, a pesar de su timidez. Echaba de menos los ratos de intimidad después del sexo, cuando los dos estaban saciados y relajados y Tom le susurraba palabras bonitas al oído, mientras descansaban el uno en brazos del otro.
A medida que transcurrían los días, _____ se preguntaba cuántos más podría aguantar antes de caer en una depresión.
Una tarde de finales de septiembre, ______ abrió la puerta de Range Rover y se sentó en silencio en el asiento del copiloto. Se puso el cinturón de seguridad y miró por la ventana.
—¿Cariño, estás bien? —Tom le apartó el pelo de la cara.
Ella se tensó.
—¿Qué pasa? —insistió él, apartando la mano.
—Sharon —murmuró _____.
Suavemente, Tom le sujetó la barbilla y la hizo mirarlo. Tenía la cara hinchada y roja de tanto llorar.
—Ven aquí. —Le soltó el cinturón y, cogiéndola por la cintura, la levantó del asiento y se la sentó sobre el regazo—. Cuéntame qué ha pasado.
—La doctora Walters ha sacado el tema de mi madre. Yo no quería hablar del asunto, pero ella ha dicho que no estaría haciendo su trabajo si me permitía enterrar todo lo que había pasado en San Luis. Cuando no he podido aguantar más, me he marchado.
Tom hizo una mueca. El doctor Townsend lo había obligado también a él a hablar de su madre en sus sesiones, pero, por suerte, desde su estancia en Italia, a Tom le costaba mucho menos pensar en su pasado. Además, su asistencia a las reuniones de Narcóticos Anónimos también lo ayudaba a hablar de ciertos temas.
—Lo siento —dijo y le besó la coronilla—. ¿No habíais tocado el tema con Nicole?
—Muy poco. Sobre todo hablábamos de ti.
Él hizo una mueca. Nunca se libraría de la culpa que sentía por haberla hecho sufrir tanto. Oír que la psicóloga lo había considerado un problema más prioritario que Sharon no era fácil ni agradable.
—¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?
______ se echó a reír sin ganas.
—¿Buscarme otra psicóloga?
—Lo haría si creyera que era lo mejor para ti. Pero cualquier psicólogo insistirá en que le hables de tu madre. Y de tus novios.
Ella abrió la boca para protestar, pero Tom la interrumpió.
—Entiendo por lo que estás pasando. Nuestras madres no se ocuparon bien de nosotros. Con estilos distintos, pero entiendo lo que sientes.
_____ se sonó la nariz.
—Siempre que quieras hablar de ello, me encontrarás dispuesto. Si quieres llevar una vida mentalmente sana, en algún momento tendrás que enfrentarte al pasado. Yo estaré ahí siempre que me necesites, pero son cosas que uno tiene que hacer solo. Y no únicamente deberías hacerlo por ti, también por nuestra relación. —Le dirigió una mirada comprensiva—. ¿Eres consciente de que, al curarte, no sólo te ayudas a ti, sino a los dos?
______ asintió a regañadientes.
—Pensaba que esta etapa ya estaba superada. Pensaba que, después de toda la
angustia, el angst, la rabia... podríamos ser felices para siempre.
Tom trató de no echarse a reír, pero fracasó.
—¿Qué pasa? ¿No crees en los finales felices?
Él sonrió y le dio un golpecito en la punta de la nariz.
—No es eso. No creo en el angst.
—¿Por qué no?
—Porque no soy existencialista. Soy especialista en Dante.
______ arrugó la nariz.
—Muy gracioso, profesor. Con un nombre como Kaulitz, habría pensado que eras un trascendentalista.
Tom se echó a reír.
—No, no lo soy. Sólo existo para complacerte —dijo, besándole la nariz—. Seremos felices, ________, pero para alcanzar esa felicidad hemos de resolver los conflictos del pasado.
Ella se removió inquieta, pero no dijo nada.
—Había pensado en ir a visitar la tumba de Maia —añadió él entonces y se aclaró la garganta antes de seguir hablando—: Me gustaría que me acompañaras —susurró inseguro—. Quisiera enseñártela. Siempre que no te parezca morboso, claro.
—Será un honor. Me encantará acompañarte.
—Gracias —replicó él, dándole un beso en la frente.
—¿Tom?
—¿Sí?
—No te he contado todo lo que pasó con Sharon. Ni con Simon.
Él se frotó los ojos.
—Yo tampoco te he contado todo lo que me pasó antes de conocerte.
—¿Te molesta que no nos lo hayamos contado todo?
—No. Escucharé todo lo que quieras decirme pero, francamente, hay aspectos de mi vida sobre los que no me gusta hablar. Así que entiendo tus reticencias. —La miró a los ojos—. Lo importante es que se lo cuentes a alguien. Estoy seguro de que la doctora Walters sabrá cómo ayudarte con cualquier cosa que le expliques.
Tras besarla una vez más, la abrazó con fuerza, pensando en lo mucho que habían avanzado en su camino vital individual y en lo mucho que aún les quedaba por recorrer.

CAP 51.-
En octubre, Tom convenció a ______ de que se reunieran con la familia en la casa de Selinsgrove. Rachel y Aaron insistieron en cocinar para todos. El hijo de Tammy, Quinn, se encargó del entretenimiento, haciendo reír a todo el mundo, incluido John.
—¿Cómo te sienta la vida de casado? —le preguntó Tom a Aaron, mientras éste sacaba los ingredientes necesarios para la ensalada.
—Francamente bien. Deberías probarlo algún día. —Y le guiñó un ojo a ______ mientras bebía un sorbo de su cerveza Corona.
—Lo tendré en cuenta —respondió él, sonriendo con suficiencia y empezando a ocuparse de la ensalada.
—Déjate de cuentos, Tom. ¿Cuándo vas a ponerle un anillo en el dedo a esa mujer? —La voz de Rachel les llegó desde dentro del horno.
—Ya lleva uno.
Su hermana dejó el pollo a la Kiev en el horno y se acercó corriendo a _______ a mirarle la mano.
—Éste no cuenta —dijo decepcionada, al ver el aro de platino que su amiga llevaba en el dedo.
_______ y ella se miraron y negaron con la cabeza al mismo tiempo.
Al ver que los hombros de _____ se hundían, Tom dejó la ensalada (a la que le estaba echando demasiadas frutas y nueces) y fue rápidamente a abrazarla.
—Confía en mí —le susurró al oído para que nadie más lo oyera.
Cuando ella asintió, Tom la abrazó con más fuerza antes de besarla.
—Buscaos una habitación —bromeó Aaron.
—Oh, ya tenemos una —replicó Tom, mirando a su cuñado de reojo.
—En realidad, tenemos dos —aclaró ______, suspirando con resignación.
Cuando se sentaron a cenar, Richard pidió que se cogieran las manos para la bendición. Dio gracias a Dios por su familia, por Tammy, Quinn y ______, por su nuevo yerno y por la amistad de los Mitchell. Dio gracias a Dios por su esposa y le dijo que las semillas que ella había plantado en todos los presentes habían germinado. Cuando pronunció el «Amén», todo el mundo se secó los ojos y sonrió, agradeciendo que la familia estuviera reunida y fuerte una vez más.

CAP 52.-
Tras la cena, Tammy y Scott recogieron la cocina mientras Rachel y Aaron practicaban sus habilidades paternales con Quinn. En el porche, Richard y John fumaban puros y bebían whisky, mientras la vieja señora Bancroft sacaba cosas de su garaje y se adentraba en el bosque. Richard miró a John de reojo y ambos hombres brindaron con una sonrisa cómplice.
Dentro de la casa, Tom cogió a _____ de la mano y la llevó al piso de arriba.
—Abrígate bien —le dijo al entrar en la habitación de ella—. Vamos a dar un paseo.
—No hace frío —protestó ______, pero eligió una vieja rebeca de cachemira de Tom.
Éste se había librado de casi todas ellas cuando ella le había comentado que lo hacían parecer un abuelo.
(O un presentador de informativos de la televisión pública.)
Al oírselo decir, a Tom le había faltado tiempo para donarlas al Ejército de Salvación, con excepción de un par de ellas, que ______ había rescatado.
—No quiero que te enfríes —insistió él, tirándole de la chaqueta, juguetón.
—Ya te tengo a ti para que me mantengas caliente —replicó ella, guiñándole un ojo.
Tras enroscarle la bufanda del Magdalen College alrededor del cuello, bajaron a la cocina para salir por la puerta trasera.
—¿A dar un paseo, Kaulitz? —los sorprendió la voz de John.
—Con su permiso, señor Mitchell.
El padre de ______ dio unos golpecitos a la navaja suiza que llevaba en el bolsillo.
—Si la haces llorar, te arrancaré las tripas.
—Cuidaré de ella. Se lo prometo. Y si la hago llorar, le secaré las lágrimas.
 John resopló y murmuró algo entre dientes.
—¿Qué pasa? —preguntó _____—. ¿Qué problema hay?
—Nada. Tom va a acompañarte a dar un paseo, con mi bendición —respondió su padre, tratando de no fruncir el cejo.
—Y con la mía —añadió Richard, divertido.
—Me parece que ya habéis bebido bastante whisky —bromeó _____ y siguió a Tom al bosque, negando con la cabeza.
—¿De qué va esto? —le preguntó, mientras paseaban de la mano en dirección al viejo huerto de manzanos.
—En seguida lo verás. —Tom le besó la cabeza antes de acelerar el paso—. Hueles a vainilla —le dijo sonriendo.
—Me he hartado de la lavanda.
—Yo también.
Poco después llegaron a la linde del huerto. A pesar de que el bosque era espeso en aquella zona, _____ vio que había luz.
—¿Qué es eso?
—Ven a descubrirlo —contestó Tom, guiándola entre los árboles.
Había pequeñas lámparas blancas colgando de las ramas y otras desperdigadas por el suelo, aunque ella se fijó en que la llama que desprendían era falsa, para evitar el riesgo de incendios. A la suave luz de las lamparitas que iluminaban los viejos y
retorcidos árboles, se veía una tienda blanca. Dentro había un banco, una manta que le resultó familiar y varios cojines.
—Oh, Tom —susurró.
Él la llevó hasta el interior de la tienda y la invitó a sentarse.
—No tenías que haberte tomado tantas molestias. Habría sido igual de feliz sentada en el suelo con la vieja manta.
—Me gusta malcriarte. —Tom la estaba mirando con tanta intensidad, que _____ se olvidó de respirar—. ¿Te apetece beber algo?
Se acercó a una mesita baja, donde alguien había dejado una cubitera y dos copas altas. Cuando _____ asintió, él abrió la botella con facilidad y sirvió la bebida en las copas.
—¿Brindamos? —propuso, volviendo a su lado.
—Por supuesto. —_____ miró la copa de Tom con desconfianza—. Aunque podemos beber otra cosa.
—Sólo tomaré un traguito. Por ______, mi amada —brindó, alzando su copa.
—Creo que deberíamos brindar por nosotros.
—Eso también. Por nosotros. —Con una sonrisa, Tom volvió a alzar la copa, antes de hacerla chocar con la de ella.
—¿Cómo has montado todo esto? Debes haber tardado varias horas —se maravilló _____, mirando a su alrededor.
—El anciano señor Bancroft se encarga del cuidado de la casa y las tierras mientras estoy fuera. Le pedí que se ocupara de todo mientras cenábamos. ¿Puedo? —Alargando la mano hacia un cuenco lleno de fresas, eligió la más grande y más madura y se la ofreció.
Acercándosela a los labios, sonrió al ver que ella se comía la mitad de un bocado.
—Ya verás. Las fresas y el champán casan de maravilla.
______ se echó a reír cuando parte del zumo de la fresa le resbaló por la barbilla. Trató de secárselo con los dedos, pero Tom fue más rápido. Acariciándole los labios y el mentón con el pulgar, se llevó todo el zumo y se lo bebió.
—Delicioso —murmuró.
Tras repetir el proceso varias veces, ______ empezó a marearse. La sensualidad de Tom, incluso cuando se contenía, era embriagadora.
Ella le ofreció a su vez una fresa y, cuando él la mordió, se llevó su dedo a sus labios y la sorprendió succionándoselo con avidez.
—Dulce como el caramelo —dijo, con voz ronca.
Se sentó entonces en el banco y le tendió la mano, invitándola a sentarse a su lado. Cuando ella así lo hizo, Tom la rodeó con el brazo mientras, con la otra mano le acariciaba el labio inferior.
—¿Tienes idea de cómo me afectas? El color de tus mejillas, el calor de tu piel, el latido de tu corazón... —Negó con la cabeza—. Me faltan palabras para describirlo.
_____ se desabrochó la chaqueta y colocó la mano de Tom sobre su corazón.
—Siente cómo late. Late así por ti, Tom.
Él bajó la vista hacia su mano.
—Espero seguir provocándote este efecto el resto de mi vida.
Y le capturó los labios en un beso apasionado, antes de retirar la mano para sujetarla por la mejilla.
—Te he traído aquí porque aquí es donde empezó todo. Aquella noche cambiaste mi vida. Nunca podré agradecértelo lo suficiente.
—No necesito tu agradecimiento. Tu amor me basta.
Él la besó con dulzura.
—¿De dónde viene la música? —_____ miró a su alrededor, buscando un equipo de música, pero no lo encontró.
—El señor Bancroft se ha encargado de todo.
—Es precioso.
—No tanto como tú. Desde que te conocí, la belleza entró en mi vida. —La abrazó con más fuerza—. Aún no puedo creerme que te tenga entre mis brazos después de todos estos años y que me quieras.
—Siempre te he querido, Tom. Incluso cuando no me reconocías. —_____ le apoyó la cara en el pecho mientras él canturreaba, siguiendo la canción.
Cuando la canción acabó y empezó otra, él le susurró al oído:
—Tengo un regalo para ti.
—No quiero regalos. Sólo bésame.
—Te cubriré de besos cuando me dejes darte el regalo.
Sacándose algo del bolsillo de la chaqueta, se lo ofreció. Era un anuncio escrito en italiano sobre una tarjeta de cartón de calidad.
—¿Qué es esto? —_____ alzó los ojos, ilusionados, hacia él.
—Léelo —la animó Tom, con sus ojos igual de brillantes.
Era una invitación de la galería de los Uffizi, en Florencia, para la inauguración de una exposición exclusiva de una colección de grabados de Botticelli de la Divina Comedia de Dante, algunos de los cuales no habían sido expuestos anteriormente. El anuncio detallaba que la exposición era posible gracias al préstamo del profesor Tom Kaulitz en honor de su prometida, la señorita _______ Mitchell.
Ella lo miró con los ojos muy abiertos.
—¡Tom, tus grabados, no me lo puedo creer!
—La felicidad me ha vuelto generoso.
—Pero ¿qué pasará con las cuestiones legales? ¿Cómo demostrarás que los adquiriste de manera legal?
—Mi abogado ha contratado a un equipo de expertos que va a rastrear su origen, que se pierde a finales del siglo diecinueve. Tras esa fecha, nadie sabe qué pasó con ellos. Dado que fueron pasando de colección privada en colección privada, nadie puede discutirme que soy su legítimo dueño. Pero ahora quiero compartirlos con el mundo.
—Es maravilloso. —______ se ruborizó y miró al suelo—. Pero mi nombre no debería ir unido a la exposición. Los grabados son tuyos.
—Si no fuera por ti no los estaría compartiendo.
Ella levantó la mano para acariciarle la mejilla.
—Gracias. Lo que estás haciendo es muy generoso. Siempre pensé que esas imágenes deberían estar al alcance de todo el mundo que quisiera disfrutar de ellas.
—Tú me has enseñado a no ser egoísta.
______ se acercó más y lo besó ávidamente en los labios.
—Y tú me has enseñado a aceptar regalos.
—Entonces, hacemos buena pareja. —Carraspeando, Tom le apartó un mechón de pelo de la cara—. ¿Me acompañarás a la exposición? Podemos ir en verano. Al dottore Vitali le gustaría dar una recepción en nuestro honor, parecida a la que ofreció el año pasado, cuando fui a dar la conferencia.
—Por supuesto que te acompañaré.
—Bien. Tal vez podamos encontrar un rincón privado en el museo para...
—Nada me gustaría más, profesor. —_____ le guiñó un ojo.
Él se tiró del cuello de la camisa.
—¿Quieres que nos casemos en Florencia el verano que viene? Podríamos hacer
coincidir la boda con la visita a la exposición.
—No.
Tom bajó la vista, decepcionado.
—Falta mucho para el verano que viene. ¿Por qué no el mes que viene?
Él la miró a los ojos.
—Me casaría contigo mañana mismo, pero eso no nos dejaría mucho tiempo para hacer planes.
—Quiero una boda sencilla. Estoy cansada de vivir sola. Quiero estar contigo. —Le acarició la oreja con los labios—. Y no sólo porque quiera que me calientes la cama.
A Tom se le escapó un gruñido. La besó con firmeza y ella suspiró dentro de su boca, devolviéndole el beso.
—¿Y tus estudios?
—Muchos estudiantes de doctorado están casados. Aunque sólo pudiera verte en la cama por la noche, ya sería más de lo que te veo ahora. Por favor, no me hagas esperar.
Él le acarició la mejilla con el dorso de la mano.
—Lo dices como si la espera no me estuviera matando a mí también. ¿Dónde te gustaría que nos casáramos?
—En Asís. Siempre ha sido un lugar especial para mí y sé que también es importante para ti.
—No se hable más. Será en Asís lo antes posible. ¿Y qué te apetece que hagamos para la luna de miel? —Alzó las cejas, provocándola—. ¿Tienes alguna preferencia? ¿París? ¿Venecia? ¿Belice?
—Cualquier sitio será fantástico si estoy contigo.
Tom la abrazó con fuerza.
—Dios te bendiga. En ese caso, yo me encargaré de todo. Será una sorpresa.
______ lo besó y, al cabo de unos instantes, el mundo empezó a girar a su alrededor. Todo desapareció excepto sus brazos y sus labios.
—Hay algo más que quiero mostrarte —dijo él cuando dejó de besarla, minutos más tarde.
Dándole la mano, la llevó hasta el viejo manzano que había en un extremo del claro en el bosque.
Volviéndose hacia ella, la miró con el corazón en los ojos.
—La primera vez que estuvimos aquí, te di una manzana de este árbol.
—Lo recuerdo.
—Aquella manzana era un buen símbolo de mi vida en aquel momento: una vida carnal, egoísta, violenta, un imán para el pecado.
Apoyando una rodilla en el suelo, Tom se sacó una manzana de oro del bolsillo.
—Esta manzana representa a la persona en la que me he convertido: llena de esperanza. Y de amor.
______ miró la manzana antes de volver los ojos hacia él.
—¿Algún hombre te ha pedido que te cases con él?
Ella negó con la cabeza, cubriéndose la boca con la mano.
—Pues me alegro de ser el primero.
Abrió la manzana como si fuera una caja mágica y _____ vio brillar un anillo de diamantes contra un fondo de terciopelo rojo.
—Quiero ser el primero y el último. Te quiero, _____. Te ofrezco mi corazón y mi vida.
»Cásate conmigo. Sé mi esposa, mi amiga, mi amante y mi guía. Sé mi bendita Beatriz y mi adorada ______. —La voz le flaqueó ligeramente—. Di que serás mía. Para siempre.
—Sí —logró decir ella, antes de que las lágrimas le impidieran seguir hablando.
Tom sacó el anillo de la manzana y se lo puso en el dedo con suavidad para después acariciarle la mano con los labios.
—Compré este anillo hace tiempo, cuando encargué los anillos de boda, pero lo puedo devolver si prefieres elegirlo personalmente.
_____ miró el diamante, de dos quilates y medio, de corte cuadrado, montado sobre un aro de platino. Era un anillo clásico, casi anticuado, con una hilera de diamantes más pequeños rodeando el diamante principal y los laterales del aro. Aunque era más grande y elaborado del que ella habría elegido, era perfecto, porque Tom lo había comprado para ella.
—Éste es el que quiero.
Él se levantó y _____ se lanzó a sus brazos.
—Te he querido desde siempre. Desde la primera vez que vi tu foto —dijo, mojándole el pecho con las lágrimas que no podía contener—. Te quería ya antes de conocerte.

—Yo te quería antes de saber cómo te llamabas. No te conocía; sólo conocía tu bondad. Y ahora puedo quedarme a mi Beatriz para siempre.



HOLA!!!! LE PROPUSO MATRIMONIO!!! Y ELLA ACEPTO!!! DIOS QUE HERMOSO ... ODIO A ESTE HOMBRE POR SER TAN TIERNO Y ROMANTICO CARAY!!! LO AMOOOOOO!!! QUIERO UNO ASI DIOS!!! T.T JAJAJJA LAS DOS "T" REPRESENTAN MIS LAGRIMAS JAJAJA ... BUENO YA FALTAN 4 CAPITULOS PARA QUE TERMINE EL 2º LIBRO Y COMENZAR CON EL 3º Y ULTIMO!!! NO SE OLVIDEN DE COMENTAR 4 O MAS COMENTARIOS, BUENO HASTA LUEGO, NOS VEMOS EN LA PROXIMA ACTUALIZACION :)) ADIOS 

4 comentarios:

  1. Awwwwwwww llorooo de emoción ..!! Tom es perfectoooo. Siempre piensa en todooo. Detalles muy importanteeee...

    Estoy emocionadaaaa!! *.*

    Siguelaaaa :)

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  2. aww que bella propuesta *-* perfecta
    siguela prontoo :D

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  3. tan romantico tom omg :D siempre pensando en todo los detalles *-* para hacer felis a (tn)
    espero que subas pronto :)

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  4. No puedo creer q Tom sea tan romanticooo y bellooo jajaaja yo también quiero uno así :), me encantoooooooooo ame estos caps que hermosa propuesta :) ya quiero leer los caps en donde ellos se casan y sobre su luna de miel como sera??? me muero x saber pleaseee sube hoy mismo amo tu fic!!! pasate x mi fic darknesslight-fanfic.blogspot.com

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