CAP
12
Esa noche, Tom y ____ estaban
sentados en el suelo de su habitación, junto al arbolito de Navidad del hotel.
Se habían puesto el pijama y ella lo había animado a mostrarle lo que le había
mandado Paulina, para que no hubiera secretos entre los dos. Aunque Tom
prefería no hacerlo, lo hizo por ella.
Con una mueca, sacó la
ecografía de la caja y la sostuvo en la mano. Cuando ____ quiso verla, se la
dio, suspirando.
—Esta imagen no puede hacerte
daño. Si Rachel y Scott se enteraran, se pondrían de tu lado —dijo ella,
trazando el contorno de la cabecita con un dedo—. Puedes guardarla en algún
sitio privado si lo prefieres, pero no creo que deba estar escondida en una caja.
Tenía nombre. Se merece ser recordada.
Tom dejó caer la cabeza entre
las manos.
—¿No crees que sería morboso?
—No creo que haya nada morboso
en un bebé. Maia era tu hija. Paulina te ha enviado esta imagen para
castigarte, pero a mí me parece que deberías considerarla un regalo. Deberías
conservarla en un lugar de honor. Eres su padre.
Él estaba demasiado emocionado
para decir nada. Se levantó y recorrió la habitación, pensativo. Se apoyó en la
puerta con la mirada perdida.
____ lo siguió.
—Ya tengo ganas de estrenar eso
—dijo, señalando el corsé negro y los zapatos a juego, que habían dejado dentro
de la caja abierta, debajo del arbolito.
—¿De verdad?
—Tendré que soltarme un
discurso mientras me lo pongo para darme ánimos, pero me parece muy bonito y
femenino. Y los zapatos me encantan. Gracias.
Tom se relajó un poco. Quería
pedirle que se lo probara ya. Quería verla con los zapatos puestos —tal vez
sentada en la encimera del lavabo, con él entre sus piernas—, pero se guardó
sus deseos por el momento.
—Tengo que decirte algo. —____
le cogió la mano y entrelazó sus dedos con los suyos—. No voy a poder ponérmelo
esta noche.
—Con todo lo que ha pasado,
entiendo que no te apetezca.
Tom le acarició el dorso de la
mano con el pulgar.
—Pasarán unos días antes de que
pueda ponérmelo.
—No te preocupes, lo entiendo.
—Trató de soltarle la mano.
—Intenté explicártelo anoche,
pero no me dejaste acabar.
Él aguardó en tensión.
—Es que... tengo la regla.
Tom se quedó con la boca
abierta, aunque en seguida la cerró y le dio un sentido abrazo.
—No era ésta la reacción que
esperaba. —La voz de ____ llegaba apagada por el abrazo—. ¿Me has oído bien?
—Entonces, anoche... ¿no era
que no me desearas?
Ella se separó y lo miró
sorprendida.
—Aún estoy disgustada por lo
que ha pasado, pero por supuesto que te deseo. Siempre que hacemos el amor me
haces sentir especial. Pero ahora no quiero entrar en... quiero decir, no
quiero que tú entres... Bueno, ya sabes lo que quiero decir —se interrumpió, ruborizándose.
Con un suspiro de alivio, Tom la besó en la frente.
—Tengo otros
planes para ti.
La llevó de la
mano hasta el espacioso cuarto de baño, deteniéndose un instante para encender
el equipo de música. Las notas del tema de Sting Until llenaron la
habitación.
Paulina estaba
sentada en una cama desconocida, en Toronto, cubierta de sudor frío. No
importaba cuántas veces la tuviera, la pesadilla no variaba nunca. Ni el vodka
ni las pastillas servían para eliminar el dolor del corazón ni las lágrimas de
los ojos.
Al alargar la
mano hacia la botella que tenía en la mesilla de noche, tiró el reloj al suelo.
Tras varios tragos y varias pastillas, la oscuridad se la llevaría a su reino y
podría por fin dormir. No encontraba
consuelo. Otras mujeres podían tener otro hijo que las ayudara a superar el
dolor de la pérdida del primero. Pero ella nunca volvería a tener hijos. Y el
padre de su bebé perdido no la quería.
Él era el
único hombre al que había amado de verdad. Lo había amado de cerca y en la
distancia, pero Tom nunca había correspondido a sus sentimientos. Siempre se lo
había dejado claro. Pero era demasiado noble para echarla de su vida de una
patada.
La cabeza le
daba vueltas mientras lloraba con la cara enterrada en la almohada, lamentando
su doble pérdida.
La de Maia.
Y la de Tom.
CAP
13 (PARTE 1)
El profesor Giuseppe Pacciani
no era un hombre virtuoso, pero era listo. No creyó a Christa Peterson cuando
ésta le dijo que estaría encantada de verse con él para algo más que palabras.
Y para asegurarse de que el encuentro acababa produciéndose de manera
satisfactoria, se guardó el nombre de la fidanzata canadiense del
profesor Kaulitz, prometiendo revelárselo cuando se vieran en Madrid, en
febrero.
Christa, que no quería
acostarse con él ni tener que esperar tanto para obtener la información, no le
respondió. Cambiando de táctica, buscó otra manera de lograr su objetivo.
Era evidente que estaba celosa
y que los celos eran la razón que la impulsaba a buscar el nombre de la mujer
que había triunfado donde ella había fracasado (inexplicablemente), logrando el
interés del profesor. Hacía tiempo que sospechaba de una morena de ojos grandes
y mirada inocente, concretamente desde que el profesor Kaulitz había discutido
a gritos con ella en mitad de un seminario, por culpa de una amante llamada
Paulina.
Aunque también sentía una gran
curiosidad por saber si los rumores que lo vinculaban con la profesora Singer y
sus secretos no tan secretos eran ciertos. Cuando él le había dado dos besos a
la profesora al acabar la conferencia, muchas lenguas se habían puesto en
movimiento, la de Christa entre ellas.
Tal vez Giuseppe se equivocaba.
Tal vez lo que Tom Kaulitz tenía no era una fidanzata, sino una amante.
Tratando de resolver ese
misterio tan jugoso, Christa se puso en contacto con un antiguo amor de
Florencia que escribía en el periódico La Nazione, pidiéndole cualquier
tipo de información sobre la vida personal del profesor. Mientras esperaba la
respuesta, se centraría en una fuente de información más cercana. En Lobby
todos los secretos dejaban de serlo tarde o temprano.
La prolongada ausencia del
profesor Kaulitz se remontaba a la noche en que ella había tratado de
seducirlo. Por tanto, razonó, la relación con su prometida debió de empezar en
esa época. Antes de entonces, él no había tenido tantos miramientos sobre con
quién se enrollaba.
Tal vez ya había tenido
encuentros esporádicos con su novia antes de esa fatídica noche. Era muy
posible que la relación no fuera tan monógama como Christa creía y que el
profesor la alternara con otras relaciones. Aunque suponía que si una de éstas
fuera oficial, le habrían llegado más rumores.
(Al fin y al cabo, Toronto no
dejaba de ser una ciudad pequeña en muchos aspectos.)
El camino que seguir estaba
claro. Era muy probable que el profesor Kaulitz y su novia hubieran ido alguna
noche a Lobby durante el semestre anterior, ya que el local era el lugar
favorito de él. Sólo tenía que encontrar a alguien que trabajara allí e
interrogarlo hasta obtener la información que necesitaba.
Un sábado por la noche, a
última hora, Christa se dedicó a acosar al personal de Lobby, en busca del
eslabón más débil. Sentada en el bar, ignoró por completo a la alta y rubia
americana que tenía al lado, sin saber que ésta acababa de llegar de Harrisburg
con el mismo objetivo que ella.
Christa hizo una mueca de
disgusto cuando la mujer sacó su iPhone del bolso y empezó a hablar a gritos
con un maître llamado Antonio.
A medida que avanzaba la noche, fue descartando candidatos.
Ethan tenía novia formal, más de un barman era gay y casi todas las camareras
eran mujeres. Sólo le quedaba Lucas.
Éste era un
informático un poco friki (dicho sin ánimo de ofender) que ayudaba a Ethan con
la seguridad del club. Tenía acceso a las grabaciones de las cámaras de
seguridad y estuvo encantado de quedar con ella a una hora en que el club
estaba cerrado para revisar los CD desde setiembre de 2009.
Ésa fue la
razón de que Christa se encontrara un domingo por la mañana en el servicio de
mujeres, con Lucas embistiendo entre sus piernas, en vez de estar en la
iglesia.
Tom y ____
regresaron a Toronto el 1 de enero, bastante más tarde de lo planeado. Pasaron
por el apartamento de ____ para dejar algunas cosas y coger algo de ropa. O eso
al menos era lo que pensaba Tom mientras el taxi los esperaba a la puerta del
edificio y él aguardaba en el frío y poco acogedor apartamento a que ella
preparara su bolsa.
Pero no lo
hizo.
—Ésta es mi
casa, Tom. Llevo tres semanas fuera. Tengo que poner lavadoras y empezar a
trabajar en la tesis. Las clases empiezan el lunes.
La expresión
de él se ensombreció rápidamente.
—Sí, soy muy
consciente de cuándo empiezan las clases —replicó secamente—, pero este
apartamento está helado. No tienes nada de comer y no quiero dormir sin ti. Ven
a casa conmigo y vuelve mañana por la mañana.
—No quiero ir
a casa contigo.
—Te dije que
haría cambiar los muebles del dormitorio y lo he hecho. No sólo la cama, todos
los muebles son nuevos. —Haciendo una mueca, añadió—: Incluso he hecho pintar
las paredes.
—No estoy
preparada. —Y dándole la espalda, empezó a deshacer la maleta.
Al ver que no
pensaba cambiar de opinión, él se marchó del apartamento dando un portazo.
____ suspiró.
Sabía que Tom
lo intentaba, pero los secretos que había descubierto recientemente habían
erosionado mucho su autoestima. Una autoestima que había empezado a recuperar
en Italia.
____ era
consciente de que la culpa de que tuviera tanto miedo a perderlo era del
divorcio de sus padres y de la traición de Simon. Pero una cosa era saberlo y
otra que dejara de afectarla. Por mucho que lo intentara, era incapaz de creer
que Tom no se cansaría de ella con el tiempo.
Estaba a punto
de cerrar la puerta con llave, cuando él regresó, maleta en mano.
—¿Qué quieres?
—preguntó ella.
—Darte calor.
Y dejando la
maleta en el suelo, se encerró en el baño. Minutos más tarde, volvió a salir,
con la camisa desabrochada y fuera de los pantalones, refunfuñando algo sobre
que había arreglado el jodido calefactor.
—¿Por qué has
vuelto?
—Ya sabes que
me cuesta dormir sin ti. De hecho, estoy tentado de vender el maldito piso y
todos los muebles y comprar uno nuevo.
Negando con la
cabeza, se quitó la ropa sin ceremonias.
Mientras ____
usaba el baño, él se entretuvo mirando algunas de las cosas que ella había
dejado en la mesita auxiliar: el álbum con las reproducciones de Botticelli que
le había regalado por su cumpleaños, una vela grande, una
caja de cerillas y las fotos que él le había hecho.
Mientras las
miraba, se excitó. Ella le había dicho que quería posar para él. Deseaba que la
fotografiara. Un mes atrás, eso le habría parecido imposible. Se había mostrado
tan tímida, tan nerviosa...
Recordó su
expresión cuando la había llevado a su casa después de aquella horrible
discusión en la universidad. Pensar en sus ojos, grandes y aterrorizados, y en
cómo había temblado bajo sus manos, hizo disminuir su erección. No se la
merecía. Y lo sabía. Era sólo la baja autoestima de ____ la que le impedía
darse a ella cuenta de la verdad.
Siguió mirando
las fotos hasta llegar a una de ____ de perfil. Tom le apoyaba una mano en el
hombro, mientras le retiraba el pelo del cuello con la otra para darle un suave
beso.
Ella no sabía
que él tenía una copia ampliada de esa foto guardada en el armario del
dormitorio. No se había atrevido a colgarla antes por miedo a su reacción.
Cuando volviera a casa, sería lo primero que haría.
Esa idea
alimentó de nuevo su deseo. Encendió la vela y apagó la luz. Un resplandor
romántico se extendió por la habitación justo cuando ____ salía del baño.
Tom se sentó
en la cama, completamente desnudo. Ella, en cambio, llevaba en la mano un
pijama de franela con patitos de goma estampados.
—¿Qué haces?
—le preguntó él, sin disimular su disgusto.
—Me preparo
para dormir.
—Ven aquí. —La
atrapó con la mirada.
____ se acercó
a él lentamente.
Arrebatándole
el pijama de las manos, lo lanzó a la otra punta de la habitación.
CAP 13 (PARTE
2)
—No necesitas
pijama. No necesitas ponerte nada.
Ella se
desnudó lentamente, dejando la ropa sobre una silla plegable. Cuando se acercó
a la cama, Tom la detuvo poniéndole una mano sobre la cabeza, casi como si la estuviera
bendiciendo. Entonces empezó a acariciarla desde el pelo, pasando por las cejas
y los pómulos, encendiendo su deseo con la intensidad de su mirada.
Había algo del
antiguo profesor Kaulitz tras aquellos ojos, algo primario y sexual. Cuando ____
cerró los suyos un instante, las manos de Tom, que ya le habían bajado hasta el
cuello, le sujetaron la cara.
—Abre los
ojos.
Al obedecer,
se asustó un poco al ver el hambre en su mirada. Era un león acosando a su
presa, ansioso por alimentarse. Sabía que no quería asustarla, pero se sintió
indefensa ante su propio deseo de él.
—¿Has echado
de menos tocarme así? —le preguntó Tom, con un ardiente susurro.
____ respondió
que sí con la voz ronca de excitación. El pecho de él se hinchó de orgullo.
Recorrió el
camino desde su cara hasta sus rodillas lentamente, pero Tom parecía disfrutar
de cada centímetro, deteniéndose en varios puntos. Su tacto era ligero, pero
lleno de ardor. A pesar del frío de la habitación, ____ sentía calor por donde
pasaban sus manos. Pero en cuanto se acordó de lo fría que estaba la
habitación, se estremeció.
Tom se
interrumpió inmediatamente y se echó a un lado para que se metiera en la cama,
del lado de la pared. Presionó su pecho contra la espalda de ella y los cubrió
a los dos con el edredón lila.
—He echado
mucho de menos hacerte el amor. Era como si me faltara algo
esencial.
—Yo también te
he echado de menos.
Tom sonrió
aliviado.
—Me alegro
mucho de oírte decir eso. Ha sido una tortura pasar una semana sin poderte
tocar así.
—Ha sido una
tortura pasar una semana sin que me tocaras así.
El deseo que
oyó en su voz le encendió la sangre, y la abrazó con más fuerza.
—Los abrazos y
los mimos también forman parte de hacer el amor.
—Nunca me
habría imaginado que fuera usted un mimoso, profesor Kaulitz.
Él le
mordisqueó el cuello, succionándolo muy ligeramente.
—Me he
convertido en un montón de cosas desde que me aceptaste como tu amante.
—Acercando la cara a su pelo, aspiró su aroma a vainilla—. A veces me pregunto
si te das cuenta de lo mucho que me has hecho cambiar. Es casi milagroso.
—Yo no hago
milagros. Pero te quiero.
—Y yo te
quiero a ti.
Entonces, Tom
permaneció inmóvil unos instantes, lo que sorprendió a ____, que había esperado
que empezara a hacerle el amor inmediatamente.
—Al final no
me contaste lo que pasó en el restaurante Kinfolks la víspera de Navidad —dijo
él, tratando de sonar despreocupado. No quería que pensara que se lo estaba
reprochando.
Con la
esperanza de acabar pronto la conversación y poder pasar a otras actividades
más placenteras, ____ le contó el altercado con Natalie, obviando la parte en
que ésta se había burlado de sus habilidades sexuales delante de todo el mundo.
Tom la tumbó de espaldas para verle la cara.
—¿Por qué no
me lo contaste?
—Ya no podías
hacer nada.
—Te quiero,
¡maldita sea! ¿Por qué no me lo contaste?
—Cuando
entramos en casa, Paulina te estaba esperando.
Él frunció el
cejo, pero se calmó.
—De acuerdo.
Así que amenazaste a tu antigua compañera de habitación con llevar el tema a la
prensa.
—Sí.
—¿Crees que te
tomó en serio?
—Quiere salir
de Selinsgrove más que nada en el mundo. Quiere ser la novia oficial de Simon y
acudir a actos políticos cogida de su brazo. No hará nada que ponga en peligro
sus posibilidades de conseguirlo.
—¿No ha
logrado todo eso todavía?
—No. Llevan su
relación en secreto por deseo de Simon. Por eso tardé tanto en darme cuenta de
que se la estaba tirando.
Tom se
estremeció. ____ no solía hablar así. Cuando lo hacía, era que estaba más
disgustada de lo que parecía.
—Mírame —le
dijo él, apoyando los brazos a cada lado de sus hombros.
Ella lo miró a
los ojos y Tom le devolvió una mirada preocupada.
—Siento que
Simon te hiciera daño. Y siento no haberle pegado más fuerte cuando tuve la
ocasión. Pero no puedo decir que sienta que se liara con tu compañera. De no
haberlo hecho, ahora no estarías conmigo.
La besó,
acariciándole el cuello hasta que ella suspiró, satisfecha, en su boca.
—Eres mi
hojita. Mi preciosa y triste hojita y yo quiero verte fuerte y feliz. Siento
mucho las lágrimas que has derramado por mi culpa. Espero que algún día puedas
perdonarme.
____ lo abrazó con fuerza y ocultó la cara en su hombro.
Luego lo exploró con sus manos hasta que sus cuerpos se fundieron en uno solo.
El silencio del diminuto estudio se llenó con el sonido de los apagados jadeos
de ambos y con los gemidos de ____, que iban aumentando de intensidad.
Era un
lenguaje sutil, el lenguaje de los amantes. Los suspiros se respondían con más
suspiros o con gruñidos. La excitación de uno crecía y se alimentaba de la
excitación del otro hasta que los gruñidos se convertían en gritos y, más
adelante, otra vez en suspiros. El cuerpo de Tom la cubría por completo,
llenándola de las sensaciones de su peso, su sudor y su piel desnuda.
Ése era el
gozo que todo el mundo perseguía: sagrado y pagano a la vez. La unión de dos
seres en un solo ser: una unión perfecta, sin costuras. Un retrato de amor y
satisfacción profunda. Un breve vistazo de la visión beatífica.
Antes de salir
de su interior, Tom le dio un último beso en la mejilla.
—¿Lo harás?
—¿El qué?
—Perdonarme
por lo de Paulina. Por no habértelo contado todo y por tratarla tan mal.
—No puedo
perdonarte en su nombre. Eso sólo puede hacerlo ella. —____ se mordió el labio
inferior—. Ahora más que nunca tienes que asegurarte de que reciba ayuda para
que pueda seguir adelante con su vida. Se lo debes.
Él
quería decir algo, pero la fuerza de su bondad se lo impidió.
HOLA!!! BUENO COMO PUEDEN VER SON DOS CAPS EN UNA SOLA ACTUALIZACION ... LO SE ... AMENME :D ... NAA!! SOLO QUIERANME ... JAJAJA LA RAZON? ESTA MUY CORTO EL CAPS NUMERO 12 ENTONCES LES AGREGE EL 13 PARA QUE NO LEYERAN TAN POQITO, SE LO QUE SE SIENTE QUE LEAS UNA MISERIA ... MUY POQUITO POR ESO LES AGREGE ASI.
RESPONDO COMENTARIOS. A LA CHICA QUE TODAVIA NO ME SE SU NOMBRE (AUN, PERO ME LO APRENDERE, QUE NO SE PREOCUPE) JAJAJA NO ERES EXAGERADA .. YO HARIA Y HACIA LO MISMO QUE TU ... POR MI NO HAY PROBLEMA QUE TU SOLA ACOMPLETES LOS COMENTARIOS ... PUEDES COMENTAR LAS VECES QE QUIERAS :)) ... BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO Y YA SABEM 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGO MAÑANA EL 14 SINO ... A ESPERAR COMO LO HICE ESTA SEMANA ... Y MIREN QUE ESTUVE TENTADA A AGREGARLES PERO ME DIJE .. VIRGINIA, SI LES AGREGAS CREERAN QUE NO TIENES PALABRA Y COMO HABIA 3 COMENTARIOS SEGUIRAN ASI ... ASI QUE AGUANTA Y HASTA QUE NO VEAS 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGAS , ASI QUE ASI LO HICE .. BUENO AHORA SI ME VOY :)) ADIOS Y QUE TENGAN BONITA Y DELICIOSA NOCHE ...
Esta hermosa la fic!! *.*
ResponderBorrarCrista es una perrsa.. No quiero q nadie arruine estoo..
Subere Virgiii xD
Me encanto, hay esa Christa ahora me cae mas mal, Paulina lo q me da es lastima pero tambien me cae mal xq quiere separar a Tom de (Tn) y eso no es justo :S, hay tan lindos Tom y (Tn) espero q sigan juntos y q nadie los separe y ps me gustaria mucho q (Tn) quedara embarazada de Tom pero veo q mi deseo no se podra cumplir xq Tom se esterilizo :( sube el 14 pleasee :)
ResponderBorrarHolaaa, bueno yo creo que ______ no debería permitir que tom y paulina hablaran, porque a ella le va agustar ver a tom y va a querer intentar cual quier cosa con tal de tenerle y aunque confio plenamente en tom, no me gusta que es arpia se le acerque hahahahaha y la muy zorra de cristal agggggg la odio es muy guarra! Espero que no descubra a la novia de tom porque entonces si estaran en apuros, ojala sr lo este tirando al chico del baño y luego el le diga que no sabe hajahahahahaha
ResponderBorrarBueno que sepas que tomo en cuenta lo que me dijiste dr que puedo comentar todo lo que quiera y estoy tentada hahahahaha es que faltan comentarios y me encantaria despertar con un cap ya que estoy malita y no tengo mas que hacer que estar en la cama y tus caps como ya te dije me tienen super entretenida y emocionada, hahahahahaha soy muy fan tuya y de como escribes o en este caso adaptas, bueno no hablo más que mi madre dice que cuando empiezo no hay quien me pare XD hahajahaha
Por cierto me llamo Olaya (un nombre raro si hahahajahaha)
Un besin, siguela plizzz♥
Por cierto la escena de _____ y tom me encanto y cuando tom bajo a por sus maletas también cada día que pasa me gusta más este hombre jajajajajajajaja siguela pliz ya tienes los 4 comentarios :D
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