CAP
5 (PARTE 1)
A
la mañana siguiente, una limusina fue a buscar a la feliz pareja a la estación
de tren de Perugia. El chófer los condujo por una carretera de curvas hasta una
finca cercana a Todi, un pueblo medieval.
—¿Es
aquí? ¿Es ésta la casa? —preguntó ____, maravillada, mientras recorrían el
sendero privado que llevaba a una mansión situada en lo alto de una colina.
Era
una construcción de piedra de tres plantas, rodeada por varios acres de tierra
salpicada por cipreses y olivos.
Mientras
avanzaban, Tom le señaló un huerto de árboles frutales que, cuando llegara el
verano, proporcionaría a los habitantes de la casa higos, melocotones y
granadas. A un lado había una piscina llena, casi un estanque sin bordes que
parecía fundirse con el horizonte. La piscina estaba rodeada por arbustos de
lavanda. ____ casi podía oler su aroma desde el interior del coche. Se dijo que
iría a buscar unas ramitas para perfumar las sábanas.
—¿Te
gusta? —le preguntó Tom, esperando su aprobación con ansiedad.
—Me
encanta. Cuando dijiste que habías alquilado una casa, no pensaba que fuera a
ser tan magnífica.
—Espera
a ver el interior. Hay una chimenea y un jacuzzi en la terraza.
—No
he traído bañador.
—¿Y
quién ha dicho que nos vaya a hacer falta bañador? —Tom movió las cejas
insinuante y ____ se echó a reír.
Un
Mercedes negro los aguardaba aparcado frente a la casa, para que con él
pudieran ir a visitar los pueblos cercanos, incluido Asís, un lugar que a ____
le interesaba particularmente.
La
encargada de la casa se había ocupado de llenar la cocina de comida y vino, por
si llegaban con hambre. ____ puso los ojos en blanco al descubrir varias
botellas de zumo de arándanos de importación en la despensa.
«El
profesor Tom Kaulitz, también conocido como el Sobreprotector, ataca de nuevo.»
—¿Qué
te parece? —le preguntó él, abrazándola por la cintura en el centro de la gran
cocina, totalmente equipada.
—Es
perfecta.
—Me
preocupaba que no te apeteciera venir a Umbría, pero pensé que nos vendrían
bien unos días de calma y aislamiento.
____
alzó una ceja.
—Nuestros
días de aislamiento no son especialmente calmados, profesor.
—Eso
es porque me vuelves loco de deseo. —Tom la besó apasionadamente—. Quedémonos
en casa esta noche. Podemos preparar algo juntos, si quieres, y relajarnos ante
el fuego.
—Suena
bien. —____ le devolvió el beso.
—Llevaré
el equipaje al piso de arriba mientras exploras la casa. El jacuzzi está en la
terraza del dormitorio principal. Nos vemos allí dentro de un cuarto de hora.
Ella
aceptó la invitación con una sonrisa.
—Ah,
y... ¿señorita Mitchell?
—¿Sí?
—Nada
de ropa durante el resto de la velada.
Con un grito excitado, ____
echó a correr escaleras arriba.
La casa estaba decorada con un gusto exquisito. Las paredes
estaban pintadas en varios tonos de blanco y crema, pero lo que más llamaba la
atención era el dormitorio principal y su romántica cama con dosel. No pudo
resistir la tentación de probarla un momento antes de entrar en el baño con el
neceser.
Sacó sus productos de maquillaje, dejó su jabón y su champú
en la gran ducha abierta, se recogió el pelo en un moño alto y se quitó la
ropa, envolviéndose en una toalla grande de color marfil. Nunca se había bañado
desnuda al aire libre, pero le apetecía mucho probarlo.
Mientras doblaba la ropa, oyó música procedente del
dormitorio. Reconoció la canción. Era Don’t Know Why, de Nora Jones. Tom
no dejaba nada al azar.
Él mismo se lo confirmó desde el otro lado de la puerta:
—He subido unos antipasti y una botella de vino por si
tienes hambre. Te espero fuera.
—Salgo en un minuto —respondió ella.
Se miró en el espejo. Tenía los ojos brillantes de excitación
y las mejillas con un saludable tono rosado. Estaba enamorada. Era feliz. Y
estaba a punto (o eso creía) de estrenar el jacuzzi con su amado bajo el sol
del crepúsculo italiano.
De camino a la terraza, vio la ropa de Tom tirada sobre una
silla. La fría brisa del atardecer se colaba por la puerta abierta,
despeinándola y aumentando el rojo de sus mejillas. Tom la estaba esperando...
desnudo.
Salió a la terraza y esperó hasta que él se dio cuenta de su
presencia. Sólo entonces dejó caer la toalla.
Cerca de Burlington, Vermont, Paul Virgil Norris estaba
envolviendo regalos de Navidad en la mesa de la cocina de sus padres. Había
regalos para su familia, para su hermana y para la mujer por la que latía su
corazón.
Era una escena curiosa, la de aquel jugador de rugby de
noventa kilos rodeado de rollos de papel de regalo y cinta adhesiva, tomando
medidas con precisión antes de usar las tijeras. En la mesa había una botella
de sirope de arce, una vaca Holstein de peluche y dos figuritas. Estas últimas
eran una curiosidad. Las había encontrado en una tienda de cómics antiguos de
Toronto. Se suponía que una de ellas representaba a Dante, vestido de cruzado
con la cruz de san Jorge en la cota de malla. La otra era una anacrónica
Beatriz vestida de princesa medieval, con una larga melena rubia y los ojos
azules.
Por desgracia, la empresa de juguetes se había olvidado de
hacer una figurita de Virgilio. (Al parecer, Virgilio no cumplía los requisitos
necesarios para convertirse en una figura de acción.) Paul no estaba de
acuerdo. Él estaba más que preparado para un poco de acción. Por eso decidió
escribir a la empresa de juguetes y alertarlos de su lamentable descuido.
Tras envolver cada regalo cuidadosamente, los colocó en una
caja de cartón y los cubrió con papel protector de burbujas. Le escribió a ____
cuatro palabras en una postal, tratando desesperadamente de sonar desenfadado,
para disimular sus sentimientos cada vez más intensos; cerró la caja con cinta
adhesiva ancha y la dirigió a la señorita _____ Mitchell.
Tras un rato muy agradable en el jacuzzi, Tom preparó una
cena típica de Umbría. Bruschetta con pomodoro y basilico,
tagliatelle con aceite de oliva y trufas de la propia finca, pan y
varios quesos artesanos de la región. Comieron hasta hartarse, riendo y
bebiendo un vino blanco muy bueno de Orvieto a la luz de las velas. Después
de cenar, Tom hizo un nido
con mantas y almohadones en el suelo, frente a la chimenea.
Conectó el iPhone al sistema de sonido para seguir
disfrutando de su lista de reproducción «Amando a ____». Sentados en el suelo, Tom
la rodeó con sus brazos y siguieron bebiendo hasta acabarse el vino, mientras a
su alrededor sonaba música medieval. Estaban desnudos, envueltos en mantas, sin
sentir ninguna vergüenza.
—La música es preciosa. ¿Qué es? —____ cerró los ojos,
concentrándose en las voces femeninas que cantaban a cappella.
—Gaudete, de The Mediaeval Baebes. Es una canción
navideña.
—Qué buen nombre para un grupo musical.
—Son muy buenas. Las vi en directo la última vez que actuaron
en Toronto.
—¿Ah, sí?
Él sonrió.
—¿Está celosa, señorita Mitchell?
—¿Debería estarlo?
—No. Tengo las manos llenas. Literalmente.
Con las voces celestiales de fondo, los amantes dejaron de
hablar y empezaron a besarse. Pronto les sobraron las mantas, a medida que sus
cuerpos se acaloraban frente al fuego.
CAP 5 (PARTE 2)
A la luz de las llamas anaranjadas, ____ empujó a Tom hasta
que quedó tumbado y se sentó a horcajadas sobre él, que sonrió cediéndole el
control, encantado con la confianza que ella estaba adquiriendo.
—Estar encima no es tan terrorífico, ¿no?
—No, sobre todo ahora que ya me siento más cómoda contigo.
Creo que el polvo contra la pared me liberó de todas las inhibiciones.
Tom se preguntó de qué otras inhibiciones podría librarla
gracias a otras posturas y otros escenarios... como, por ejemplo, la ducha. O
el santo grial del sexo doméstico: la mesa de la cocina.
La voz de ___ lo sacó de sus pensamientos.
—Quiero darte placer.
—Ya lo haces. No te imaginas cuánto.
Ella echó un brazo hacia atrás y le acarició la ingle.
—Con la boca quiero decir. Me siento mal por no haberte
devuelto el favor. Eres tan generoso conmigo...
El cuerpo de Tom reaccionó ante sus palabras susurradas y su
mano insegura.
—_______, aquí no hay quid pro quo. Hago lo que hago porque
me apetece hacerlo. —Esbozó una media sonrisa—. Pero ya que te ofreces tan
amablemente...
—Sé que los hombres lo prefieren.
Él negó con la cabeza.
—No es verdad. El sexo compartido siempre es mejor. Al lado
de un orgasmo de dos, todo lo demás palidece. Podría decirse que es un
aperitivo o, como dirían los franceses, un amuse bouche—bromeó,
guiñándole un ojo y apretándole la cadera.
—¿En esta postura te va bien? ¿O prefieres...?
—Es perfecto —la interrumpió él, con los ojos brillantes.
—Supongo que prefieres esto a que me ponga de rodillas. —____
observó su reacción con el rabillo del ojo.
—Exacto. Aunque yo estoy encantado de arrodillarme ante mi
princesa para darle placer. Como ya te he demostrado.
Ella se echó a reír, pero de pronto la sonrisa se le borró de
la cara.
—Tengo que decirte una cosa.
Él la miró expectante.
—A veces, me vienen arcadas.
Tom frunció el cejo.
—Es normal, no serías humana si no fuera así.
____ evitó mirarlo a los ojos.
—Las mías son especialmente fuertes.
Él le agarró la mano.
—Ya verás como no tendrás ningún problema, cariño. Te lo
prometo —añadió, apretándole los dedos.
Ella descendió un poco por su cuerpo y Tom enredó los dedos
en su pelo.
___ se quedó quieta.
Durante unos segundos, Tom no fue consciente de ello y siguió
jugando con su sedosa melena. Finalmente, se dio cuenta de que no se movía.
—¿Qué pasa?
—Por favor, no me sujetes la cabeza.
—No pensaba hacerlo —replicó él, preocupado.
Ella permaneció inmóvil. ¿A qué estaba esperando? Tom le alzó
la barbilla para mirarle los ojos.
—¿Cariño?
—Es que... noquierovomitarteencima.
—¿Cómo? No te he entendido.
____ bajó la cabeza.
—No sería la primera vez que vomito.
Tom la miró incrédulo.
—No lo entiendo. ¿Después?
—No...
La miró entornando los ojos.
—¿Vomitaste porque ese hijo de puta te agarró la cabeza?
___ se encogió, pero asintió débilmente con la cabeza.
Tom maldijo furioso. Se sentó y se frotó la cara con las
manos. En el pasado, no siempre había sido delicado con sus conquistas, pero se
enorgullecía de haber observado unas mínimas reglas de educación. Cuando estaba
colocado menos.
Pero a pesar de haber participado en bacanales que habrían
rivalizado con las decadentes fiestas romanas, nunca —¡nunca! — le había
aguantado la cabeza a una mujer contra su voluntad hasta hacerla vomitar.
¿Quién hacía algo así? Ni siquiera los cocainómanos ni los
traficantes con los que había ido de fiesta hacían algo así y no es que fueran
tipos con demasiados remilgos. Sólo alguien increíblemente retorcido, un cabrón
misógino, podía excitarse humillando a una mujer de esa manera.
¿Cómo podía nadie hacerle algo así a una criatura tan dulce
como _____, con sus ojos amables y su preciosa alma? Una criatura tímida que se
avergonzaba de vomitar.
El hijo del senador tenía suerte de estar en arresto
domiciliario en la casa de sus padres, en Georgetown, sino Tom se habría
plantado en su puerta para seguir con su altercado. Y esa vez habría habido
algo más que cuatro puñetazos.
Sacudiendo la cabeza para librarse de esos fieros pensamientos,
se levantó, ayudó a ____ a hacerlo también y la cubrió con una manta.
—Vamos arriba.
—¿Por qué?
—Porque no puedo quedarme aquí después de lo que me has
contado.
Ella se ruborizó,
avergonzada, y los ojos se le llenaron de lágrimas.
—¡Eh! —Tom la besó en la frente—. No es culpa tuya. ¿Lo
entiendes? Tú no has hecho nada malo.
____ trató de sonreír, pero estaba claro que no se lo creía.
Él la guió al piso de arriba y la llevó hasta el baño del
dormitorio.
—¿Qué haces?
—Algo agradable, espero —respondió, acariciándole la mejilla
con el pulgar.
Luego abrió el agua de la ducha y comprobó la temperatura
hasta que quedó satisfecho. A continuación colocó el chorro en la modalidad
lluvia tropical y ajustó la intensidad. Tras ayudar a ____ a quitarse la manta,
le sostuvo la puerta de la ducha abierta para que entrara antes que él.
Ella lo miró confusa.
—Quiero demostrarte que te quiero. Sin necesidad de llevarte
a la cama.
—Llévame a la cama —le rogó ella sin embargo—. Así no habré
estropeado del todo la velada.
—La velada no se ha estropeado en absoluto —le rebatió él con
firmeza—, pero te juro que nadie va a volver a hacerte daño.
Le acarició el cabello con ambas manos, metiendo los dedos
entre sus mechones.
—Me encuentras sucia.
—En absoluto. —Cogiéndole una mano, se la puso sobre el
tatuaje—. Eres lo más parecido a un ángel que voy a tocar en toda mi vida. —La
miró sin pestañear—. Pero creo que los dos tenemos un pasado que limpiar.
Echándole el pelo a un lado, le besó el cuello. Luego se puso
una generosa cantidad de champú de vainilla en la mano y le enjabonó el pelo,
frotándole el cuero cabelludo lentamente. Era muy cuidadoso, como si con cada
movimiento y cada acto quisiera demostrarle que su amor por ella iba mucho más
allá del mero deseo.
Cuando ____ se empezó a relajar, se acordó de uno de los
pocos recuerdos felices que tenía de su madre. Era pequeña y ella le lavaba el
pelo en la bañera. Las dos se reían. Recordó la sonrisa de su madre.
Pero que Tom le lavara el pelo era mucho más agradable. Era
una experiencia muy íntima, cargada de simbolismo. Estaba desnuda ante él, que
la limpiaba hasta hacer que desapareciera la vergüenza.
Él también estaba desnudo, pero se esforzaba en no
apabullarla, procurando que su discreta erección no la rozara. Aquello no tenía
nada que ver con el sexo. Se trataba de que se sintiera amada.
—Lamento haberme dejado arrastrar por las emociones —murmuró ____.
—Es muy difícil separar el sexo de los sentimientos. No debes
esconderlos cuando estés conmigo. —Le rodeó la cintura con los brazos y la
estrechó contra su cuerpo—. Yo también tengo sentimientos muy intensos sobre
nosotros. Estos últimos días han sido los más felices de mi vida. —Le apoyó la
barbilla en el hombro—. Recuerdo que a los diecisiete años eras tímida, pero no
me pareció que estuvieras tan herida.
—Debí librarme de él la primera vez que me trató con crueldad
—admitió ___ con voz temblorosa—. Pero no lo hice. No me defendí y las cosas
cada vez fueron a peor.
—No fue culpa tuya.
Ella se encogió de hombros.
—Permanecí a su lado. Me aferré a los momentos en que se
mostraba encantador y considerado, esperando que los malos momentos pasaran. Sé
que lo que te he contado te ha descompuesto, pero te aseguro que nadie se
siente tan asqueado
conmigo como yo misma.
Tom gruñó.
—____ —dijo, obligándola a mirarlo a los ojos—, no me das
ningún asco. No me importa lo que hicieras. Nadie se merece que lo traten así.
¿Lo entiendes? —preguntó, con un brillo peligroso en la mirada.
Ella ocultó la cara entre las manos.
—Quería hacer algo por ti, pero ni siquiera he sido capaz de
eso.
Él la agarró de las muñecas y se las apartó de la cara.
—Escúchame. Nos amamos y, ya sólo por eso, todo lo que sucede
entre nosotros, incluido el sexo, es un regalo. No un derecho, ni un
privilegio, ni una transacción. Es un regalo. Ahora estás conmigo. Sácalo de tu
vida.
—Sigo oyendo sus palabras en mi mente —confesó ella,
secándose una lágrima.
Tom negó con la cabeza y movió un poco a ___ para que
volviera a quedar bajo el chorro del agua. El agua caliente se deslizó sobre
los dos.
—¿Recuerdas lo que dije en la conferencia sobre La
primavera de Botticelli?
Ella asintió.
—Algunas personas consideran que el cuadro es una
representación del despertar sexual. Que parte del mismo es una alegoría de un
matrimonio de conveniencia. Al principio, Flora es virgen y está asustada.
Luego, ya embarazada, se la ve serena.
—Pensaba que Céfiro la había violado.
Tom apretó los dientes.
—Así es. Pero luego se enamoró y se casó con ella,
transformándola en la diosa de las flores.
—No es una gran alegoría del matrimonio.
—Estoy de acuerdo. —Tragó saliva ruidosamente—. Lo que trato
de decirte es que, aunque hayas tenido algunas experiencias traumáticas, nada
impide que puedas tener una vida sexual plena a partir de ahora. Quiero que
sepas que conmigo estás a salvo. No quiero que hagas nada que no te apetezca y
eso incluye el sexo oral.
Le rodeó la cintura con un brazo y contempló el agua que se
deslizaba entre sus cuerpos hasta estrellarse contra el suelo.
—Sólo llevamos una semana acostándonos. Tenemos toda la vida
por delante para amarnos de todas las maneras que queramos.
Guardó silencio mientras le enjabonaba cariñosamente la nuca
y los hombros con una esponja. Luego se la pasó cuidadosamente por cada
vértebra, deteniéndose para besarla cada vez que aclaraba el jabón.
Le enjabonó también la parte baja de la espalda, prestando
especial atención a los hoyuelos que marcaban la frontera con el culo. Sin
dudarlo, le pasó la esponja por las nalgas y le masajeó la parte de atrás de
los muslos. Incluso le lavó los pies, poniendo la mano de ella sobre su hombro
para que no resbalara.
____ nunca se había sentido tan cuidada y protegida.
Luego, Tom le dio la vuelta y le lavó la parte delantera del
cuello y los hombros. Dejando la esponja a un lado, le enjabonó y acarició los
pechos con las manos, antes de besárselos. A continuación la acarició entre las
piernas, no de un modo sexual, sino respetuoso, para quitar el jabón que se le
había acumulado allí. También de esa zona se despidió con un beso.
Cuando se dio por satisfecho, la tomó entre sus brazos y le
dio un beso sencillo y casto, como el de un adolescente tímido.
—Tú me estás enseñando a amar y supongo que yo también te
estoy enseñando a hacerlo, a mi manera —dijo y se apartó un poco para mirarla a
los ojos—. No somos
perfectos, pero eso no
tiene por qué impedirnos ser felices, ¿no crees?
—Sí, tienes razón —murmuró ___, con los ojos llenos de
lágrimas.
Tom la estrechó contra su pecho y ella escondió la cara en su
hombro, mientras el agua caía sobre los dos.
Emocionalmente exhausta, ___ durmió hasta el mediodía del día
siguiente. Tom había sido amable y considerado y había renunciado a lo que ella
siempre había pensado que era la necesidad sexual básica de todo hombre: el
sexo oral. A cambio, le había ofrecido lo que podía considerarse una limpieza
de la vergüenza. Su amor y su aceptación habían logrado su objetivo.
Al abrir los ojos, ____ se sintió más ligera, más fuerte, más
feliz. Guardarse el secreto de la humillación a la que él la había
sometido era una carga muy pesada. Una vez liberada del peso de la
culpabilidad, se sentía una persona nueva.
Le parecía una blasfemia comparar su experiencia con la de
Cristiano, el protagonista de El progreso del peregrino, pero encontraba
bastantes similitudes entre sus experiencias. La verdad nos hace libres, pero
el amor vence al miedo.
En
sus veintitrés años de vida, ___ no se había dado cuenta de lo omnipresente que
era la gracia. Era curioso pensar que Tom, que se consideraba un gran pecador,
podía ser el conducto de ella. Todo formaba parte de la comedia divina. El
sentido del humor de Dios afianzaba el funcionamiento del universo. Los
pecadores jugaban un papel en la redención de otros pecadores. La fe, la
esperanza y la caridad triunfaban sobre la incredulidad, la desesperación y el
odio, mientras Él observaba y sonreía.
HOLA!!! AQUI ESTA EL 5 ... LO SIENTO SI NO LES HABIA AGREGADO PERO FUE POR DOS MOTIVOS: 1.-NO HABIA SUFICIENTES COMENTARIOS, SIEMPRE REVISO POR MEDIO DE MI CELULAR COMO VAN CON COMENTARIOS Y VI QUE SOLO HABIA DOS COMENTARIOS, POR ESO LES DEJE SIN CAPS TODA LA SEMANA, 2.- PORQUE APARTE EH LLEGADO CANSADA DE TRABAJAR, EL DOMINGO SALI FUERA DE MI CIUDAD PORQUE MI MAMA TENIA CITA CON EL MEDICO QUE LE ATIENDE LOS OJOS, USTEDS YA SABEN QUE ENFERMEDAD TIENE, EL LUNES LLEGAMOS Y ESE MISMO DIA SEGUN NOS REGRESARIAMOS PERO, LE DIJERON A MI MAMA QE TENIA OTRA CITA PARA EL OTRO DIA Y NOS TUVIMOS QUE QEDAR ... Y MIERCOLES, JUEVES FUE PORQUE NO VI SUFICIENTES COMENTARIOS, YA LES HABIA DICHO QUE SI NO VEIA 4 O MAS COMENTARIOS NO AGREGABA Y SE LOS CUMPLIRE, ASI SERA CUANDO NO VEA COMENTARIOS, LO SIENTO PERO ES QUE TAMBIEN A MI ME CUESTA ALGO DE TRABAJO ESTAR CAMBIANDO LOS NOMBRES, LEER TODO DE NUEVO, CREO QUE LO JUSTO ES QUE VEA QUE LEEN Y COMENTAN NO CREEN? BUENO YA SABEM, SI VEO 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGO MAÑANA SI NO ... PASARA COMO AHORA, NO LES AGREGARE HASTA QUE JUNTEN LOS 4 COMNTARIOS ASI PASE UN MES ... BUENO, NOS VEMOS, ADIOS :)) DISFRUTEN DEL CAP
Muy lindo el cap 5 me encantooo, Tom como siempre atento y comprensivo con (Tn) de verdad q lo amo.. me da cosa con Paul tan lindo forrandole el regalo a (Tn) y para mi q el no se va a dar x vencido, estoy segura de q luchara x ella y ps cuando se entere de q Tom es el novio de (Tn) me imagino q hará todo lo posible x separarlos ya q a el no le cae bien Tom, me muero x saber q pasara mas adelante entre Tom y Christa me imagino q sera algo fuerte xq ella los va a separar, en el cap anterior nos diste una pista, oye q lastima q Tom y (Tn) no puedan tener hijos eso si q es una lastima :( quisiera q ella quedara embarazada de el pero el ya no puede tener hijos ya q se opero x lo q le sucedió a Paulina, quisiera saber q pasara mas adelante y sobre entre (Tn) y Paul me imagino q como ella sufrirá el le ofrecerá su apoyo y ps x hay empezaran las intenciones de el x conquistarla.. sube pronto please me metía todos los días a ver si habías publicado pero nada :( sube prontooooo, y las demás comenten pleaseeee!!!!!
ResponderBorrarComo pudo hunillarma de esa manera .. Pobre (tn) .. Menos mal q Tom no sabia nada cuando lo golpeo. Xq si no ya estaria muerto.
ResponderBorrarTom tan lindo me encanta como la protege y cuida..
Esta hermosa. Siguelaa ..
Yo también considero q se debe comentar por cada capitulo por ello yo lo hago siempree y es una manera de decir q me gusta la fic...
:) bye Virgii cuidate espero tu mami este bien
Ay no mames puto de simon como se atrevio x.x asqueroso e.e
ResponderBorrarque cute que tom no la juzgo y ls comprendio *-*
More more
y espero que tu madre siga bien de salud Virgi :3
OH MY GOD !!! ese estupido de Simon lo odio lo odio lo odiooooo 1!! :@ siempre me enojo cuando leo todo lo que le hizo D: :'( estupido no se como puede haber gente asi D: pero ya gracias a Dios aparecio Tom para sanarla :DDD !! espero que sigan asi de amorosos <3 me encantan ellos como pareja <3 ayer te comente la razon por la cual no habia comentado espero que lo hayas leido :) bueno byeee :3 y sube prontooo !!!
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