CAP 10 (PARTE 1)
La mañana de Navidad, muy temprano, Tom
—ataviado con unos bóxers y las gafas— se debatía entre despertar a ____ o
dejarla dormir un poco más. Podría haberse ido a la zona de estar de la suite,
donde había estado jugando a ser Papá Noel, pero prefería estar con ella,
aunque fuera a oscuras.
La conversación que había mantenido con
Richard el día anterior lo atormentaba. Cuando su padre adoptivo le había
preguntado por Paulina, él le había contado una versión resumida, haciendo
hincapié en que ella era su pasado y ____ su futuro.
Richard, que era un hombre comprensivo,
insistió en que Paulina fuera a terapia como condición para seguir teniendo
acceso a su fondo de inversiones, pues era evidente que necesitaba ayuda.
Cuando Tom le dio la razón, Richard
cambió de tema, preguntándole si estaba enamorado de ____. Cuando él respondió
sin dudar, su padre sacó a colación una palabra empezada con erre:
«responsabilidad».
—Estoy actuando con responsabilidad.
—_____ está estudiando. ¿Y si se queda
embarazada?
La expresión de Tom se endureció.
—Eso no va a pasar.
—Eso mismo pensaba yo —replicó Richard
sonriendo—. Y entonces nació Scott.
—Ya he demostrado más de una vez que
soy responsable de mis actos —insistió Tom en tono glacial.
Richard se echó hacia atrás en la silla
y lo miró.
—____ se parece a Grace en algunas
cosas. Una de ellas es su voluntad de sacrificarse por aquellos a los que ama.
—No permitiré que sacrifique sus sueños
por mí, si es eso lo que te preocupa.
Su padre volvió la vista hacia la foto
de su esposa, que lo miraba desde la mesa del despacho, una mujer sonriente, de
ojos amables.
—¿Cómo ha reaccionado ____ al ver a esa
joven?
—Todavía no lo hemos hablado.
—Si abandonas a ____, tendrás un
problema con tus hermanos y conmigo, ¿lo sabes?
Tom frunció el cejo y respondió solemne:
—No la abandonaré nunca. No podría
vivir sin ella.
—¿Y por qué no se lo dices a ella?
—Porque sólo llevamos dos semanas
juntos.
Richard alzó las cejas, sorprendido,
pero prefirió no preguntarle sobre la ambigüedad de la expresión «estar
juntos».
—Ya conoces mi opinión al respecto.
Deberías casarte con ella. Si no, cualquiera que os vea pensará que lo que
tenéis no es más que una aventura sexual, cuando tus intenciones son mucho más
serias.
Él se ofendió.
—____ no es mi amante.
—Pero no quieres comprometerte con
ella.
—Estoy comprometido con ella. No hay
nadie más en mi vida.
—Pero Paulina aparece de pronto y monta
una escena delante de ____ y de tu familia.
—¡No puedo evitarlo!
—¿Ah, no? —Richard frunció los labios—.
Me parece que Paulina es una mujer inteligente y si estuviera convencida de que
no iba a conseguir nada, te dejaría en paz.
Tom frunció el cejo, pero no se lo
discutió.
—¿Por qué no te comprometes con ____?
Estoy seguro de que está angustiada por el futuro. El matrimonio es un
sacramento creado en buena medida para proteger a las mujeres de la explotación
sexual. Si le niegas esa protección, ella no deja de ser algo muy parecido a tu
amante, la llames como la llames. Viendo lo que le ha pasado a Paulina, tiene
que estar preocupada.
—Las situaciones de ellas dos no tienen
nada que ver.
—Pero ¿cómo puede saberlo _____?
—Richard tamborileó con los dedos sobre la mesa—. El matrimonio es más que un
trozo de papel. Es un misterio. De hecho, hay un texto judío que sugiere que se
establece en el cielo, entre dos almas gemelas. ¿No quieres estar con ella para
siempre?
—Lo que yo quiera no es importante. No
voy a presionarla para que tome una decisión que le va a cambiar la vida en
pleno curso académico —respondió Tom, frotándose los ojos—. Es demasiado
pronto.
—Espero que no esperes hasta que sea
demasiado tarde —replicó Richard, mirando a Grace con tristeza.
Con esas palabras resonando en sus
oídos, Tom contemplaba dormir a su alma gemela durante la mañana de Navidad.
Como si hubiera oído sus pensamientos, ____
se desperezó, presa de una extraña angustia. Al volverse hacia Tom, rozó la
seda de los bóxers.
En la oscuridad de la habitación, él
parecía una gárgola: una figura gris, inmóvil, que la observaba en silencio
tras las gafas. Tardó unos instantes en preguntarle:
—¿Qué estás haciendo?
—Nada. Vuélvete a dormir.
Ella frunció el cejo, preocupada.
—Pero estás sentado a oscuras, medio
desnudo.
Él trató de sonreír.
—Estoy esperando a que te despiertes.
—¿Por qué?
—Para abrir los regalos. Pero aún es
temprano. Duérmete.
____ se acercó a él y le buscó la mano.
Tras besársela, se la llevó al corazón.
Tom sonrió y dejó la mano quieta,
sintiendo sus latidos.
—Perdóname por lo de anoche —dijo,
recuperando la solemnidad—. No quiero que pienses que sólo me interesa el sexo.
No es verdad.
—Ya lo sé.
Él le acarició las cejas con los dedos.
—Te deseo, eso es innegable. Me cuesta
mucho no tocarte, no poder estar lo más cerca posible de ti. —Su mano descendió
hasta su mejilla y se quedó allí—. Pero te quiero y quiero que estés conmigo
porque te apetezca, no porque te sientas obligada.
____ apoyó la cara en su mano.
—No me siento obligada. Ha habido un
montón de veces en que podrías haberme presionado, como la noche que pasamos en
tu cuarto, cuando me quité el top. Pero no lo hiciste. Fuiste muy paciente. Y
la primera vez estuviste maravilloso. Tengo mucha suerte de que seas mi amante.
—Le dirigió una sonrisa soñolienta—. ¿Por qué no te acuestas? Creo que a los dos
nos vendría bien descansar.
Tom se deslizó bajo las sábanas y se
acurrucó cerca de su amada. Cuando la respiración de ella se hizo más profunda,
indicándole que se había dormido, le susurró promesas en italiano.
Cuando ____ se volvió a despertar, él
le llevó el desayuno a la cama. Y luego no paró hasta que se levantó y lo
acompañó a la sala. Estaba tan nervioso que casi daba saltos.
(De un modo muy digno, propio de un
profesor universitario, por descontado, a pesar de que no se había puesto la
camisa.)
Tom había cogido «prestado» del
recibidor del hotel un pequeño árbol de Navidad y lo había colocado en el
centro de la sala. Debajo había varios paquetes envueltos en papel brillante de
diversos colores. Dos grandes calcetines con sus nombres bordados colgaban de
los dos extremos del sofá.
—Feliz Navidad —le deseó Tom, besándole
la frente.
Se sentía muy orgulloso de sí mismo y
no podía ocultarlo.
—Es mi primer calcetín. Nunca había
tenido uno —dijo ____.
Él la acompañó hasta el sofá. Cuando
estuvo sentada, le colocó el calcetín en el regazo. Estaba lleno de caramelos y
de braguitas con motivos navideños. Y en la punta había un lápiz de memoria que
contenía las imágenes de un tango contra la pared en el Royal Ontario Museum.
—¿Por qué no te habían regalado nunca
un calcetín navideño?
Ella se encogió de hombros.
—Sharon solía olvidarse de que era
Navidad y a mi padre nunca se le ocurrió.
Tom negó con la cabeza. Él tampoco
había tenido calcetines antes de ir a vivir con los Clark.
____ señaló un par de paquetes
envueltos con papel rojo y verde.
—¿Por qué no abres primero tus regalos?
Con una sonrisa radiante, Tom se sentó
junto al arbolito, con las piernas cruzadas. Eligió una caja pequeña y rompió
el papel con entusiasmo.
Ella se echó a reír al ver al correcto
profesor vestido sólo con ropa interior y gafas, atacando sus regalos como si
fuera un niño de cuatro años.
Al abrir la caja, se quedó muy
sorprendido al encontrar un par de gemelos de plata sobre un fondo de seda de
color crema. Pero no eran unos gemelos cualquiera. Llevaban grabado el escudo
de la ciudad de Florencia. Tom los miró boquiabierto.
—¿Te gustan?
—Me encantan, _____. Pero ¿cómo...?
—Mientras estabas en una de las
reuniones, me acerqué al Ponte Vecchio a comprarlos. Pensé que quedarían bien
con tus camisas. —Mirando al suelo, añadió—: Me temo que me gasté parte del
dinero de la beca. En realidad, te los has regalado tú mismo.
Poniéndose de rodillas, él avanzó hasta
ella y la besó agradecido.
—Ese dinero es tuyo. Te lo has ganado.
Y los gemelos son perfectos. Muchas gracias.
____ sonrió al verlo allí arrodillado.
—Tienes otro regalo.
Sonriendo, Tom abrió el segundo
paquete. Dentro del papel de seda, encontró una reproducción de veinte por
veinticinco centímetros del cuadro de Marc Chagall, Amantes a la luz de la
luna.
En la tarjeta que acompañaba la lámina,
____ había escrito unas líneas declarándole su amor y dando gracias por haberlo
encontrado. También añadió otro obsequio, aún más valioso.
Me
gustaría posar para ti.
Con
todo mi amor,
Tu
____
Tom se había quedado sin palabras. La
miró sin creérselo.
—Creo que ha llegado el momento de que
cuelgues fotos nuestras en tu dormitorio. Me apetece hacer eso por ti. Si te
parece bien.
Él se sentó a su lado en el sofá y la
besó apasionadamente.
CAP 10 (PARTE 2)
—Gracias. El cuadro es precioso, pero
tú eres mucho más preciosa que cualquier obra de arte. —Sonrió antes de
añadir—: Creo que podemos inspirarnos en Chagall para la sesión fotográfica,
pero tendremos que practicar antes las posturas.
Moviendo insinuante las cejas, se
inclinó hacia ella y le mordió el labio inferior.
—Tú eres el regalo más grande —murmuró.
Al notar que ____ sonreía bajo su boca,
alargó un brazo para hacerse con uno de los regalos que había colocado bajo el
arbolito.
Le dirigió una mirada ilusionada
mientras ella lo abría. Era un CD que Tom le había grabado, llamado «Loving _____».
—Es la lista que escuchábamos en
Florencia.
—Gracias. Tenía pensado pedírtela. Esas
canciones me traerán recuerdos muy felices.
Dentro de la funda, encontró varios
vales para tratamientos de belleza en el Hotel Windsor Arms, de Toronto,
algunos de los cuales tenían nombres tan exóticos como «Ducha Vichy» o
«Tratamiento de vendas frías de algas marinas».
____ le dio las gracias y leyó los
nombres de los tratamientos en voz alta hasta llegar al último:
He
hablado con un cirujano plástico de Toronto, que ha prometido visitarte en
cuanto regresemos. Por la información que le di, está convencido de que podrá
hacer desaparecer la cicatriz por completo. No tendrás que preocuparte por ella
nunca más,
Tom
Al ver que ____ se ponía tensa, Tom le
arrebató la nota de los dedos, disculpándose con una sonrisa.
—No debí incluir esto en la caja. Lo
siento.
Pero ella le agarró la mano.
—Gracias. Pensaba que iba a tener que
esperar más. Es el mejor regalo que podías hacerme.
Tom soltó el aire, relajándose, y le
besó la coronilla.
—Te lo mereces —le dijo, con los ojos
brillantes.
Sonriendo, ____ miró por encima del
hombro de él y vio que había otra caja junto al árbol.
—Hay otro regalo. ¿Es para mí?
Tom asintió.
—¿Puedo abrirlo?
—Preferiría que esperaras.
Ella frunció el cejo.
—¿Por qué? ¿Quieres que lo llevemos a
casa de Richard? ¿Prefieres que lo abra delante de tu familia?
—¡No, por Dios!
Pasándose los dedos por el pelo, sonrió
irónicamente.
—Perdona, es que es... bueno... bastante
personal. ¿Puedes esperar hasta esta noche para abrirlo? ¿Por favor?
____ miró el regalo con curiosidad.
—A juzgar por el tamaño de la caja, no
es un gatito.
—No, no lo es, aunque si quieres una
mascota, te la compraré —contestó él, mirando hacia la caja que el día anterior
ella había dejado junto a la puerta—. ¿Qué había en el regalo de Paul?
____ se encogió de hombros, quitándole
importancia.
—Una botella de sirope de arce, que ya
le di a mi padre, y un par de juguetes.
—¿Juguetes? ¿Qué clase de juguetes?
____ lo miró escandalizada.
—Juguetes infantiles, ¿qué van a ser?
—¿No te regaló ya un conejito de
peluche hace unos meses? Creo que ese chico tiene una fijación con los
conejitos.
«Follaángeles.»
—Dijo la sartén al cazo. Tom, tú tienes
una fijación con los zapatos de tacón. ¿Cómo te atreves a criticarlo?
—Nunca he negado mi aprecio estético
por el calzado femenino. Al fin y al cabo, hay zapatos que son auténticas obras
de arte —añadió dignamente—. Sobre todo cuando los lleva una mujer como tú.
Ella no pudo evitar sonreír.
—Me ha regalado una vaca Holstein de
peluche y unas figuritas de Dante y Beatriz.
Él la miró perplejo.
—¿Figuritas? —Sonrió con ironía—.
¿Quieres decir como soldaditos de plomo?
—Figuritas, soldaditos... ¿qué más da?
—¿Son anatómicamente completos?
—Tom, ¿no estás siendo un poco
infantil?
Él le acarició la mejilla.
—Sólo me preguntaba en qué clase de
acción podrían participar Dante y Beatriz. En privado, por supuesto.
—Dante debe de estar revolviéndose en
su tumba.
—Podemos recrear eso enterrando la
figura de Dante en el patio de atrás. Pero me gustaría quedarme con Beatriz.
____ se echó a reír.
—Eres incorregible. Gracias por los regalos.
Y gracias por llevarme a Italia. Ése fue el mejor regalo de todos.
—De nada. —Sujetándole la cara entre
las manos, la miró a los ojos antes de unir sus labios.
Lo que empezó como un suave beso con la
boca cerrada, pronto se convirtió en un beso arrebatado, enfebrecido, con manos
que agarraban y tiraban el uno del otro. ____ se puso de puntillas, frotándose
contra su pecho desnudo y Tom gruñó, frustrado, y dio un paso atrás. Quitándose
las gafas, se frotó los ojos.
—Me encantaría seguir con lo que
estamos haciendo, pero Richard quiere que vayamos a la iglesia.
—Bien.
Volvió a ponerse las gafas.
—¿Una chica católica como tú no
preferiría ir a una misa católica?
—Dios es el mismo para todos. No es la
primera vez que acompaño a tu familia
a la iglesia. —____ lo miró con
atención—. ¿No quieres que vaya?
—No me siento muy cómodo en las
iglesias.
—¿Por qué no?
—Hace años que no voy. Siempre siento
que me juzgan.
—Todos somos pecadores —dijo ella,
solemne—. Si sólo fueran a la iglesia los que no pecan, los templos estarían
siempre vacíos. Y no creo que los feligreses de la congregación de Richard te
juzguen. Los episcopalianos son muy acogedores.
Tras darle un rápido beso en la
mejilla, ____ volvió al dormitorio para arreglarse. Tom la siguió y se tumbó en
la cama, observándola rebuscar entre la ropa colgada en el armario.
—¿Por qué sigues creyendo en Dios? ¿No
estás enfadada con Él por todas las cosas malas que te han pasado?
Ella interrumpió lo que estaba haciendo
y se volvió hacia él. Tom parecía muy infeliz.
—A todo el mundo le pasan cosas malas.
¿Por qué iba a ser yo distinta a los demás?
—Porque eres buena.
Ella se miró las manos.
—El universo no se basa en la magia. No
hay unas reglas para las personas buenas y otras para las personas malas. Todo
el mundo sufre en un momento u otro. Lo importante es lo que haces con tu
dolor, ¿no crees?
Él la miró impasible.
—Tal vez el mundo sería un lugar mucho
peor si Dios no existiera —insistió ella.
Tom maldijo en voz baja, pero no
discutió.
___ se sentó a su lado en la cama.
—¿Has leído Los hermanos Karamazov?
—Es uno de mis libros favoritos.
—Entonces recordarás la conversación
entre Aliosha, el cura, y su hermano Iván.
Él sonrió, divertido por el rumbo de
los pensamientos de ella.
—Supongo que yo soy el rebelde
librepensador y tú el muchacho religioso.
_____ no le hizo caso.
—Iván le da a Aliosha una lista de
razones por las que o Dios no existe o, si existe, es un monstruo. Es una
discusión muy apasionada. He pensado en ella bastantes veces.
»Recuerda que Iván acaba la discusión
diciendo que rechaza la creación de Dios, este mundo. Y, sin embargo, hay algo
en este mundo que encuentra sorprendentemente hermoso: las pequeñas hojas que
brotan de los árboles en primavera. Le encantan, a pesar de que odia el mundo
al que llegan.
»Esas pequeñas hojas no representan la
fe ni la salvación. Son lo que queda de su esperanza. Mantienen a raya su
desesperación demostrándole que, a pesar de la maldad que ha presenciado, en el
mundo queda al menos una cosa pura y hermosa.
Cambiando de postura para mirarlo
mejor, ____ le sujetó la cara entre las manos.
—Tom, ¿has encontrado tus hojitas?
La pregunta lo pilló por sorpresa.
Tanto, que no pudo hacer nada más que quedarse quieto, mirando a la preciosa
morena que tenía delante. En momentos como ése, recordaba qué lo había llevado a
pensar que era un ángel. ____ albergaba mucha más compasión de lo que era
normal encontrar en un ser humano. Al menos, según su experiencia.
—No lo sé. Nunca me lo he planteado.
—La mía era Grace. Y tú —admitió, con
una tímida sonrisa—. Y, antes, aquellos voluntarios del Ejército de Salvación
que fueron amables conmigo cuando mi madre no lo fue. Me dieron una razón para
seguir creyendo.
—Pero ¿cómo se puede justificar el
sufrimiento de los inocentes? ¿De los niños? —La voz de Tom era apenas un
susurro—. ¿De los bebés?
—No sé por qué mueren los bebés. Ojalá
no sucediera —respondió ____ muy seria—. Pero ¿qué me dices de nosotros, Tom?
¿Por qué permitimos que la gente trate mal a sus propios hijos? ¿Por qué no
defendemos a los débiles y a los enfermos? ¿Por qué dejamos que los soldados
saquen de sus casas a nuestros vecinos, les cosan una estrella en la ropa y los
metan en trenes? No es Dios quien es malo. Somos nosotros.
»Todo el mundo quiere saber de dónde
viene el mal y por qué puede campar a sus anchas por el mundo. ¿Por qué nadie
se pregunta de dónde viene el bien? Los seres humanos tienen una gran capacidad
para ser crueles. ¿Por qué existe la bondad en el mundo? ¿Por qué existen
personas como Richard y Grace? Porque existe Dios, que no ha permitido que la
Tierra se corrompa del todo. Si buscas, siempre encuentras pequeñas hojas. Y
cuando aprendes a reconocerlas, notas su presencia a tu alrededor.
Tom cerró los ojos, disfrutando de su
contacto al mismo tiempo que de sus palabras. En el fondo de su corazón sabía
que acababa de escuchar una verdad muy profunda.
Por mucho que lo intentara, nunca había
podido dejar de creer del todo. Ni siquiera en sus días más negros, la luz
había desaparecido por completo. Había tenido la guía de Grace y, providencialmente,
al morir ella, ____ había reaparecido en su vida y había seguido mostrándole el
camino.
Tras darle un casto beso, ella fue a
ducharse. Mientras la miraba alejarse, Tom se maravillaba de su brillantez. Era
mucho más inteligente que él, ya que su intelecto poseía una originalidad
creativa que él nunca tendría. Y a pesar de todo lo que le había pasado en la
vida, no había perdido la fe, la esperanza ni la caridad.
«No es mi igual; es mucho mejor que yo.
»Es mi hojita.»
CAP 10 (PARTE 2/1)
Una hora más tarde, ____ y Tom se
dirigieron en coche hasta la Iglesia Episcopal de Todos los Santos. Él llevaba
un traje negro con camisa blanca, con los gemelos nuevos en los puños. Ella se
había puesto un vestido color ciruela con falda por debajo de las rodillas y
las botas negras que se había comprado en Florencia.
«Un mar de incomodidad.» Con esas palabras
habría descrito Tom el ambiente general, mientras se sentaba junto a ____ al
final del banco de la familia.
De todos modos, agradeció la liturgia,
el orden y el modo de usar las Escrituras y la música en el servicio religioso.
Durante la ceremonia, se distrajo varias veces pensando en su vida y en los
distintos pasos que lo habían llevado hasta la hermosa mujer que le daba la
mano.
La Navidad era la celebración del
nacimiento, de un nacimiento en concreto. A su alrededor vio muchos niños y
bebés. En la parte delantera de la iglesia habían colocado un pesebre. También
había niños en las imágenes, en las vidrieras, y vio asimismo a una radiante
mujer embarazada sentada al otro lado del pasillo.
Por un instante, Tom lamentó haberse
esterilizado. No por él, no por no ser capaz de tener un hijo, sino por no
poder dárselo a _____. Se imaginó tumbado en la cama, junto a ella embarazada,
apoyando la mano en su vientre para notar las patadas del hijo de los dos. Se
imaginó sosteniendo a ese niño en brazos, sorprendido por la gran
cantidad de pelo moreno que tenía.
Esas imágenes lo pillaron por sorpresa.
Suponían un cambio muy brusco en su carácter y sus prioridades y alejaban la
culpabilidad y el egoísmo que lo habían acompañado durante tantos años. Eran un
giro hacia la permanencia y el compromiso con una mujer con la que quería crear
una familia, con la que quería tener un hijo.
Su amor por _____ lo había cambiado de
muchas maneras. No se había dado cuenta de lo profundos que eran esos cambios
hasta que se sorprendió mirando a la desconocida embarazada con una mezcla de
melancolía y envidia.
Ésos eran los pensamientos que ocupaban
su mente mientras le daba la mano a ____. Y cuando llegó el momento de la
eucaristía, Tom fue el único miembro de su familia que no se levantó para
participar.
A pesar de que algo en la atmósfera de
la iglesia le resultaba reconfortante, durante la homilía se sintió juzgado,
como casi siempre. Las palabras del pastor solían recordarle que había
malgastado buena parte de su vida, un tiempo que nunca volvería.
No había podido decirle a Grace las
cosas que le habría gustado decirle antes de que muriera. No había tratado a
Paulina y a _____ con el respeto que se merecían. En realidad, no había tratado
con respeto a ninguna de las mujeres con las que se había involucrado.
Al recordar a Paulina, apartó la mirada
de su hermosa ____ y agachó la cabeza, rezando casi sin darse cuenta; pidiendo
perdón y orientación. Sentía que estaba en la cuerda floja, suspendido entre la
necesidad de responsabilizarse de las indiscreciones cometidas en su etapa
anterior y la de borrar a Paulina de su vida. Rezó pidiendo que ésta encontrara
a alguien a quien amar, alguien que la ayudara a olvidar el pasado.
Estaba tan concentrado en sus
oraciones, que no se dio cuenta de que su familia había vuelto a sentarse en el
banco, ni de que ____ lo estaba agarrando del brazo. Tampoco se dio cuenta del
momento en que su padre rompía a llorar en silencio, ni de cuando Rachel lo consoló,
rodeándolo con el brazo y apoyando su rubia cabeza en su hombro.
«El Reino de los Cielos es como una
familia —pensó ____, al ver a Rachel abrazar a su padre—. Donde el amor y el
perdón sustituyen a las lágrimas y el sufrimiento.»
HOLA!!! UNA DISCULPA POR LA HORA EN LA QUE AGREGO PERO ES QUE CUANDO LLEGUE DEL TRABAJO EMPEZE A LEER UN LIBRO BUENISIMO QUE MAS ADELANTE SE LOS ADAPTARE ... JAJAJA Y LUEGO ME DORMI Y APENAS AHORITA QUE ME RELAJE UN POCO LES PUDE AGREGAR xD ENSERIO DISCULPENME, SE QUE NO LES IMPORTA PERO AQUI EN MI PAIS (MEXICO) SON LAS 12:28 PM LO SE .. ESTOY LOCA POR AGREGAR HASTA AHORA, BUENO YA SABEN, SI VEO 4 O MAS COMENTARIOS LES AGREGO SI NO ... NO :)) ADIOS
Virgi con tal de que publicas tu olvidate de la hora.. Aqui en mi pais son la 1:45 y me emocione cuando vi q actualizabas!!
ResponderBorrarAy Tom se lamento haberse esterelizado!! Pobre ojala si lleguen a tener hijos!!
Esta buenizima . *.*
Me encantaaaaa, ay por dios que cuquis son me tienen en ganchadisima*-*
ResponderBorrarSiguela porfis
Hola :3 (no se que comentar) bueno el cap estuvo muy interesante, me dio pena Tom D: en la parte del embarazo D: pero bueno :/ me tiene como que no se que esperar pero me encantaaa !! ese amor de ellos *-*
ResponderBorrarHolaaa, comento de nuevo por si acaso singuna chica comenta de nuevo para que no nos dejes sin cap jajajajajajaja es que me encanta y estoy viciadisima, ya en los comentarios no se no que escribir, bueno a ver, que esta muy interesante y muy entretenida, pero me da miedo lo que pueda decir paulina y hacer para joder su relacion entre tom y ______ y lo que le dijo richard a tom, yo creo que estan bien como estan, pero.la.proxima vez que no le habran la puerta a paulina y listo hahahahahaha esta de psiquiatrico esa mujer, bueno, no molesto más, sube hoy por favor★
ResponderBorrarHuyyy Tom lamento haberse esterilizado :( ojala q mas adelante si pueda tener hijos con (Tn) me gustaría mucho q ella quedara embarazada de el, q bueno q Tom xfin fue a misa y ya se dio cuenta de cuanto ama a (Tn) su amor es muy profundo.. me encantoo me muero x saber q pasara mas adelante sube pronto!!! no te preocupes virgi q igual subiste el cap jejeje y déjame decirte q amo tu país México yo fui para allá hace 5 años y no me quería regresar :( soy de Venezuela.. esperare el proximo cap!!!
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